El Pozo estafa a sus clientes con el jamón ibérico de Navidad

El lote navideño de jamón de cebo Legado Ibérico –producto estrella de El Pozo– llega a los supermercados con graves tropelías a la normativa vigente

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El próximo mes de enero se cumplirán seis años desde que se aprobó la norma de calidad de los productos ibéricos, cuyo actor protagonista es indiscutiblemente el jamón ibérico de bellota. Para bien o para mal, esta normativa regula la comercialización de un alimento español internacionalmente reconocido y diferencia el verdadero cerdo de raza 100% ibérica alimentado con bellota del resto de jamones identificados como ibéricos pero obtenidos de cerdos cruzados. Sin embargo, un segmento crítico del sector considera la legislación insuficiente para los productores tradicionales y beneficiosa para los grandes grupos alimentarios.

Una de las quejas más recurrentes de los jamoneros a pequeña y mediana escala es que las grandes empresas no se dan por satisfechas con una norma de calidad hecha a medida del lobby que las defiende en la esfera política, sino que sus expectativas de incremento de beneficios les llevan a infringir una normativa que para los críticos es de entrada injusta. Campofrío, Comapa, El Pozo Alimentación… los grandes grupos han sido pillados en sus intentos por burlar la ley que rige al sector, y muchos han seguido incumpliéndola sin recibir siquiera un toque de las autoridades competentes.

El Pozo no ha estado exento de polémica en este sentido y ha tenido que corregir algunas prácticas vetadas por la normativa. Pero el grupo de alimentación ha hallado nuevas formas de saltarse la norma de calidad del ibérico y actualmente tiene inundadas las grandes superficies de lotes navideños con diseños comerciales que no tienen otra intención que confundir a los consumidores en una guerra por dominar el sector de jamones y paletas ibéricas, que –en gran parte gracias a un siempre actualizado glosario de trucos– tuvo en 2018 una dimensión económica cercana a los 2.000 millones de euros.

Cuando más se dispara la facturación es en los últimos meses del año, al estar el jamón ibérico presente en muchas fiestas de Navidad y fin de año. Por ello, fuentes del sector consultadas por este medio han encendido las alarmas tras ver en los supermercados madrileños de Alcampo el lote navideño de jamón Legado Ibérico que comercializa El Pozo este año. E insisten en uno de los mantras de los jamoneros críticos de la normativa: si algo así sucediera con el champán francés o el parmesano italiano, la magnitud del escándalo no tendría precedentes.

El gran engaño de Legado Ibérico

En octubre de este año, el director general de El Pozo, Rafael Fuertes, decía en una entrevista colgada en la web del Foro de Marcas Renombradas Españolas que la marca Legado Ibérico es «líder en España por cuota de mercado», y acreditaba el éxito de sus productos a su trabajo para que «los alimentos que la forman sean excelentes y estén por encima de las expectativas del consumidor». «Legado Ibérico es una marca sinónimo de garantía, placer y compromiso de innovación», añadía el directivo de un fabricante que facturó 1.123,6 millones de euros en 2018.

Particularmente interesante es que Fuertes hable de superar «las expectativas del consumidor» y de que la marca sea un «sinónimo de garantía» cuando en los lineales de los supermercados puede comprobarse lo contrario. Centremos la atención por un momento en el lote navideño de jamón de cebo ibérico (50% raza ibérica) de Legado Ibérico, cuyo importe es de 215 euros. Las trampas que acomete la marca de El Pozo en la caja de cartón que reguarda la pieza de jamón son suficientes para poner en cuestión que sus alimentos sean lo «excelentes» que dice el directivo del gigante alimentario.

