Vinos brisados: el nuevo placer llega en color naranja

Los vinos brisados, también conocidos como Orange Wines, son la última gran novedad en vinos. Aquí presentamos cinco para descubrirlos

Botellas de vino brisado. Pxhere.

Botellas de vino brisado. Pxhere.

Los vinos brisados están de moda, tanto como los naturales. Algunos expertos los llaman Orange Wines (vinos naranjas), aunque más poéticamente se pueden presentar como blancos con alma de tinto; productos de gran tanicidad y de gran valor gastronómico.

En realidad son vinos blancos muy naturales y organilépticamente muy diferentes, que proceden de variedades blancas y están elaborados como si fueran vinos tintos.

Son tan recientes que aún no han podido ser ni incorporados ni recogidos en los pliegos de condiciones de las denominaciones de origen.

Los vinos brisados son tan recientes que no se han recogido en las condiciones de las DO

Los brisados dejan de tener aspecto de blancos durante su evolución, ya sea por la madurez de la uva, o por la duración del contacto con los hollejos durante la elaboración, o a causa de las nuevas tecnologías aplicadas, y adquieren un color que va desde paja cobre hasta anaranjado muy intenso.

Muy especialmente en Cataluña y concretamente en Terra Alta se recuerda la tradición del vi brisat, que en lugar de prensar la uva para después fermentar el mosto limpio, se le dejaba fermentar con piel y semillas macerándose con sus pieles.

El proceso de elaboración de los brisados

El cambio de color se produce durante la maceración y/o la fermentación con pieles y granos de las uvas, pero también se produce el desarrollo de aromas complejos y sabores intensos que muy poco o nada tienen que ver con los vinos blancos.

Por último queda añadir que estos vinos que no son ni blancos, ni tintos, ni rosados, y que parecen lo último de lo último en enología, de manera que son cientos los bodegueros inquietos que ya los está produciendo.

Sin embargo son los vinos más antiguos que hay registro, los que hace 6.000 años se elaboraban en el Cáucaso, en donde se maceraban racimos completos en el interior de ánforas.

Y nunca se ha dejado de hacer así en Georgia, como durante siglos lo han hecho los agricultores de toda Europa para elaborar su vino propio.

Estos son cinco fascinantes vinos brisados que hay que probar para disfrutar de este nuevo placer

Blanc d’Orto Brisat

Muy bienvalorado por la Guía Parker, procedente de garnacha blanca 100% del Montsant, y desarrollado con sus lías y una crianza de seis meses de roble francés con bâtonnage (mantener las lías en suspensión) continuo, regala aromas a cítricos, frutas blancas y anisados.

Infografia Jordi Català
Infografia Jordi Català

Martín Códax Orange Wine

Monovarietal de albariño, vino de Rías Baixas que se elabora como se hacía en el pasado, con largas maceraciones y fermentaciones con contacto con los hollejos y las pepitas y seis meses de crianza.

Infografia Jordi Català

Los brisados son vinos blancos elaborados como si fueran tintos

Presenta aromas a naranja escarchada, fruta madura, mermelada de naranja y notas vegetales, incluso rosas machacadas.

Tardor de Terra Remota

Procede de la cofermentación de garnacha blanca y chenín, con crianza de seis meses en roble francés y bâtonnage. Es una exquisitez con aromas a frutas maduras, frutas con hueso como albaricoque y olores a flores silvestres típicas del Empordà.

Infografia Jordi Català

Bat Berri Itsasmendi

Nace de la maceración del racimo entero de uva bizkaiko txakolina 100% más una fermentación espontánea natural y crianza en tinajas viejas.

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El brisado conseguido aporta aromas a albaricoque, balsámicos, eucaliptos y fruta de la pasión.

Pesseroles Brisat de Mas Martinet

Obra maestra de esta bodega legendaria del Priorat, a base del ensamblaje de picapoll blanc, pero también garnacha blanca y Pedro Ximénez y una fermentación con hollejos en damajuanas de vidrio, que dan lugar a aromas de frutas con hueso, manzanas al horno y camomila.

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