La guerra entre Trump y Twittter: cómo funciona la última ley de EEUU

El presidente Donald Trump ha firmado una orden ejecutiva este jueves con la que pretende tumbar a las compañías de redes sociales

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado este jueves una orden ejecutiva que amenaza con sanciones a las empresas de redes sociales, tras las quejas de algunos conservadores de ser discriminados en estas plataformas.

«Estamos aquí hoy para defender la libertad de expresión de uno de sus mayores peligros», explicó el mandatario a los periodistas justo después de rubricar el documento.

El movimiento llega justo 2 días después de que Twitter verificara 2 tuits de Trump en los que lanzaba afirmaciones falsas sobre el voto por correo.

Con esta nueva orden ejecutiva, Trump abre la puerta a que reguladores federales puedan enmendar la Sección 230 de la Communications Decency Act —Ley de Decencia en las Comunicaciones— que permite a las redes sociales moderar el discurso de sus usuarios.

Esta Sección 230 también estipula que las tecnológicas no son responsables de los comentarios y de los contenidos que la gente sube y comparte en sus plataformas.

La orden que ha firmado Trump apunta a estas empresas: perderán la protección de la Sección 230 si hacen algo que discrimine a sus usuarios, les restrinja el acceso a la plataforma sin permitir alegaciones, o tome cualquier otra medida que no esté contemplada en los términos del servicio.

La orden ejecutiva da un plazo de 60 días tras su firma para que el secretario de Comercio envíe una petición de ley a la Comisión Federal de las Comunicaciones para clarificar cómo afecta a la citada Sección 230 de la Communications Decency Act.

También advierte que los responsables de cada departamento y agencia gubernamental tendrán que revisar la inversión publicitaria que mantienen en estas redes sociales.

Además, la orden exige directamente a la Comisión de Comercio Federal a tomar acciones para prohibir «prácticas sucias o engañosas» y abre la puerta a que los ciudadanos denuncien si creen que las compañías están actuando de una forma que va contra sus propias normas.

«Como presidente, he dejado clara mi intención de permitir un debate libre y abierto en internet. Este debate en línea es tan importante como el que existe en nuestras universidades, ayuntamientos y casas», asegura la nueva orden. «Este debate es esencial para sostener nuestra democracia. En un país que siempre ha apreciado la libertad de expresión, no podemos permitir que algunas plataformas en línea puedan manosear la libertad de los ciudadanos para acceder y conversar en línea».

La versión definitiva de la orden ejecutiva tiene una exposición de motivos algo distinta de la que incluía un borrador que se filtró en internet. El borrador incluía también «periódicos» como uno de los foros en los que, según el presidente, era importante preservar un debate «abierto y libre», pero finalmente los medios de comunicación no aparecen en la versión final.

El documento también ordena al fiscal general a que proponga una legislación federal que pueda ser «útil para promover estos objetivos».

«Cuando las compañías de redes sociales grandes y poderosas censuran opiniones con las que no están de acuerdo, ejercen un peligroso poder», asegura el documento. «Dejan de funcionar como foros pasivos, y deben ser tratados como creadores de contenido».

El documento destaca específicamente a Twitter. Asegura que esta plataforma ahora «ahora decide selectivamente dónde poner una etiqueta en algunos tuits, de modo que acentúa el sesgo político. Como se ha informado, parece que Twitter nunca ha puesto una etiqueta como esta en los tuits de ningún otro político».

El presidente ha acusado al representante Adam Schiff, presidente del Comité de Inteligencia Doméstica, de «seguir engañando a sus seguidores hablando de la injerencia rusa sin pruebas», y apunta en la orden ejecutiva que «Twitter no etiquetó esos tuits».

La investigación del FBI sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 concluyó con acusaciones contra 8 ciudadanos estadounidenses vinculados a la campaña de Trump, 13 ciudadanos rusos, 12 agentes de inteligencia rusa, 3 entidades rusas y otras 2 que no estaban afiliadas a la campaña política del actual presidente.

El exresponsable de la campaña de Trump, Paul Manafort, su segundo, Rick Gates, el exasesor de política exterior, George Papadopoulos, y el también exasesor en seguridad nacional, Michael Flynn, se declararon culpables de cargos que van desde la conspiración hasta mentir en sus declaraciones al FBI. Flynn después intentó desdecirse de su declaración. Otro asesor informal de Trump, Roger Stone, también fue declarado culpable por 7 delitos.

También el exfiscal especial para el Departamento de Justicia de EEUU, Robert Mueller, también apuntó que no se podía incriminar a Trump no por falta de pruebas, sino porque el reglamento de dicho Departamento les impedía acusar a un presidente en el cargo.