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Jamón de cebo ibérico de El Pozo con un precinto falso y fuera de norma, a la venta en un supermercado Alcampo de Madrid

Como puede observarse en la anterior imagen, la caja del lote incluye la fotografía de un jamón ibérico que en su caña lleva colgado un precinto o brida de color negro, que se utiliza según la normativa para identificar aquellos jamones de mayor calidad, los de raza 100% ibérica que han sido alimentados con bellota previo a su sacrificio. Naturalmente, son también los jamones más caros y no hay forma humana de comprar uno por 215 euros. No es el de la fotografía promocional el cárnico curado que se encuentra dentro de ese lote, ni es esa una brida de norma.

Por sus cualidades, este jamón debería portar una brida de color blanco, la de la calidad más inferior en el linaje de cerdos ibéricos. Este es el color de precinto que, según la norma de calidad del ibérico, deben llevar los jamones de cebo 50% raza ibérica, puesto que además de no tener la pureza racial al 100% son alimentados con pienso y no con bellota en la dehesa. Este es precisamente uno de los tipos de jamones que la normativa vigente permiten calificar de ibérico (a pesar de ser obtenidos de cerdos cruzados) y que enfadan a muchos jamoneros tradicionales defensores de los cerdos de raza 100% ibérica.

Economía Digital ha intentado ponerse en contacto con distintos directivos de El Pozo Alimentación para aclarar este asunto pero al cierre de este artículo no ha habido respuesta de ninguno. Dos días después, el 20 de diciembre, ya publicado este artículo, la empresa emitió un comunicado para aclarar lo sucedido.

El Pozo asegura que todos los jamones «llevan la brida que les corresponde en cumplimiento del Real Decreto 4/2014, de 10 de enero». También que nunca han tenido la intención «de confundir» a sus consumidores, lo que se demuestra, según su versión, que aparece en la caja que el jamón es de cebo ibérico 50% raza ibérica.

La compañía achaca todo a una confusión con la foto del jamón de la caja, que, «por error», lleva una brida negra, que corresponde al jamón 100% ibérico.

La patronal del ibérico ignora la normativa

Actualización, 20/12/2019: Tras la publicación de este artículo, la patronal del ibérico, Asici, ha acreditado que la presentación del jamón navideño Legado Ibérico de El Pozo incumple con la normativa e induce a la confusión a los consumidores.

Los precintos de colores para diferenciar un jamón ibérico de otro fueron implementados y son distribuidos en exclusiva por la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici), que a efectos prácticos es la patronal del sector. Estas bridas las colocan en los mataderos los responsables de las inspecciones y certificaciones del cerdo ibérico, siempre bajo la vigilancia de Asici, una entidad tremendamente señalada por los críticos del sector por permitir todo tipo de fraudes y engaños a los gigantes que dominan la facturación de este tipo de productos.

El director de comunicación de Asici, Jesús Pérez Aguilar, se ha negado a responder cualquier pregunta de Economía Digital tras publicaciones que ponen en cuestión la labor de la interprofesional, en cuya junta directiva, curiosamente, figura como vocal Pedro Olivares, veterinario jefe de El Pozo Alimentación. No obstante, desde la sede de Asici han respondido la llamada telefónica de este medio y han explicado con argumentos contradictorios las dudas sobre el timo de jamón ibérico que El Pozo ha estrenado este año.

La recepcionista primero ha indicado que creía que no era permitida la imagen de un jamón ibérico con precinto negro en la caja de un jamón de cebo ibérico. Después ha consultado con algunos compañeros y ha cambiado su versión: «La caja (del producto) no entra dentro de ningún marco de los acuerdos que tenemos», dijo, antes de solicitar imágenes del jamón en cuestión para elevar la consulta al Ministerio da Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), el departamento que ha asignado a la entidad el control y la asignación de los precintos de la norma de calidad del ibérico.

Asici ha demostrado una vez más que desconoce la legislación que rige el sector que presuntamente defiende. Y es que el Real Decreto 4/2014, de 10 de enero, por el que se aprobó la norma de calidad para la carne, el jamón, la paleta y la caña de lomo ibérico, y que es precisamente la normativa que introdujo los precintos de color para diferenciar los distintos tipos de jamón ibérico, es meridianamente claro sobre la necesidad de evitar la confusión entre los consumidores.

