Iglesias abre una crisis en el Gobierno en busca de más poder político

Unidas Podemos quiere tener más competencias dentro del Gobierno y no cede ante las pretensiones de los ministros socialistas

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, discutiendo con el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, este miércoles en los pasillos del Congreso de los Diputados

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, discutiendo con el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, este miércoles en los pasillos del Congreso de los Diputados

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La erótica del poder, en ocasiones, justifica todos los medios y hace emerger lo peor de quien lo detenta. Las disputas internas del Gobierno de coalición han acabado por dar lugar a un gigantesco ovillo que los socios ya no pueden ocultar porque este martes quedó a la vista de todos en el escaparate del Congreso.

Una imagen vale más que mil palabras y la tensa bronca entre la ministra portavoz, María Jesús Montero, y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en los pasillos del Congreso retrató con exactitud las enormes discrepancias de un gobierno cuyas batallas internas resultan difíciles de contar.

Batallas por condicionar la agenda económica y social; presiones aireadas para culminar los acuerdos; y  desencuentros a nivel personal se han ido acumulando hasta dar lugar a una crisis en el Gobierno que el presidente Pedro Sánchez va a tener que afrontar.

Para entender el verdadero trasfondo hay que mirar a largo plazo. La batalla por ganar poder y margen de maniobra tras la próxima aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) es la clave de bóveda por la que Pablo Iglesias no cede ante las pretensiones de los ministros socialistas a corto plazo.

Ganar la agenda social y económica 

El objetivo de Unidas Podemos, como el de los socialistas, es ganar terreno a su socio de Gobierno. Y para ello, es necesario ganar las batallas diarias como la prohibición de los desahucios, limitar los precios del alquiler o añadir pequeñas modificaciones al Ingreso Mínimo Vital (IMV). 

Para los morados, Pedro Sánchez «no está siendo valiente». La formación de Iglesias defiende una agenda marcadamente social y busca llevar a cabo una serie de reformas que difieren de las del PSOE a la hora de legislar. Tanto unos como otros están cansados de escuchar que los trapos sucios se lavan en casa. Pero Unidas Podemos ya no aguanta más. 

Su portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, dijo a Sánchez este miércoles desde la tribuna que debe ser “valiente” porque «hay mucho por hacer». Presiones públicas que fueron poco entendidas por sus socios socialistas.

Tras este acto, la ministra de Hacienda mantuvo una conversación aparte con Iglesias en los pasillos de la Cámara Baja. Un diálogo tenso, captado por Europa Press, en el que pudo escucharse a la portavoz del Gobierno dirigirse con un aire de indignación al líder de Podemos: «No seas cabezón».

«Todo esto es muy desgastante, sobre todo cuando ves que tienes que dedicar más esfuerzo a cosas banales provocadas, absurdas, que no tienen que ver con problemas reales, sino con problemas creados», comentó el escritor de los discursos de Pedro Sánchez, Luisgé Martín, la semana pasada con motivo de una entrevista. 

«No se vende la labor del Gobierno»

Unas palabras muy apropiadas porque en el PSOE no pueden más. Diputados señalan en privado que «no se vende la labor del Gobierno» en los medios porque «otros (en relación a Podemos) airean debates internos del Consejo de Ministros».

Los ataques a la Justicia y a la Monarquía exasperan a muchos socialistas. Antes defendían ante los periodistas las divergencias con Iglesias, ahora se escuchan menos voces cuando no los desautorizan. 

«Con la gestión de la pandemia ha comprobado (Iglesias) que sus competencias y las de los ministros de Podemos son mínimas», responden fuentes socialistas.

Estas voces apuntan a que el vicepresidente segundo se está pasando de «marcar perfil propio» dentro del Gobierno y son conscientes de que quiere ganar peso político de cara a «una supuesta remodelación del Gobierno que, por otro lado, nunca llega», aseguran mientras dan por hecho que se tratan de «intoxicaciones» a los medios. 

Las dos formaciones se echan en cara estos días el pacto del Gobierno de coalición. Desde Podemos echan en cara que no se está cumpliendo, mientras los socialistas piensan que habrá que hacer «cambios».

De ahí que Montero pidiera a Iglesias, también en público en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, «inteligencia política» ahondando en que lo lógico es que los debates internos se mantengan dentro de Moncloa hasta que haya acuerdo.

Aunque tanto el PSOE como Unidas Podemos han abogado en las últimas semanas por normalizar sus discrepancias, lo cierto es que los desacuerdos entre los socios de la coalición siguen generado importantes tensiones entre algunos Ministerios.

Iglesias está al margen 

El malestar de Podemos aumentó estos días a raíz de dos asuntos que los morados consideran importantes. En primer lugar, Iglesias se ha quedado excluído, de nuevo, de la información que mantiene el Gobierno con Casa Real.

Sánchez encomendó esta tarea a la vicepresidenta Carmen Calvo, con la que Iglesias ha protagonizado numerosos choques, y mantiene a Podemos y al resto de ministros socialistas, según las fuentes consultadas, sin información sobre Zarzuela. «Estos asuntos requieren la máxima discrección», esgrimen desde Moncloa. 

Por otro lado, los fondos europeos también están dejando sin dormir al vicepresidente segundo. El presidente emplazó a las ministras Calviño, Montero y Ribera a una reunión, desvelada por Servimedia, para establecer las pautas de gobernanza de estas ayudas. Una cita en la que Iglesias quedó excluido y acto seguido, el vicepresidente pidió explicaciones a Sánchez, según las fuentes consultadas. 

El líder de Podemos ya se vio inicialmente excluido de la comisión interministerial diseñada al efecto en la Moncloa, y su queja, aireada de inmediato por su partido, forzó la corrección del borrador del nuevo decreto de gobernanza que ya se difundió como definitivo.

La estrategia de los morados seguirá siendo trasladar a la opinión pública las discrepancias internas en la coalición para presionar a sus socios de Gobierno en medidas pendientes como la subida del salario mínimo, la reforma laboral, la prohibición de los desahucios y el corte de los suministros básicos y la semana laboral de cuatro días, según desvelan fuentes de la formación. 

Algunos expertos consideran que el reto de Sánchez consiste en no caer en la absorción por parte de su socio ni en su marcado perfil respecto a legislar determinadas reformas, algo que podría ocasionar incluso hasta la ‘pasokización’ del PSOE o el mismo futuro que el Partido Socialista francés con su auge y caída. 

Ministros y diputados socialistas han vuelto a solicitar a Sánchez que dé un toque a su ‘número dos’ en unos días de especiales tensiones a causa de la pandemia y las fiestas, la Monarquía o la reforma de los órganos judiciales.

Dijo Séneca que «el hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo». Veremos si Sánchez decide dar más margen a Podemos, tal y como reclama, o decide iniciar su viaje al centro tras la aprobación de los Presupuestos y las elecciones catalanas. Dos asuntos clave en las guerras de poder en el seno del Gobierno de coalición. 

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