Todo lo que el soberanismo oculta de los PGE que favorece a Cataluña

El Gobierno de Rajoy recuerda que en el presupuesto de 2017 se incluye un aumento en pensiones y se cubre los 4.000 millones deficitarios de Cataluña

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El soberanismo exhibe algunos lemas para justificar el proyecto independentista. Uno de ellos es la falta de inversión pública en Cataluña, la supuesta dejadez del Estado en mimar un territorio que supone el 19% del PIB de España. El Gobierno, sin embargo, ha decidido explicarse más y mejor en Cataluña, aunque todavía tímidamente. Y exhibe ahora las diferentes partidas en el presupuesto de 2017, más allá de las inversiones que corresponden a Fomento, y que se acaban territorializando, para desterrar ese supuesto maltrato. Incluso, en algunas cuestiones, Cataluña sale beneficada en relación al conjunto.

Lo hizo este martes el secretario de estado de presupuestos y gasto del Ministerio de Hacienda y Función Pública, Alberto Nadal. Frente al presidente de la Cambra de Comerç, Miquel Valls, una institución que ha denunciado, de nuevo, el bajo porcentaje de ejecución de las inversiones que se presupuestan en Cataluña, Nadal quiso “desmitificar” algunos postulados sobre las cuentas. El primero es el que denuncia que el Gobierno ha aplicado “un austericidio”, cuando la reducción del déficit ha sido lenta –frente a las exigencias de Bruselas– pero constante, acompañada de un crecimiento económico del 3% en los últimos años.

Pero Nadal fue al grano, algo que el soberanismo deja de lado. Una de las ideas centrales del independentismo es que Cataluña podría pagar, por si sola, las pensiones sin problemas. Pero, según los presupuestos de 2017, el déficit en la Seguridad Social es de 4.000 millones. Respecto a las pensiones contributivas, se aportó en 2016 21.280 millones, el 19% del total. Las cotizaciones sociales en Cataluña ascendieron, en cambio, a 16.529 millones.

El Gobierno invierte en Cataluña en I+D, en vivienda o gasta en pensiones, y no sólo en Fomento

Para Nadal, “lo que cuenta en un presupuesto es todo lo que se gasta en el ámbito social, no mirar sólo la inversión de Fomento, y se debe tener en cuenta, además, que la parte del león es lo que se ingresa, desde las comunidades, por el modelo de financiación”. En ese caso, Cataluña, en los presupuestos de 2017, “es la comunidad que más recursos recibe, entre entregas a cuenta y la liquidación provisional del sistema correspondiente a 2015, un total de 18.576 millones de euros, 1.082 más que en 2016”.

Ahora bien, el Gobierno es consciente de que tiene debilidades. Una de ellas es la inversión directa de Fomento en Cataluña, y que, tras un anuncio del presidente Mariano Rajoy, de 4.000 millones para destinarlo a Cercanías y al corredor mediterráneo en los próximos cuatro años, el presupuesto de 2017 contó con 30 millones menos que en 2016, con un total de 1.149 millones. ¿Pero, qué ocurrió? Nadal asume que en 2016 la inversión presupuestada sólo se ejecutó en un 65%, y lo justificó porque el Gobierno estuvo en funciones. Ese es, sin embargo, el talón de aquiles del que se queja la Cambra de Comerç y el gobierno catalán, además de otras instituciones, como la patronal Foment.

Eso cambiará a partir del presupuesto de 2018, según el Gobierno, que recuerda, que, en todo caso, la inversión territorializada en 2017 en Cataluña supone el 13% del total, tres puntos más que el año pasado. Lo que ha sucedido es que el ejecutivo de Mariano Rajoy ha reducido el global de la inversión de Fomento para gastar más en los capítulos sociales, pero ello redunda también, y, especialmente, en Cataluña, siguiendo las partidas como la de las pensiones.

El Ejecutivo admite que se han cometido graves errores en la planificación de algunas inversiones

Pero hay otras que el soberanismo no destaca. Es la comunidad que más se ha beneficiado en inversión en I+D, al recibir el 22% del total. La que también más ha contado con los instrumentos y servicios del ICEX, para ayudar en la internacionalización de las empresas. Figura como la que recibe la mayor inversión en la red de transporte eléctrico, con el 19% del total entre 2010-2014. En vivienda supone el 23% del total del gasto; y el gasto –insuficiente porque el Gobierno central lo ha dejado cada vez más como un gasto para las autonomías, cuando debería aportar el 50%– para el nivel mínimo de dependencia en Cataluña ha sido de 3.321 millones de euros entre 2011-2016, el 17,4% del total.

El soberanismo no quiere, todavía, entrar en el conjunto de las inversiones y mantiene la tesis del maltrato

Ahora bien, todo eso es la programación de un presupuesto. Otra cosa es qué se negocia y cómo cuando no se tiene el apoyo parlamentario suficiente. Y en eso Alberto Nadal, más libre por tener una responsabilidad más técnica que política, no evitó una pulla a los partidos independentistas representados en el Congreso. “No todos los grupos han querido negociar”, en referencia al pacto final alcanzado con el PNV, con el Pdecat y ERC fuera de juego.

Tampoco Nadal evitó una pulla interna, hacia los propios gobiernos centrales. “Cuando se utiliza las inversiones como argumento político, se hacen cosas que no se tienen que hacer o cosas que resultan fallidas”, en alusión, porque fue preguntado por los empresarios asistentes, a las autopistas radiales o al proyecto Castor. Y, sin poner nombres, eso sí, asumió uno de los grandes errores de los gobiernos españoles en los últimos decenios. “Hubo un momento en que el crecimiento artificial con hipertrofia de algunos sectores llevaron a errores graves en las políticas de inversiones”, y aseguró que, a partir de ahora, se deberá realizar “con cabeza”.

¿Quiere el soberanismo debatir sobre todo ello? Es lo que le plantea, con números en la mano, el Gobierno, sin nadie, todavía, dispuesto a entrar al trapo. 

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