«La marca comercial que se asigne al producto final no podrá inducir a confusión al consumidor, sobre sus características raciales y las condiciones de alimentación o manejo, tanto a través de la propia denominación de la marca, como de su imagen gráfica», dice la normativa en su artículo 4. «En el etiquetado, facturas, albaranes, publicidad, folletos y cartelería en el punto de venta, así como en las acciones promocionales o publicitarias, deberá figurar completa la denominación de venta de los productos objeto de la presente norma», remata el mismo artículo del Real Decreto.

La norma de calidad recoge otros escenarios que pueden invitar a la confusión a los consumidores, en aras de que los fabricantes eviten incurrir en estas prácticas. Por ejemplo, dice que «las designaciones que componen la denominación de venta» (en este caso, 50% raza ibérica) «deberán figurar en lugar destacado, y en todo caso en el mismo capo visual que la marca comercial, del etiquetado con el mismo tipo de letra, tamaño, grosor y color, en todos sus términos». El jamón de Legado Ibérico burla esta obligación en este lote de Navidad, tanto en tamaño como en color.

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Izquierda: Jamón de cebo ibérico de la marca Legado Ibérico de El Pozo en 2015, con el porcentaje racial al costado / Derecha: Una paleta del mismo fabricante tras su rectificación, con el porcentaje racial en la parte frontal de la etiqueta y a mayor tamaño

El Pozo Alimentación sabe lo que hace: Entre 2014 y 2016, la empresa vendía en Alcampo piezas de jamón de cebo ibérico de la marca Legado Ibérico cuyos etiquetados recogían la leyenda «50% raza ibérica» en un costado y no en el principal campo visual del producto ni cerca del nombre comercial del mismo, además de colocar en su caña precintos de color negro en vez del reglamentario de color blanco. La compañía murciana rectificó y empezó a incluir el porcentaje de raza ibérica en la parte frontal del etiquetado, aunque siempre con un color y un tamaño diferentes al de la denominación comercial. Pero este cambio (observar la anterior imagen) sirve para ilustrar que la empresa no peca de inocente.

Más trampas en la web de Legado Ibérico

Por si fuera poco, la web oficial de la marca de El Pozo también está llena de trucos que invitan a la confusión. En una jugada similar a la del lote navideño de jamón de cebo ibérico Legado Ibérico, la página de internet del fabricante muestra muchísimos jamones provenientes de porcinos de raza 50% ibérica sin el precinto blanco, rojo o verde que les corresponde por ley. Los productos promocionales registrados tanto en la web de El Pozo como igualmente en un spot televisivo pasan por completo de las bridas obligatorias, lo que según la vigente reglamentación los descalifica automáticamente para poder usar el vocablo de raza ibérica y por tanto para ser comercializados usando dicha denominación comercial en todos los etiquetados.

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Jamones ibéricos de El Pozo sin las bridas obligatorias, como aparecen en la web de Legado Ibérico

Es cuando menos lamentable que uno de los gigantes del sector, cuyo veterinario jefe integra la junta directiva de Asici, tenga tanto desdén por la norma de calidad del ibérico, que en parte fue aprobada en 2014 ante «una excesiva variedad de menciones» en los etiquetados que pueden «inducir a confusión al consumidor». «Se ha puesto de manifiesto la utilización de parte de las designaciones de los productos con tipología y tamaño de letra no adecuados y distribución en el etiquetado tan aleatoria que el consumidor no puede distinguir eficazmente de qué producto se trata», escribían los autores del Real Decreto hace casi seis años.

Y añadían: «Las diferencias entre las distintas designaciones son muy relevantes y su confusión produce, además de engaño al consumidor, una competencia desleal entre empresas que es preciso atajar». Misión…¿fallida? Los críticos no lo ponen en duda, pero la facturación sigue creciendo cada año y, según alertan, los intereses son muchos como para tener esperanza en un cambio real.

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