Quim Torra gana su primer pulso a Puigdemont

El president de la Generalitat interviene para imponer una alcaldía independentista en su pueblo natal, Santa Coloma de Farners

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Una de las noticias de este sábado no fue ni el pacto de PP, Vox y C’s en Madrid, ni la alcaldía de Colau. En un pueblo de la provincia de Girona, Santa Coloma de Farners, se vivió una situación kafkiana durante el pleno de investidura con dos protagonistas en la distancia: Carles Puigdemont y Quim Torra.

El president de la Generalitat, Quim Torra, intervino para evitar un pacto entre Junts per Catalunya (JpC), el PSC y Independents Santa Coloma (ISC) y presionó para forzar un gobierno independentista de JpC y ERC. 

La escena del pleno –que resultó en múltiples reproches, insultos y palabras fuera de tono por parte de militantes y simpatizantes de Esquerra– fue de tal calibre que se suspendió el acto y se retomó a las 22 horas. Para entonces, JpC había roto con el PSC y pactado con ERC, un auténtico juego de tronos.

Por la noche, la edil de JpC, Susagna Riera, obtuvo el bastón de mando gracias a un pacto «in extremis» con ERCISC, en el cual decidieron repartirse la alcaldía: dos años para JpC, con Riera al frente, y dos para el republicano Joan Martí (ERC).

Torra descuelga el teléfono

Ambos admitieron haber recibido una llamada de Torra donde les exigía formar un ayuntamiento independentista y descartar el «pacto del 155» –el acuerdo con los socialistas–. 

Según apunta la agencia Efe, la candidata de JpC contrapuso la actitud de Torra a la de Puigdemont, que dio «libertad» a los representantes de su partido para que pactaran con quien quisieran.  

En su discurso de investidura, Riera, molesta, le reprochó a Torra su actitud: «El president Torra debería haber recordado que es el presidente de todos». 

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp