El Banco de España propone cheques verdes en el IRPF para afectados por la transición ecológica

El Banco de España alerta de un "efecto inflacionario" del cambio climático y pide subir los impuestos 'verdes' y bajar los del trabajo

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. BdE

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. BdE

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Alerta del Banco de España sobre el cambio climático. El organismo supervisor avisa de que un impacto económico del reto climático es «extraordinariamente incierto» a nivel mundial y en la economía española, pero aboga por subir los impuestos medioambientales y destinar su recaudación a bajar los del trabajo, así como crear ‘cheques verdes’ compensatorios que reduzcan los costes de transición ecológica para las empresas y familias más vulnerables.

La propuesta pasa por crear ‘cheques verdes’ en el IRPF a la parte de la población que se vea más afectada para afrontar el proceso de transición ecológica, como los hogares con menor nivel de renta para poder adquirir electrodomésticos más sostenible; aquellos cuyo cabeza de familia tiene entre 35 y 45 años; los que residen en las zonas rurales al tener que coger más los vehículos privados; los de menor nivel educativo o los que presentan un mayor número de miembros.

Estos son algunas de las advertencias y propuestas principales recogidas en un capítulo dedicado al cambio climático del ‘Informe Anual 2021’ del organismo, publicado este miércoles, en el que avisa de que el proceso de transición energética tendrá un «marcado impacto asimétrico» en España y que si no se reduce de forma abrupta la emisión de gases de efecto invernadero tendrá impactos económicos «elevados» en términos de costes.

El director general de Economía y Estadística del organismo, Ángel Gavilán, ha lanzado la voz de alarma respecto al proceso de transición energética, puesto que generará «cuellos de botella importantes» y disrupciones importantes en las cadenas de suministros si se hace de forma muy coordinada. También tendrá un «efecto inflacionario» a corto plazo, ante la mayor necesidad de componentes como el litio, el cobre y otras materias primas fundamentales en la fabricación de baterías eléctricas y sistemas sostenibles para la transición.

La temperatura global aumenta a un nivel de dos décimas por década y ya se está 1,1 grados por encima de los niveles preindustriales de 1900. Dado que el acuerdo de París fijado en la COP 2015 estableció evitar que el aumento de la temperatura superase los dos grados a final de siglo y en 1,5 grados los niveles preindustriales, Gavilán ve «absolutamente imposible» con las medidas actuales evitar que se eleve en cuatro décimas de ahora a final de siglo.

Subir impuestos ‘verdes’ y bajar los tributos al trabajo

Ante la magnitud del reto, el Banco de España ve imprescindible ajustar la senda actual de emisiones de gases de efecto invernadero de forma ordenada y que todas las políticas y agentes económicos contribuyan activamente en el proceso de transición ecológica, en paralelo a un reforzamiento de la coordinación internacional, teniendo en cuenta las condiciones de desarrollo específicas de cada país.

Además, subraya que existe un «consenso generalizado» en que la imposición medioambiental constituye el mecanismo «más eficiente» para que los agentes económicos internalicen las consecuencias climáticas de sus decisiones, máxime cuando «España se encuentra, de manera persistente, en el grupo de economías de la UE‐27 en las que la fiscalidad medioambiental presenta una menor recaudación relativa«.

La brecha de recaudación en España por este concepto, respecto a la media aritmética de la UE‐27, se ha mantenido estable y cercana a un punto porcentual durante las dos últimas décadas. En particular, en 2019 España mostró un diferencial negativo de 0,8 puntos porcentuales, debido, en un 67%, a los menores impuestos sobre la energía, y en particular sobre los hidrocarburos.

Por ello, ve «imprescindible» potenciar y mejorar el diseño de la fiscalidad medioambiental en España, para que la economía española pueda avanzar eficientemente en el proceso de transición ecológica. Al respecto recuerda el abanico de propuestas del ‘Libro Blanco» sobre la reforma tributaria publicado el pasado mes de marzo por el comité de expertos designados por el Ministerio de Hacienda con el Instituto de Estudios Fiscales (IEF), como subir la fiscalidad del diésel o crear un impuesto a los billetes de avión, entre otros muchos.

