Montero quiere tapar el agujero fiscal de la economía colaborativa

La ministra pone la lupa en la ingeniería fiscal de las plataformas tecnológicas, que tributan el grueso de sus ingresos en países de baja presión fiscal

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. EFE

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Hacienda quiere estrechar el cerco sobre las plataformas de economía colaborativa. La ministra del ramo, María Jesús Montero, sigue dándole vueltas a la ya conocida tasa Google, una medida fiscal que busca gravar más, entre otros, a aplicaciones como Uber y Airbnb.

Ambas empresas no han sido mencionadas explícitamente este jueves por Montero, pero sí ha habido una alusión clara al explicar que el Ejecutivo socialista tiene en el punto de mira a las aplicaciones “de transporte y alquiler”.

Durante la Comisión de Hacienda del Senado, Montero ha afirmado que el Gobierno busca “un tratamiento fiscal adecuado” porque, a su entender, “no pagan de forma adecuada los impuestos que deben y a veces incurren en competencia desleal con los sectores tradicionales”.

Montero: “Vamos a utilizar el mismo parámetro que Francia o Alemania»

La ministra ha confirmado que el Gobierno está negociando establecer un porcentaje “mínimo” de tributación de los beneficios que las empresas obtienen en otros países, que actualmente cuentan con una exención del 100%.

Para Montero existe un “debate” para limitar la exención por doble imposición sobre los beneficios empresariales obtenidos en el exterior. La negociación del Ejecutivo, por tanto, se centra en ver si “aquello que tiene fiscalidad ya en los países donde se ha producido actividad o donde se ha exportado, puede repercutirse”. 

“Vamos a utilizar el mismo parámetro que Francia o Alemania, para que haya un porcentaje mínimo de doble imposición que tribute en el país de origen”, ha especificado.

Lo cierto es que hace tiempo que el debate marca la agenda europea. En una propuesta inicial, trasladada en marzo y que ahora está en punto muerto, Bruselas proponía un impuesto del 3% que no gravara el beneficio bruto de estas empresas, sino que lo hiciera directamente sobre las ventas. Los afectados eran aquellas tecnológicas con una facturación superior a 750 millones de euros a nivel global y a 50 millones en territorio europeo.

¿Cuánto pagan a Hacienda?

La fórmula que utilizan es de sobra conocida. Las matrices de estas plataformas facturan la actividad real generada en España en países extranjeros donde no tienen, a priori, su sede de operaciones, pero sí una menor presión fiscal. 

Así, Airbnb y Uber –al igual que tecnológicas como Amazon, Netflix o Spotify– anotan viajes y alquileres en las cuentas en sus sociedades de Irlanda y Holanda, respectivamente, mientras que en España solo lo hacen los servicios de marketing y publicidad.

Un ejemplo: las últimas cuentas depositadas por Uber en el registro mercantil muestran que su filial española, Uber Systems Spain SL, facturó en España en 2017, en plena expansión del sector VTC, cerca de 163.500 euros y pagó 53.800 en impuestos.

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