Los funcionarios colocados a dedo en el Ayuntamiento de Madrid ya alcanzan el 20%

La colocación de funcionarios en puestos clave se refuerza durante el gobierno de Manuela Carmena con un caso icónico: el del padre de Rita Maestre que fue ascendido sin concurso

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El Ayuntamiento de Madrid está enredado en una maraña de enchufes en la que gran parte de los jefes y responsables han sido colocados a dedo. Es lo que en el lenguaje burocrático se conoce como «las libres designaciones», es decir, nombramientos que quedan a criterios de los responsables técnicos o políticos para colocar en puestos clave a cargos de confianza.

El Ayuntamiento de Madrid cuenta con organismos municipales donde los nombrados a dedo ya superan el 20% de los funcionarios. Los funcionarios y los sindicatos comienzan a levantarse contra la práctica que fue extendida durante los gobiernos de Alberto Ruiz Gallardón y Ana Botella (PP) y que el gobierno del cambio (Ahora Madrid) prometió erradicar.

Pero lejos de eso, el nuevo equipo ha ascendido a puestos clave a los simpatizantes, amigos y familiares del movimiento. Uno de casos más emblemáticos es el de Luis Maestre, padre de Rita Maestre, que aspira a controlar la agrupación de Podemos en Madrid. La designación a dedo por parte del concejal de Hacienda, Carlos Sánchez Mato, permitirá a Maestre mantener su salario de por vida aunque sea removido de su puesto por los futuros gobiernos locales.

Pero no es el único. Cada día hay un nuevo nombramiento a dedo en el Ayuntamiento. Este jueves, se publicaron dos «libres designaciones» en Madrid Salud.  

¿Igualdad, mérito y capacidad?

Los trabajadores municipales entienden que las libres designaciones deben erradicarse como práctica municipal, ya que el ascenso y los nombramientos de los superiores y responsables deben hacerse por concurso público y tomando en consideración los criterios de igualdad, mérito, capacidad, tal como establece la Constitución.

«Las libres designaciones deben ser la excepción pero se han convertido en la norma. Esta práctica ha permitido que los políticos influyan en exceso en la función pública y ha provocado, por ejemplo, el sobreendeudamiento con las obras faraónicas de Gallarón, plagadas de sobrecostes injustificados», explica Miguel Ángel Lorenzo, portavoz de Somos Sindicalistas en la Agencia Tributaria de Madrid, el órgano recaudador del Ayuntamiento. 

En ese organismo, los funcionarios con puestos de libre designación han superado el 20%, según explica un grupo de trabajadores que ha denunciado públicamente el aumento de estas designaciones. Más de 200 de los 800 funcionarios de ese ente ocupan un puesto de libre designación, según datos internos a los que han tenido acceso los trabajadores.

Ademas de la colocación de estos funcionarios en puestos clave, el Ayuntamiento también cuenta con un buen número de cargos eventuales, es decir, nombramientos políticos. Uno de ellos, el jefe de Urbanismo, ha admitido públicamente que su currículum «es una auténtica mierda».

El Ayuntamiento no contesta

Los trabajadores que denuncian la práctica aseguran que el elevado porcentaje de colocados a dedo se repite en todos los organismos municipales y en las oficias centrales. El Ayuntamiento de Madrid no ha contestado a las peticiones de este diario. Durante la última semana, no ha aclarado los motivos del aumento de las libres designaciones ni por qué razón ha decidido reforzar las políticas de colocación de funcionarios afines que comenzó Gallardón y que reforzó Botella.

El consejo rector de la Agencia Tributaria de Madrid (el órgano que decide el presupuesto y la gestión del organismo recaudador) debatió en su última sesión la reducción de las libres designaciones, una propuesta de Somos Sindicalistas que también respaldaron CCOO y UGT aunque con matices.

Los dos grandes sindicatos apoyan los nombramientos a dedo desde el nivel 29 hacia arriba, es decir, en los altos cargos, mientras que el sindicato emergente considera que esta práctica debería permanecer sólo en casos muy excepcionales.

La alcaldesa Manuela Carmena ya había respondido por carta hace unos meses a la queja de los funcionarios que no ven con buenos ojos esta generalización. Aseguró que se trataba de «propuestas interesantes» y que «se debatirían en los órganos correspondientes».

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