Rajoy blindará el catalán y la financiación de la Generalitat

Artur Mas deberá dar marcha atrás para que la mejora del autogobierno se haga efectiva; los líderes empresariales cerrarán filas con esta salida negociada

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El Gobierno prepara el blindaje del catalán y de la financiación de la Generalitat para presentar una alternativa este otoño con la que contrarrestar la consulta soberanista. El ofrecimiento se haría después de la Diada pero antes de que el Parlament dé luz verde a la ley de consultas catalana.

Uno de los padres de la Constitución, Miguel Herrero de Miñón, trabaja en el encaje del nuevo escenario de autogobierno.

El plan de Mariano Rajoy parte con el más que probable respaldo del PSOE –y por tanto, del PSC–. El secretario general socialista, Pedro Sánchez, propuso la reforma de la Constitución en su primera entrevista con el Presidente, que descartó la opción. El jefe del Ejecutivo sí avanzó al nuevo líder de la oposición la alternativa en la que por entonces ya se trabajaba.

La salida preferida por los catalanes

Además de nacer con el respaldo de los dos principales partidos en el Congreso, esta suerte de tercera vía que cocina Moncloa respondería a las demandas de la mayor parte de la sociedad catalana. Según las encuestas, los catalanes suscribirían antes el blindaje del autogobierno que la posibilidad de abrir un proceso independentista.

Sin embargo, si no se moviera ficha, las opciones soberanistas lograrían la mitad más uno de los votos. Por otra parte, la mejora de la financiación y las reivindicaciones culturales son los puntos más importantes del documento de 23 demandas que Artur Mas entregó personalmente a Rajoy en la reciente reunión que celebraron en Madrid.

Los líderes económicos y empresariales de Cataluña están al tanto de las intenciones, como también está sobre preaviso la Generalitat, y han trasladado al gobierno español el compromiso de mover ficha a favor de esta salida negociada.

Esquerra como obstáculo

La contrapartida al blindaje de la financiación, lengua y cultura catalanas tendría un elevado coste político: la Generalitat deberá renunciar a convocar la consulta soberanista. Es decir, Mas tendrá la misión de dar marcha atrás si acepta la salida pactada que le ofrecerá el resto del Estado. Aquí es donde podría dar de bruces con el mayor obstáculo: Esquerra.

El presidente de la Generalitat ha tenido que calmar a las filas republicanas, que le sostienen en el Govern, después de que la vicepresidenta Joana Ortega cuestionara la consulta. La número dos incluso dejó abierta la posibilidad de no acudir a la marcha de la Diada, que preparan la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.

Especulaciones de agosto

Mas, por ahora, se mantiene en sus trece. Asegura que la única opción “es votar” el 9 de noviembre y que el resto son “especulaciones” propias de agosto. Aunque dejó la puerta abierta este mismo jueves: “si hay propuestas, tomaremos decisiones conjuntas”, aseguró al concluir un acto del Tricentenario.

Ismael García Villarejo

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