Una revisión oficial desvela que los viejos contadores de luz facturan de más

La última auditoría contradice la versión del Gobierno según la cual los aparatos viejos son fiables. Un extrabajador de la industria, que ha puesto en jaque a Endesa, asegura que las eléctricas perjudican al consumidor gracias a los desajustes de los contadores de más de 20 años

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Los viejos contadores de luz, operativos aún en 14 millones de hogares españoles, han creado un perjuicio millonario a los usuarios, según desvelan los datos de un informe oficial del Centro de Metrología Español, CEM, el ente encargado de verificar la exactitud de estos aparatos.

Las distribuidoras ejecutan un plan de renovación de los contadores electromecánicos (los de la rueda de aluminio) pero los aparatos con más de 25 años han beneficiado en sus cálculos a las eléctricas al cobrar de más a los usuarios.

Las grandes eléctricas de España aseguran que todo su parque de contadores (tanto los nuevos, los telegestionados, como los viejos, los electromecánicos) son completamente fiables. Lo que marcan es lo que se ha consumido, sostienen. Pero los datos oficiales siembran de dudas esta versión.

Para demostrar que su parque de contadores es fiable, Endesa se remonta al último plan para revisión de contadores elaborado por el organismo encargado de esta tarea: el Centro de Metrología Español, dependiente del Ministerio de Industria.

El ente revisó entre enero de 2006 y mayo de 2007 un total de 4.750 contadores electromecánicos y publicó una conclusión que sobresalía sobre el resto: los contadores españoles son fiables y su antigüedad no afecta a su exactitud.

Más viejos, más perjudiciales para el usuario

Pero el detalle del estudio, que no se había difundido hasta ahora, pone en entredicho sus propias conclusiones. En el informe, se muestra el número de contadores analizado con sus respectivos años de fabricación: de 1990 a 1981 (página 6). Entre los contadores más nuevos de la muestra, los instalados en 1990, el organismo oficial inspeccionó 459 aparatos, de los cuales 301 habían tenido errores positivos, es decir, marcaban más kWh de los realmente consumidos por el usuario. En concreto, facturaban el 1,55% de más.

De los fabricados en 1989, se inspeccionaron 479, de los cuales 274 sobrefacturaban al consumidor (el 1,46% de más). Y a partir de allí, mientras más viejo es el contador, más se elevaba el margen de error. De los 472 contadores fabricados en 1981, una inmensa mayoría, 394 facturaron de más, lo que supone casi el 2,7% de sobrefacturación.

Pese a estos datos, el organismo oficial ha concluido que los viejos aparatos son fiables. Adicionalmente, una omisión en el informe siembra aún más dudas sobre las conclusiones.

Revisiones que nunca se realizaron

La única revisión detallada que se ha hecho de los contadores en España, el organismo oficial no analizó la fiabilidad de los contadores con más de 25 años. Aseguraba entonces que el parque de contadores con esa antigüedad era residual, pero datos de la Comisión Nacional de la Energía desmienten la teoría.

Según el organismo, el número de contadores con más de 25 años en ese momento suponían más de 5,9 millones.

«El no tener en cuenta los 5,67 millones de contadores con más de 25 años de antigüedad tuvo por finalidad eliminar los contadores con mayor error positivo, con objeto de que los resultados del estudio no dejaran al descubierto que casi el 100% marcaba de más», explica Antonio Moreno, un ingeniero jubilado del fabricante de contadores Landis & Gyr que ha iniciado una lucha contra las eléctricas para demostrar supuestos fraudes en el recibo de la luz. 

 
De los datos del estudio del Centro de Metrología Español se desprende que el 70% de los contadores analizados marcaban de más.

Superación del margen de error

Los desajustes en los aparatos han sido menospreciados en el único estudio oficial de contadores que se ha realizado hasta ahora en España.

La normativa permite que un contador tenga un margen de error del 2%. Es decir, admite que el aparato «se equivoque» facturando un 2% más o un 2% menos. Pero el estudio demuestra que, entre los contadores analizados, la inexactitud casi siempre favoreció a la eléctrica y perjudicó al consumidor. Y a partir de los 20 años de operaciones, los contadores suelen superar el umbral del margen de error, tal como demuestra el informe en la página 6 en los contadores fabricados antes de 1987.

Las cantidades facturadas de más por las eléctricas por un contador desajustado y envejecido no suponen, en ningún caso, una pérdida superior al 3% para el cliente, según el informe. La factura podría variar céntimos o incluso llegar hasta los tres euros mensuales. Pero ese desajuste trasladado al universo de suscriptores podría haber supuesto, según Moreno, un ingreso de 100 millones de euros de facturación adicional para las empresas distribuidoras que mantuvieron estos contadores sin revisar durante los últimos 30 años.

El desgaste del imán

Antonio Moreno explica las causas técnicas por la cual los contadores, con el paso de los años, penalizan al consumidor. Una de ellas tiene que ver con el imán de los aparatos.

«Las distribuidoras eléctricas dicen que los contadores tienden a facturar menos cuando se acercan o superan su vida útil, pero lo cierto es que el imán, que frena la rueda de aluminio del contador, se debilita con el paso del tiempo y, por tanto, el contador cobra de más», explica el ingeniero Moreno que lleva adelante una campaña contra los abusos de las eléctricas a través de su blog Estafaluz.

El precedente

Tanto Endesa como Iberdrola y Gas Natural Fenosa defienden que los contadores son precisos y fiables. Es la misma versión que la del organismo encargado de verificar la precisión de los Contadores, el Centro Español de Metrología. Pero los estudios que contradicen esta versión no son inéditos.

La Organización de Consumidores y Usuarios, OCU, elaboró un informe en 2001 para determinar si los contadores españoles favorecían a las empresas eléctricas. Entonces, la organización aseguró que el 80% de los aparatos facturaban de forma equivocada. Y la equivocación casi siempre favoreció a la distribuidora.

En mayo de 1996, los fabricantes de contadores advirtieron al Ministerio de Industria de los graves perjuicios para el usuario, «Existen centenares de miles de contadores instalados con más de 40 años de antigüedad y millones con más de 30 años que no están siendo sometidos a un control legal que garantice a exactitud de la medida», alertaron los fabricantes.

Las resistencias

Una orden del gobierno (1100/2002) exigió al sector la realización de verificaciones periódicas al parque de contadores electromecánicos, pero las empresas eléctricas, a través de la asociación sectorial Unesa, se resistió y recurrió la medida.

Las distribuidoras aseguran que los contadores nunca han sido un foco de quejas de los usuarios. De hecho, los suscriptores tienen el derecho de reclamar una revisión de su contador si sospechan que factura de más. Estas solicitudes son residuales, según reconocen las propias compañías.

Los fabricantes han cobrado 11.600 millones de euros desde 1985 para la realización de las verificaciones periódicas que nunca se han hecho.

Las compañías eléctricas llevan a cabo una sustitución de los contadores electromecánicos por otros telegestionables. Pero las distribuidoras no están sustituyendo los contadores electromecánicos más antiguos, sino los más nuevos. Según un informe de la CNE de 2011, el 47,7% de los contadores electromecánicos sustituidos tiene menos de 10 años de antigüedad y el 16,1% tiene más de 25 años de antigüedad. Es decir, se sustituyen los más precisos primero y se dejan los más problemáticos para el final. 

Con este proceso, cuya finalización está prevista para 2018, se acabarán las dudas sobre su fiabilidad, aunque el ingeniero Moreno, el azote del sector que mantiene varios pleitos contra Endesa, asegura que los telegestionables son mucho más fáciles de manipular que los antiguos.

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