Inseguridad en Barcelona: la Guardia Urbana culpa a Ada Colau

Los agentes culpan a la alcaldesa de la falta de seguridad por la escasez de recursos, efectivos y apoyo

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. EFE

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Hartazgo de la Guardia Urbana con Ada Colau ante la cronificación de la inseguridad en Barcelona, ante la gran cantidad de robos a turistas y locales, muchos de ellos con violencia, y otros desplantes a la ley. Los policías municipales se sienten «víctimas de esta política de seguridad de Barcelona en Comú y el PSC», y lamentan que son los ciudadanos quienes pagan los patos rotos.

El portavoz de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) en la Guardia Urbana de Barcelona, Eugenio Zambrano, ha lamentado la «falta de apoyo institucional» y la «inseguridad jurídica» con la que tienen que trabajar, muchas veces con condiciones precarias que distan mucho de lo recogido en el convenio de la policía catalana.

«Estamos en la UCI, y dudo que la Guardia Urbana salga de la UCI con este Gobierno», ha lamentado Zambrano. El portavoz policial, que asegura representar al sindicato mayoritario del cuerpo, ha explicado que quien de verdad pagarán los platos rotos serán los ciudadanos: «Lo que menos les preocupa es la seguridad».

Faltan 1.500 agentes de policía en Barcelona

Zambrano ha explicado que una de las problemáticas a las que se enfrenta la policía es la falta de efectivos: «Quieren que con menos hagamos más». El representante sindical de la policía advierte que los agentes son poco menos de 3.000 en la actualidad, y que para que la ciudad funcionara correctamente harían falta 4.500.

Además, también ha acusado a Albert Batlle de mentir sobre la ampliación en 1.000 agentes de la Guàrdia Urbana: «Lo que no dijo es que dentro de esos 1.000 agente estaba la tasa de reposición». Esto supone que las mil personas no aumentarán del todo el número de efectivos: «Si de aquí a dos años llegamos a los 3.500 nos seguirán faltando mil«.

Los agentes también protestan por los agravios comparativos con la policía autonómica. No se les permite usar tásers para neutralizar a posibles atacantes, tampoco espray de pimienta. Pone como ejemplo el caso de un mendigo reducido por la Guardia Urbana hace meses, que se había pegado el cuchillo en la mano, algo que con una porra es muy difícil de reducir.

Sin armas suficientes para protegerse y hacer su trabajo

En el caso de los gases de pimienta, la respuesta de Batlle fue que se habían neutralizado: «Si te lo quitan, lo lógico es que te lo repongan, pero no lo reponen. No hay dinero. Ahora los entregarán a cuenta-gotas y a los que ellos quieran». Explican que la Guardia Urbana y el conjunto de policías locales suelen ser la primera línea de seguridad en la ciudad.

El mal estado sus coches y las comisarías es algo que también les preocupa. Zambrano, que pide un gobierno con una «política de seguridad bien entendida», ha denunciado las comisarías se han convertido en «sedes administrativas» que algunos vehículos «se caigan a pedazos». Muchos tienen el aire acondicionado estropeado, cinturones que no funcionan bien o reposabrazos rotos.

También, desde CSIF critican la falta de policías en las calle, algo que se ha convertido en un severo problema de seguridad ciudadana. La falta de efectivos les resta eficacia y éxito en algunas intervenciones policiales. «Si en lugar de ser dos fuéramos quince…», lamenta el policía.

Los robos en Barcelona son constantes, y muchos de ellos se cometen a plena luz del día y con total impunidad. Esta semana en el Raval se cometió otro con violencia en la plaza Terenci Moix, ante la pasividad de los servicios de emergencia unos cuerpos policiales desbordados y sin medios para trabajar correctamente.

Sergi Ill

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