OCU responde a la pregunta sobre el aire acondicionado: ¿es mejor dejar el aire acondicionado todo el día funcionando o apagar y volver a encenderlo?
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte del impacto económico y energético de un mal uso del aire acondicionado
La temperatura del aire acondicionado debe oscilar entre los 23 y 26 grados Celsius. Foto: Envato
Con la llegada de las altas temperaturas propias del verano, los hogares españoles se preparan para librar su particular batalla contra el calor. Las olas de calor, cada vez más frecuentes e intensas, disparan el uso del aire acondicionado, especialmente en las grandes ciudades del interior o en zonas con elevada humedad. En este contexto, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha querido arrojar luz sobre una de las preguntas más frecuentes de esta época del año: ¿es mejor dejar el aire acondicionado encendido todo el día o apagarlo y volver a encenderlo según las necesidades?
El dilema del consumo continuo
Muchos usuarios creen que dejar el aire acondicionado encendido de forma continua puede ser más eficiente, al evitar que el aparato tenga que arrancar desde cero cada vez. Sin embargo, la OCU matiza esta idea y advierte de que esta práctica puede resultar más cara de lo que parece, especialmente si el aparato funciona durante muchas horas sin interrupción.
“Mantener el aire acondicionado encendido de forma constante puede hacer que el gasto eléctrico se dispare”, señalan desde la organización. De hecho, un uso excesivo en un piso de tamaño medio puede elevar la factura eléctrica hasta los 1.200 euros anuales, si no se toman medidas para optimizar el consumo.
La OCU insiste en que no hay una única respuesta válida, ya que la eficiencia del aire acondicionado depende de varios factores. Entre ellos destacan:
- El tipo de equipo instalado: los aparatos con tecnología inverter son más eficientes cuando se mantienen encendidos durante largos periodos porque regulan la potencia de forma progresiva. En cambio, los modelos más antiguos o con funcionamiento fijo consumen mucho más si están conectados durante horas sin pausa.
- El aislamiento térmico de la vivienda: una casa bien aislada conservará mejor el frescor, permitiendo apagar el aire sin que la temperatura suba rápidamente. Por el contrario, una vivienda mal aislada perderá el frescor en poco tiempo, haciendo necesario volver a encender el equipo frecuentemente.
- El tamaño del espacio a climatizar: no es lo mismo enfriar una habitación pequeña que una casa completa. La OCU recomienda, siempre que sea posible, utilizar el aire acondicionado en zonas específicas y cerrar puertas para no perder frío innecesariamente.
Consejos clave de la OCU para ahorrar y mantener el confort
En sus recomendaciones, la OCU lanza una serie de pautas concretas para lograr un uso eficiente del aire acondicionado sin renunciar al bienestar térmico en casa:
- Encender el aire antes del pico máximo de calor. En lugar de esperar a que el interior sea una “sauna”, es mejor anticiparse a las horas de mayor temperatura (generalmente entre las 14:00 y las 18:00 horas) para climatizar el hogar de manera progresiva.
- No bajar la temperatura en exceso. Establecer el termostato a 24-26 grados es suficiente para garantizar el confort. Cada grado por debajo de esa cifra incrementa el consumo energético en torno a un 7%.
- Apagar cuando no estés en casa. Parece obvio, pero mucha gente deja el aire encendido al salir para volver a una casa fresca. Sin embargo, si la ausencia va a ser superior a una hora, es más rentable apagarlo y volver a encenderlo al regresar.
- Utilizar temporizadores y modos ECO. Muchos dispositivos modernos incluyen funciones que permiten programar el encendido y apagado, así como modos de funcionamiento que priorizan el ahorro energético.
Más allá del consumo, la OCU también advierte sobre los efectos negativos para la salud de un mal uso del aire acondicionado. Dormir con el aire encendido toda la noche, por ejemplo, puede resecar las vías respiratorias, provocar dolores musculares o agravar alergias. Por ello, recomiendan optar por temporizadores nocturnos o subir la temperatura durante las horas de sueño.
Además, es crucial mantener el aparato limpio y revisar los filtros periódicamente, para evitar la acumulación de bacterias o polvo que pueden circular por el ambiente.
En definitiva: sentido común y planificación
El aire acondicionado no es el enemigo, pero sí lo puede ser el mal uso que hacemos de él. La OCU concluye que no existe una solución universal, pero la eficiencia energética y el ahorro en la factura se logran con decisiones inteligentes, como utilizar el equipo de forma intermitente en función del aislamiento del hogar y del tipo de aparato.
Para muchos hogares, el aire acondicionado no es un lujo, sino una necesidad durante los meses más calurosos del año. Sin embargo, hacer un uso racional del mismo no solo reducirá el gasto energético, sino que mejorará la salud y el bienestar de toda la familia.
En resumen, la clave no está en dejarlo encendido todo el día o apagarlo constantemente, sino en usarlo con cabeza, conociendo el tipo de equipo que tenemos, el comportamiento térmico de nuestra vivienda y nuestras propias rutinas. Así, este verano se podrá disfrutar de una casa fresca… sin que se derrita la cuenta bancaria.