La última voluntad de Puigdemont: el testamento de Berlín

Carles Puigdemont reúne este sábado en Berlín a los diputados de Junts per Catalunya para comunicar sus deseos sobre el próximo presidente de la Generalitat

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Se hará «lo que diga» Carles Puigdemont. Así de claro. Los dirigentes de Junts per Catalunya llegaron ayer, viernes, a Berlín para conocer de primera mano los deseos de Puigdemont, de quien se espera que hoy, sábado, desbloquee la investidura del presidente de la Generalitat y comunique sus deseos en una reunión junto a sus diputados.

Un nombre se ha colado en las últimas horas como favorito, tal y como adelantó este medio: el de Antoni Morral, un veterano diputado que forma parte del núcleo de fieles de Puigdemont. Morral interpretaría el papel de «presidente provisional» para no cerrar la puerta al líder huido y, sobre todo, para no quitar protagonismo al ex presidente de la Generalitat.

En los últimos días, el desconcierto reina en Junts per Catalunya, que finalmente ha optado por no autoengañarse y por asumir que todas las decisiones pasan por Puigdemont, por muchas presiones que existan. La expectativa mayoritaria, aseguran fuentes conocedoras de las intenciones del líder, es dar paso al plan D (tras las fallidas candidaturas del propio Puigdemont, de Jordi Sànchez y de Jordi Turull) para formar un gobierno efectivo. El plan D ha sido durante semanas Elsa Artadi, aceptada incluso por el Pdecat, pero en las últimas horas algo se ha torcido con la joven dirigente.

Segundo escenario: patada hacia adelante

La última voluntad de Puigdemont, sin embargo, podría pasar por otras opciones. Son más inesperadas pero nadie en Junts per Catalunya se atreve a descartar nada. Algunos opinan que el líder podría optar por no leer todavía su testamento, es decir, por seguir apurando los plazos porque todavía hay margen hasta el 22 de mayo, fecha en que se convocarían de forma automática nuevas elecciones autonómicas en Cataluña.

Ganar tiempo sería un enorme revés para el Pdecat y para ERC, que no desean apurar los plazos y que temen que se produzca alguna decisión judicial que modifique el escenario actual, el cual permite la investidura de un diputado sin problemas judiciales.

Tercer escenario: Insistencia en la teleinvestidura

Puigdemont también podría encastillarse, valerse de la consulta interna de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y, en una variante hardcore del escenario anterior, insistir todavía en la viabilidad de su teleinvestidura, con el argumento de que la reforma de la ley de presidencia diseñada ad hoc para hacerla viable y que se aprobó ayer, viernes, todavía no ha sido suspendida. El gobierno de Mariano Rajoy ýa ha solicitado el preceptivo informe del Consejo de Estado previo a la presentación del recurso al Tribunal Constitucional (TC). Y será cuando lo tenga cuando el asunto llegue al TC, lo que supondría la suspensión cautelar de la norma con efecto automático.

En fin, no sería nada más que otra forma de exprimir los plazos, estirar el chicle del suspense y seguir poniendo de los nervios a ERC y el Pdecat. Pero al fin y al cabo, fue a base gritos de “¡Puigdemont, president!” como los congregados el miércoles para protestar por los seis meses en prisión de Oriol Junqueras y Joaquim Forn le leyeron la cartilla a Roger Torrent en presencia de la flor y nata de los partidos soberanistas.

Cuarto escenario: A las urnas

La última posibilidad, y la que se supone que casi nadie quiere, aunque unos la quieran menos que otros, y Puigdemont no sea precisamente el más reticente, es la de aventurarse a volver a las urnas y ver qué pasa. Decimos casi nadie porque está por ver lo que dicen los socios de la ANC, cuya presidenta, Elisenda Paluzie, manifestaba este lunes que, si no se puede investir al ex president, el mensaje “más potente” sería volver a las urnas una y otra vez  “hasta que se respeten los resultados de las elecciones”. Y porque el pujante Cs, viendo sus intentos de tumbar los votos delegados de Puigdemont y Toni Comín, tampoco parece hacerle ascos a un bucle electoral.

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