«Un uso eficiente de los recursos obtenidos a través de una mayor imposición medioambiental podría reducir significativamente los costes de transición para el conjunto de la economía, defiende el Banco de España, que sugiere subir los impuestos ‘verdes’ para conseguir una recaudación que permita mitigar el impacto de la transición ecológica y reducir la tribuctación del trabajo.

‘Cheques verdes’ compensatorios a afectados y fondos europeos

Los recursos adicionales que permitiría una mayor fiscalidad medioambiental también podrían servir para desplegar políticas compensatorias que redujeran los costes de transición en el corto plazo para las empresas y los hogares más vulnerables.

Según el organismo, el previsible incremento futuro en el precio de los bienes y servicios más contaminantes incidirá de manera más acusada, dado su patrón de consumo, sobre los hogares con menor nivel de renta; aquellos cuyo cabeza de familia tiene entre 35 y 45 años; los que residen en las zonas rurales; los de menor nivel educativo o los que presentan un mayor número de miembros.

Eso sí, matiza que si la transición ecológica resultara exitosa, una parte significativa de los ingresos que se derivarían en el corto plazo de una mayor fiscalidad medioambiental tendrían un carácter eminentemente transitorio y que se disiparían gradualmente a medida que los hogares y las empresas se adaptaran a un modelo de crecimiento más sostenible.

Con todo, para para estas medidas compensatorias pide un diseño «cuidadoso» con un «enfoque focalizado y que no se reduzcan los incentivos a disminuir las emisiones contaminantes», con «cheques verdes» articulados a través del IRPF, con el fin de no alterar, en el conjunto de la economía, las señales de precios relativos derivadas de los gravámenes.

Las transferencias estarían condicionadas por la toma decisiones de consumo y de inversión coherentes con la transición a un modelo más sostenible, dirigidas, por ejemplo, a la inversión en equipamiento que favorezca una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. En cualquier caso, Gavilán ha vuelto a pedir el diseño de un plan de reducción de déficit público para dar «certidumbre».

El organismo también reclama impulsar la inversión pública y privada, y maximizar el papel de los fondos ‘Next Generation UE‘, ya que el Plan de Recuperación español pretende movilizar hasta 2026 más de 27.000 millones a transición verde, con 6.800 millones a eficiencia energética de edificios públicos y privados y 13.200 en movilidad sostenible urbana y de larga distancia y 6.400 millones en tecnologías e infraestructuras limpias para impulsar la descarbonización del sector energético.

Impacto por sectores y el papel «crucial» de la banca

Sobre la «extraordinaria incertidumbre» del impacto del cambio climático y la transición energética apunta que algunos estudios estiman pérdidas a largo plazo para el PIB mundial que varían entre el 0,7 % en un escenario moderado y el 62 % en un escenario severo.

El modelo sectorial CATS de equilibrio general desarrollado por el Banco de España permite valorar las implicaciones que se derivan del grado de exposición asimétrico al proceso de transición ecológica de las distintas ramas de actividad en la economía española. Los sectores más afectados serían los de productos minerales no metálicos, transporte aéreo, papel, productos químicos, metalurgia e industrias extractivas, así como transporte terrestre, silvicultura, reparación e instalación de maquinaria y equipo, transporte marítimo y pesca y agricultura y ganadería.

Asimismo, las manufacturas, la agricultura, eel transporte y el suministro de electricidad y gas son las actividades productivas con más emisiones de gases en España, en un contexto en el que las empresa sde menor tamaño parecen estar peor preparadas ante los desafíos climáticos.

Por otra parte, para un aumento del precio de los derechos de emisión similar al observado en los últimos años —desde aproximadamente 25 euros por tonelada de CO2 en 2019 hasta cerca de 100 euros por tonelada a principios de febrero de 2022—, el modelo predice una reducción del nivel de PIB de la economía española de un 0,6%, en términos acumulados al cabo de tres años. Si además se añadiera una extensión de la cobertura del sistema de ETS para incluir las emisiones de todos los sectores productivos, el modelo predeciría una reducción del PIB de un 1,3% después de tres años.

El directo general de Economía del Banco de España sostiene que España no está «mucho peor» que Alemania y remarca el papel «crucial» del sistema financiero para hacer frente al «cuantioso2 volumen de recursos para la transición ecológica. Respecto a los test de estrés climáticos que ultima el BCE para la banca, el organismo cree, a priori, que en agregado, el sector financiero «resistiría de forma adecuada».

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