La productora Cromosoma languidece sin su fundador

La hija de Oriol Ivern ha tomado las riendas del negocio y ha despedido a gran parte de la plantilla. Las producciones en curso, como la película las 'Tres Mellizas', se han frenado

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La recepción y los departamentos de la productora Cromosoma están vacíos. Los teclados se han silenciado, los lápices han dejado de crear y la luz roja de las cámaras de video ya no parpadea. La desaparición del fundador de la empresa, Oriol Ivern, ha empujado hasta el precipicio el que fuera su sueño, su ilusión.

Después de casi dos décadas de actividad, el legado de Cromosoma ha pasado a manos de la hija de Ivern, María. Sin embargo, las cuentas del mayor estudio de animación que sobrevive en Catalunya demuestran que el negocio no es rentable. Hay demasiado impagos de los clientes y facturas pendientes de cobro, según apuntan fuentes cercanas a la empresa.

En 2009, las ventas de la productora comenzaron a caer, con 1,7 millones de euros frente a los más de tres de un año antes. Esta tendencia, lejos de invertirse, se ha repetido con el paso del tiempo. Cromosoma, financieramente, es un agujero negro.

En la calle

La liquidación de las deudas han llevado a la nueva dirección a prescindir de gran parte de sus trabajadores a los que se les presentó la carta de despido el pasado viernes. De las seis áreas en las que está dividido el estudio, tan sólo el personal fijo se ha librado. Hace cinco años en la empresa trabajaban una treintena de personas pero en el último año apenas quedaba una quincena.

La compañía ha optado por prescindir de los trabajadores con contratos temporales y mantener a los que estaban en plantilla que en algunos casos superan la década de antigüedad, lo que encarece su salida.

Obras inacabadas

En la memoria quedarán los grandes éxitos que ha cosechado la productora catalana. Entre los trofeos que engalanan las estanterías está la serie de animación Las Tres Mellizas, la película Arrugas y el documental, galardonado con un Goya, Bicicleta, Cuchara, Manzana.

La vida de Cromosoma se apaga y con ella también la de sus obras. Los diversos proyectos que se gestaban se han ido con sus creativos, entre ellos la película de Las Tres Mellizas, que por fin había arrancado tras varios intentos, o la serie infantil Lila, así como varios documentales y productos multimedia.

Con todo, el futuro de Cromosoma no se prevé muy largo. La máquina de la productora podría dejar de funcionar a corto plazo, dejando un panorama desolador para el sector audiovisual.

Economía Digital

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