Trump combate a los verificadores de contenido y denuncia «censura»

La orden ejecutiva de este jueves es el último ataque de la Administración Trump contra las grandes compañías tecnológicas, y la cuarta desde que Trump comenzó su mandato. El presidente disfruta de un gran número de seguidores en Twitter, y los anuncios de Facebook le ayudaron a ser electo en 2016. Aun así, los conservadores acusan a las tecnológicas de estar sesgadas contra ellos desde hace un par de años.

Ha habido reuniones en la Casa Blanca, audiencias en el Congreso, borradores de ley sobre la materia… pero hasta ahora no había prosperado nada que pretendiese específicamente regular a las compañías de redes sociales por alegaciones de censura.

Preguntado por si pensaba eliminar su cuenta de Twitter, Trump aseguró que lo haría «en seguida» si en este país «tuviésemos medios de comunicación limpios». Explicó que su presencia en las redes sociales le permite llegar a más gente.

El presidente insistió en las acusaciones de parcialidad contra Twitter por haber verificado sus tuits esta semana, en los que aseguraba que las papeletas del voto por correo en California eran «fraudulentas», lo que acabaría provocando unas «elecciones amañadas».

Entonces Twitter adherió al tuit de Trump un enlace a un hilo de tuits titulado: «Trump hace declaraciones sin fundamento sobre cómo las papeletas del voto por correo supondrán un fraude electoral». Después recopilaba una serie de hechos que contradecían al mandatario estadounidense.

El miércoles, esta red social detalló el por qué decidieron verificar los tuits del presidente. «Añadimos una etiqueta sobre 2 tuits de @realDonaldTrump sobre los votos por correo de California como parte de nuestro plan para reforzar la política, la integridad y el civismo. Pensamos que esos tuits podrían confundir a votantes sobre qué deben hacer para recibir una papeleta y participar en el proceso electoral».

Trump, mientras tanto, acusó a la plataforma de interferir en las elecciones presidenciales de 2020, y dijo que no permitiría que Twitter vulnerara así la libertad de expresión.

«Los regularemos o los cerraremos antes que permitir que esto suceda», tuiteó el presidente el miércoles por la mañana. 

Trump ya dio pistas de la nueva orden ejecutiva con otros tuits el mismo día. «Las grandes tecnológicas están haciendo todo lo que están en su considerable poder para CENSURAR por adelantado las elecciones 2020. Si esto pasa, no tendremos libertad. ¡No permitiré que ocurra! Lo intentaron fuerte en 2016, y perdieron. Ahora se están volviendo absolutamente LOCOS. ¡Estad atentos!».

A pesar de las amenazas del presidente, expertos de la Primera Enmienda aseguran que Trump no tiene poder para regular o incluso tumbar a las compañías de redes sociales simplemente porque esté en desacuerdo con ellas. Expertos en política y tecnología comparten este enfoque, y aseguran a Business Insider que algunas partes de esta orden ejecutiva ni siquiera son del todo legales, mientras que otras provocarían que años de jurisprudencia acabasen en la basura.

Con todo, el papel de las redes sociales combatiendo la desinformación será un tema recurrente en las próximas elecciones.

Solo horas después de que Trump firmara su orden ejecutiva, el consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, dejó a los pies de los caballos a su colega, el consejero delegado de Twitter, Jack Dorsey. En una entrevista con Fox News, Zuckerberg aseguraba: «Solo creo que Facebook no debería ser el árbitro de lo que es verdad en todo lo que diga la gente en línea».

Dorsey contraatacó tuiteando: «Continuaremos señalando la información incorrecta o engañosa sobre elecciones en todo el mundo. Y seguiremos admitiendo los errores que podamos tener. Eso no nos convierte en ‘árbitros de la verdad'».

Añadía: «Nuestra intención es coger los puntos conflictivos de una afirmación y enlazarlos a algo más de información, para que la gente pueda juzgar por sí misma. Tener una mayor transparencia por nuestra parte es esencial para que la gente pueda ver qué hay detrás de nuestras acciones».

Los demócratas estadounidenses han sido muy críticos con las compañías de redes sociales, sobre todo con Facebook, que ha rechazado combatir la desinformación política

La presidenta de la Cámara de los Representantes, Nancy Pelosy, acusó el jueves a Zuckerberg de complacer a Trump criticando la decisión de Twitter de verificar sus tuits, y por insistir que Facebook no puede ser un «árbitro de la verdad».

Pelosi apuntó en una rueda de prensa que Facebook está impulsado por el deseo de maximizar sus beneficios, incluso evitando impuestos y regulación, mientras «se esconde y escuda con la libertad de expresión».

«Facebook, todos ellos, todos están para hacer dinero», recordó Pelosi. «Su modelo de negocio es hacer dinero a expensas de la verdad y de los hechos… y eso es lo que defienden». También definió la orden ejecutiva de Trump de «estúpida» y dijo que era una «distracción» de la pandemia del coronavirus.

Noticia original: Business Insider

Autores: Sonam Sheth / Eliza Relman / Ashley Gold

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