Del Kamasutra a Picasso y Dalí: este es el mayor museo del erotismo de España
Un museo en Barcelona invita a conocer la relación entre arte y erotismo; con reproducciones de la antigua India y Egipto a obras originales de Dalí, Picasso y John Lennon

El Museo de la Erótica propone un viaje por siglos de sexo y arte. Foto JP Chuet-Missé
El erotismo, esa representación del instinto sexual llevado al arte y la estética, tiene su templo en Barcelona. No es una sala de espectáculos XXX, ni esas vetustas salas de proyecciones clandestinas, sino un espacio más centrado en el arte y la historia que en el deseo explícito. Al menos esa es la idea de Museo de l’Erótica en Barcelona.
Ubicado frente al mercado de la Boquería, la Marilyn Monroe de tamaño natural que sonríe desde el balcón es uno de los iconos de Las Ramblas.
800 objetos en exposición
A pesar de tener 100.000 visitas anuales, su nueva directora Sarah Rippert cree que deberían multiplicarse. “¿Cuánta gente que va al Museo Picasso conoce su obra?” Creo que ni el 20%. ¿Pero cuántas personas tienen interés en el erotismo? Estoy segura que más del 90”, dice a Tendenciashoy.
El museo tiene 800 objetos en exposición relacionados con la historia y la cultura del erotismo
Rippert asumió hace cuatro meses y tiene varios planes para renovar el museo, que al menos desde hace 15 años pertenece al coleccionista danés Jorgen Jensen.
Las nuevas tecnologías y la irrupción de los robots serán capítulos que más temprano que tarde llegarán a este museo, que se presenta como el mayor de España con su colección de 800 objetos relacionados con el erotismo.
Picasso y el erotismo
Ya que hablamos de Picasso cabe destacar que el museo presenta dos valiosos grabados originales del pintor malagueño.
Las obras, sin título, pertenecen a la Suite 347, una serie de litografías que Picasso realizó en su vejez, entre el 16 de marzo y el 5 de octubre de 1968, donde reflejó sus pasiones como el flamenco, la tauromaquia, y por supuesto, las mujeres.
El artista tenía fama de ser un coleccionista de amantes (algunas menores de edad, como Marie-Thérèse Walter, retratada en Desnudo acostado), y rompía y armaba matrimonios como cambiaba de pinceles.
Esas dos obras destilan un erotismo más explícito que el de las Señoritas de Aviñon (retrato de las prostitutas de la calle Aviñon, del Barrio Gótico, de 1907), Mujer desnuda acostada en un sofá azul (1960), Mujer desnuda agachada (1956) o Silenus bailando en compañía (1933) donde los zarpazos artísticos del cubismo difuminan cualquier idea de desnudo tradicional, y cuyas reproducciones también se ven en el museo.
El erotismo en el arte de Dalí
Como contrapunto, en la misma sala hay un grabado también original de Salvador Dalí, Venus y el amor (1971), una bella relectura del mito pintado por Boticelli, acompañado por un Cupido sin rostro, como dios de los enamorados.
De las obsesiones sexuales de Dalí y su vida íntima con Gala se han escrito bibliotecas, por lo que aquí conviene centrarse en contemplar reproducciones de obras firmadas por el artista del Empurdà, como Araña de la noche, esperanza (1940), Niño geopolítico mirando el nacimiento del hombre nuevo (1943) y el sugerente Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar (1944); junto a una colección de platos que destilan un sutil erotismo.
El erotismo en la antigüedad
La propuesta del museo es realizar un viaje por el impacto del erotismo en el arte y la cultura desde la prehistoria y la historia antigua, como se ve en los grabados y pinturas que se remontan al antiguo Egipto, Roma y Grecia.
Allí, junto con las monedas para pagar en los prostíbulos romanos se ven reproducciones de frescos que harían ruborizar a más de un director de cine para adultos.
El homenaje de Antoni Miró
Tambié hay una serie de obras realizadas en 1994 por el artista catalán Antoni Miró pero que pueden confundir con su preciso homenaje a la cultura clásica. Se trata de seis platos de cerámica de la Suite Erótica, producida con una veintena de aguafuertes que recrea el arte erótico de la Antigua Grecia.
La Suite Erótica de Antoni Miró es un homenaje al erotismo de la antigua Grecia, a través de cerámicas y aguafuertes
El recorrido sigue por la cultura del sexo en Oriente Medio y Asia. Obviamente está el Kamasutra, el libro escrito entre los siglos IV-II a.C.; cuyas posiciones sexuales (algunas más parecidas a acrobacias) se detallan en la docena de tallas de maderas policromadas y en reproducciones impresas.
La sala sado masoquista aporta más curiosidad que historia, por lo que el recorrido cronológico pasa por la cultura de las geishas y las estampas de la primavera y las figuras de marfil (netsukes) que permite conocer el erotismo de Japón.
El rey y el cine porno
Tras ver las ilustraciones eróticas del austríaco Peter Fendi (1796-1842), los perturbadores grabados de Franz von Bayros (1866-1924) y los dibujos de las parafilias de Martin van Maele (1863-1926) se ven las litografías eróticas del catalán Eusebi Planas, que usaba expresiones del juego del billar como analogía de poses sexuales.
A un lado hay uno de los rincones más curiosos. Por un lado, es un recuerdo de la Barcelona canalla, con los espectáculos de El Molino y la proliferación de prostíbulos en el Barrio Chino (actual Raval); y a un lado, en bucle se reproducen tres cortos más pornográficos y eróticos, encargados por el entonces rey Alfonso XIII.
Se dice que Alfonso XIII participó como actor en varios cortos pornográficos, que fueron destruidos en el franquismo
La directora del museo cuenta que la actriz más obesa de las que se ven en las imágenes filmadas en Barcelona en 1920 era la amante de monarca, y se dice que el Borbón protagonizó varios cortos; que fueron discretamente destruidos por la censura franquista.
Una de las paredes presentan dibujos satíricos donde se presentaba a Isabel II como una devoradora de hombres, donde la burla y la crítica política iban de la mano.
El arte erótico de Lennon
Una joya para los amantes de la música son los grabados que John Lennon hizo de Yoko Ono en su primer encuentro íntimo, que se ven con la portada del disco Two Virgins, donde los dos posaron desnudos en un autoretrato (y que EMI se encargó de censurar en Reino Unido).
La visita sigue con sorprendentes máquinas para dar placer sexual, un jardín de flores de plástico y vulvas gigantes como asientos, un sector dedicados a extraños récords Guinness relacionados con el sexo; y la evolución de las bragas, los corsés y los vibradores, alguno más parecido a una plancha del año ’40 que a un dispositivo de satisfacción íntima.