Botella fracasa en la reconversión del auditorio faraónico de Gallardón

El Ayuntamiento se encalla en la reconducción de una obra en la que ya ha gastado 180 millones de euros

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La alcaldesa de Madrid, Ana Botella (PP) se ha vuelto a indigestar con la herencia tóxica que recibió de su antecesor, Alberto Ruiz Gallardón. El Ayuntamiento anunció en enero su intención de sacar a concurso un nuevo proyecto para reanudar las obras en el enorme agujero de 33.000 metros cuadrados ubicado junto a las cuatro torres. Se trata del solar de la avenida de la Castellana 259 donde estaba prevista la construcción del Centro Internacional de Convenciones de Madrid.

Pero tres meses después del anuncio, el equipo de gobierno local se ha topado con la realidad: no hay operadores interesados y los usos del terreno dotacional impiden la construcción de viviendas o de grandes superficies comerciales. Los responsables municipales admiten en privado la dificultad de relanzar uno de los proyectos estrella de Gallardón en el que el Ayuntamiento ya ha gastado 180 millones de euros: 100 millones en la construcción y otros 80 millones en el sellado de las obras para evitar movimiento de tierras y el deterioro de los trabajos ejecutados.

El símbolo

Gallardón quería que el Centro Internacional de Convenciones de Madrid, un enorme edificio que simularía el sol ocultándose en el horizonte, fuera el nuevo símbolo de la ciudad. Y así ocurrió. El plan, diseñado por los arquitectos Emilio Tuñón, Luis Moreno Mansilla y Matilde Peralta y que se proyectó con 70.000 metros cuadrados y 120 metros de altura, representa el agujero financiero que padece la ciudad cuya deuda alcanza los 7.000 millones de euros.

El Ayuntamiento asegura que ha elaborado varios planes para reflotar el proyecto que incluye un aparcamiento para 5.000 coches y un auditorio con 6.500 asientos. Además, también contemplaba la construcción de 2.000 metros cuadrados de superficie comercial. «El Ayuntamiento ha recibido de Madridec un terreno con un agujero, una serie de pantallas y hormigón que comprometen su futuro y que no sabe qué hacer con él», explica Luis Mariano Palacios, concejal de UPyD que ha denunciado los despilfarros en la obra fallida.

Los tóxicos

La última ocurrencia del equipo de Botella es intentar vender a privados los derechos de superficie por separado: unos derechos para la explotación del párking subterráneo y otra para lo que se termine construyendo en la superficie. “No queremos obtener gran rentabilidad sino recuperar el dinero invertido”, explicó Juan José Gracia, coordinador de Obras y Vivienda del Ayuntamiento de Madrid en Comisión de Urbanismo.

Gallardón aseguró en el acto de colocación de la primera piedra en 2008 (unos meses después de la quiebra de Lehman Brother) que el proyecto arquitectónico había causado gran expectativa en Nueva York, donde el ayuntamiento presentó la iniciativa. Dos años después, se vio obligado a anunciar la “paralización temporal” de las obras.

El fallido Centro Internacional de Negocios y el Centro Acuático son las dos obras a medio construir que el Ayuntamiento asumió como activos tóxicos después de que su anterior propietario, la empresa Madridec, quebrara en diciembre del año pasado.

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