El arte conquista la España vacía

La coincidencia de dos eventos en pequeños pueblos de Segovia y La Rioja son otros capítulos donde el arte impulsa la recuperación de la España rural

Los artistas pintan en el campo con las balas de paja como atriles. Foto Pablo Martín – EFE

Hace pocos días en Tendenciashoy informábamos de una localidad andaluza que cada dos años convoca artistas para que creen obras que luego queden en sus calles y plazas.

No es el único caso: este fin de semana hubo dos eventos en La Rioja y Castilla y León que impulsan la llegada de la cultura a pequeños núcleos que sufren por la despoblación.

Uno de ellos es Santa Lucía de Ocón, una comuna de La Rioja Suroriental de solo 60 habitantes que cada primer fin de semana organiza el festival Arte en la Tierra.

Esta edición tuvo un gusto a revancha tras la ausencia de hace dos años por la covid, y la del año pasado hubo que replantearla en Logroño con intervenciones de los alumnos de la Escuela Superior de Diseño de La Rioja.

El artista Zorromono trabajando en una de sus obras. Foto Raquel Manzanares – EFE

El elegido fue Zorromono

Tras casi 20 años de realización, en esta oportunidad solo se convocó a un artista para que imprima su talento en las calles del pueblo, y el elegido fue Zorromono, el seudónimo artístico de Carlos Ramírez de la Concepción.

Zorromono estuvo trabajando durante la primera semana de agosto y desde este fin de semana sus esculturas se pueden ver en diferentes puntos del pueblo bautizadas como Umbral.

El artista Zorromono concibió sus obras como un umbral, como una puerta entre arte y modo de vida rural

La idea, explicó a Efe, es crear un espacio como si fuera un portal, en el que “no sabes muy bien lo que fue ni lo que puede ser” y que “puede ser importante para revalorizar y activar el patrimonio medioambiental, arquitectónico e intangible de esta zona”, incluida un paraje declarado Reserva de la Biosfera.

Una de las obras del pueblo de Santa Lucía de Ocón. Foto Raquel Manzanares – EFE

Cuáles son las obras de Santa Lucía de Ocón

Lo primero que se encuentra el visitante es un mapa sonoro, donde a través de un código QR le orienta en el recorrido para encontrar las otras creaciones, y conocer sus historias y las explicaciones del artista.

Por ejemplo, en una ermita se ven cuatro piezas de tela intervenidas con carboncillo y pintura negra que cuelgan de unos chopos, donde una serie de signos incrustados dan una idea de movimiento, como si el tiempo hubiera pasado por ellas.

Si se toma un camino rural se llega a las ruinas de un monasterio, donde Zorromono creó esculturas con restos óseos hallados cerca del pueblo, además de usar pieles de animales, jabón de glicerina y partes de bioplástico.

En una bodega se puede ver una fuente construida con parte de la columna vertebral de un animal, y en un campo desde lejos se divisa una figura geométrica, que al acercarse contiene los nombres de los habitantes que han participado plasmados con harina de trigo.

Una osamenta animal se convierte en fuente. Foto Raquel Manzanares – EFE

Las obras se podrán ver hasta el 28 de agosto, y luego regresarán al taller de Zorromono, quien vive en la localidad riojana de Nalda.

Pintar entre balas de paja

La otra cita artística en la España rural fue en Espirdo, un pueblo de la Cuenca del Duero, muy cerca de la ciudad de Segovia.

La XIII edición de Arte en la Naturaleza convocó 22 artistas de diferentes partes del país, como Barcelona, Toledo, Santander o Málaga, a crear sus obras en cartones blancos colgados de gigantescas balas de paja en medio del campo.

Con el leve alivio de toldos y sombrillas para atajar un sol de justicia, los artistas tenían la misión de crear obras pictóricas que estén relacionadas con la revitalización del medio rural.

“El tema es cómo un pueblo vacío, a través de una actividad artística, se puede revitalizar”

Christian Martín, coordinador de Arte en la Naturaleza

“El tema es cómo un pueblo vacío, a través de una actividad artística, se puede revitalizar actuando desde el propio medio”, dijo a EFE el artista Christian Hugo Martín, coordinador del certamen.

El evento artístico de Espirdo congregó a una veintena de pintores. Foto Pablo Martín – EFE

Algunas de las obras de Espirdo

Así se han podido ver las obras de Claudio San Emeterio, del pueblo segoviano de Chane, quien ha retratado a una persona leyendo entre vacas, con unas llamas rodeándolo, metáfora de los incendios que quemaron 30.000 hectáreas de Sierra Culebra (Zamora).

También estaban las pinturas de aires precolombinos con que la artista Magaly Paredes, nacida en Perú, recuerda su herencia cultural y homenajea al campo español.

El londinense John Cooper, afincando hace 20 años en el pueblo de Torrecaballeros, ha realizado una obra que mezcla la técnica de copias serigrafiadas al estilo Andy Warhol y el uso de plantillas característico de Bansky.

Y así con las balas como atriles, el campo, la vida rural y la crisis por el despoblamiento han sido de inspiración para este concurso artístico en una pequeña comunidad de Segovia.

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