La Generalitat alarga el cierre de Panrico para calmar los ánimos

La dirección y el comité de empresa esperan desde hace una semana que el Departament d'Empresa i Ocupació convoque el último encuentro tras la batalla sindical

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La dirección de Panrico, encabezada por Joan Casaponsa, y el comité de empresa de la factoría de Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) esperan desde hace una semana que el Departament d’Empresa i Ocupació de la Generalitat convoque la última reunión para cerrar las negociaciones sobre la continuidad de la fábrica.

Tras la batalla sindical ante la puerta de la delegación de Treball, los políticos de CiU han decidido dilatar el proceso para que se calmen los ánimos e intentar que los dos actores que ahora se sientan en la mesa lleguen a un punto de encuentro.

Desde ambas partes reconocen que cada día que pasa es más difícil pactar. El fondo Oaktree, el nuevo propietario de la compañía de bollería industrial, presiona para resolver el desencuentro entre directivos y representantes de los trabajadores e impulsar definitivamente la reordenación del grupo.

Ya sea con el plan de viabilidad para la fábrica catalana que propone Casaponsa (que incluye recortes en el resto de centros de España) como a través del expediente de regulación de empleo (ERE) que tienen preparado. Los portavoces afirman que por el momento se ha descartado solicitar el preconcurso de acreedores. Pero su urgencia es cada vez mayor, ya que los problemas de liquidez de Panrico se complican mes a mes.

Por parte del comité de la fábrica, controlado por CCOO, mantienen firme su postura inicial: rechazan la hoja de ruta de los directivos porque aseguran que atenta contra las condiciones laborales del centro. Proponen a cambio un plan de prejubilaciones y bajas incentivadas para medio centenar de los 464 trabajadores. Pero Casaponsa ya lo ha denegado, afirma que todos los empleos son necesarios y lo que necesitan es bajar los costes de producción.

UGT espera

Las posturas alejadas e inmoviles de los representantes de los trabajadores y los directivos han provocado una tensión in crescendo en la plantilla catalana. De hecho, en la etapa final de la negociación iniciada en septiembre ya no está el comité intercentros, que incluye a todos los empleados de Panrico en Catalunya y está controlado por UGT. El pasado lunes se levantaron de la mesa y esperan a que finalice el conflicto.

Según fuentes conocedoras de la operación, veían con buenos ojos el plan de viabilidad con algunos cambios. Pero chocaron de frente con CCOO, su desencuentro viene de lejos, y terminaron a bofetadas en la puerta de Treball.

Plantilla dividida

También se han distanciado los trabajadores de Santa Perpètua. La plantilla está dividida entre los que aceptan y los que rechazan la hoja de ruta de los directivos y Treball no quiere desaprovechar esta oportunidad. Desde el entorno del director de relaciones laborales, Ramon Bonastre, explican que ahora esperan a que se calmen los ánimos e harán un último esfuerzo para firmar un preacuerdo. Y para ello necesitan tiempo.

Panrico ha cerrado provisionalmente el ejercicio 2011 con la pérdida de otros 200 millones de euros.

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