Elon Musk avanza en su plan para colonizar Marte

Space X construye el primer prototipo de la nave diseñada para hacer realidad el sueño de Elon Musk: convertir la raza humana en una especie interplanetaria

Fotografía: Space X

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El nuevo cohete de Space X, cuyo diseño ha sido comparado con la nave ficticia ‘Planet Express’ de la serie Futurama, está construido en acero inoxidable y brilla reluciente e impecable bajo el sol tejano. O al menos era así antes de que ayer una fuerte tormenta la dañara parcialmente, según explicó ayer Musk en Twitter, causando desperfectos que necesitarán «algunas semanas de trabajo.»

Se trata de un primer modelo de cómo será el vehículo conocido como BFR, diseñado para hacer realidad la nueva aventura especial de Elon Musk, tras los éxitos cosechados por sus lanzadores Falcon 9 y Falcon Heavy. El BFR se anunció formalmente en septiembre de 2017 durante la celebración del International Astronautical Congress.

Descontando al propio Musk, el vehículo espacial BFR —formado por un nuevo lanzador y una cápsula— fue el protagonista absoluto del aquel evento. Cuando esté operativo, el BFR reemplazará a los actuales cohetes Falcon 9 y Falcon Heavy y también a la cápsula Orion.

Un cohete «grande de narices»

El nombre de BFR son las siglas de Big Falcon Rocket o Big Fucking Rocket, dependiendo de la audiencia. En cualquier caso es un cohete grande, mucho más grande y también más versátil que sus predecesores: mide más de cien metros de alto y nueve metros de diámetro, y cuenta con 31 cohetes Raptor en la primera fase. Cuando el BFR despegue se convertirá en el cohete más grande y más potente lanzado desde el Saturno V que llevó al hombre a la Luna.

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Imagen: Space X

Por su potencia y dimensiones el BFR puede servir como lanzador interplanetario —con Marte como objetivo preferido—, como lanzador suborbital y hasta como vehículo intercontinental. En modo «vehículo comercial» el BFR puede lanzar al espacio hasta 150 toneladas, más del doble de la capacidad que tiene el más grande de los cohetes Falcon actuales. En modo «vehículo de pasajeros» puede llevar una tripulación de astronautas a la Luna o a Marte o a decenas de pasajeros de un punto a otro del mundo en minutos.

Porque como posibilidad adicional el BFR «podría» viajar en órbita terrestre baja de un extremo a otro de la tierra a 27.000 kilómetros por hora.  “Si construyes una nave que puede ir a Marte, ¿por qué no utilizarla también para ir de un lugar a otro de la Tierra?”, dijo Musk.

A esa velocidad en la mayoría de los casos los viajes durarán en torno a media hora, una hora como máximo: como ejemplo, los 12.000 kilómetros que separan Nueva York de Shanghai (una de las rutas comerciales más largas) se recorrerían en menos de 40 minutos.

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Billetes a Marte por 200.000 dólares

El plan de Elon Musk es poner dos naves de carga BFR en Marte a partir del año 2022. Una primera nave llevaría víveres, mercancías y bienes con los que establecer una base marciana. Una segunda BFR llevaría tripulación y llegaría a Marte dos años después que la primera, en 2024 como pronto y según los planes iniciales.

Tal y como explica Elon Musk en su manifiesto de quince páginas titulado ‘Making Humans a Multi-Planetary Species’, el coste del «billete espacial» será un factor clave para la colonización de otros planetas: «una civilización no se puede sostener si el precio del billete es de 10.000 millones por persona. Pero si conseguimos que mudarse a Marte cueste el equivalente al precio promedio de una casa en los EE UU, unos 200.000 dólares, creo que las probabilidades de establecer en Marte una civilización autosostenida son muy altas. De hecho estoy casi convencido de que ocurrirá.»

Los 10.000 millones por billete a los que se refiere Musk se basan en una actualización del coste por persona lanzada atribuido al programa Apolo, que fue de entre 100.000 y 200.000 millones por astronauta considerando el coste total y el número de personas enviadas a la Luna, a su órbita y a la superficie.

En su manifiesto Elon Musk admite que «no todo el mundo querrá ir a Marte. De hecho probablemente sólo una parte relativamente pequeña de terrícolas querrá ir, pero será la suficiente. Cualquier persona que ahorre y que tenga como objetivo ir a Marte podrá pagar el billete y mudarse a Marte. Y dado que en Marte hará falta mano de obra a los colonos no les faltará trabajo.

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