La crisis continúa: los precios de la electricidad seguirán altos los próximos dos años

Cuando parecía que lo peor de la crisis energética había pasado, empresas, patronales y analistas asumen que todavía falta camino

EFE/Miguel Toña

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El reciente fracaso de la subasta de potencia renovable que se ha celebrado en España disparaba las alarmas. Apenas un 2% de los MW disponibles eras adjudicados. ¿Por qué? Estrategias corporativas, contratos a largo plazo… muchas explicaciones, pero un solo consenso: el precio dispuesto era muy bajo. Eso solo significa una cosa: que el mercado espera que los precios eléctricos estén elevados los próximos años

Por lo que respecta a 2022, lo más probable es que el mercado mayorista cierre por encima de los 160 €/MWh, una cifra que está muy por encima de lo esperado antes de la pandemia de 2020, donde las señales de coste empezaban a tirar hacia abajo por el efecto de las renovables.  

¿Y qué podemos esperar en los próximos años? Más de lo mismo. Es el resumen que hace la industria y las empresas; y, sobre todo, lo que han transmitido con su plante a la subasta de renovables. Ningún promotor quiere comprometer precios fijos bajos (menos de 50 €/MWh) durante más de una década. Principalmente porque, al menos, hasta 2025 se prevén cifras mayoristas por encima de los 100€. 

Según un reciente informe de Bloomberg NEF, la división de análisis energético, desde febrero de 2021 los precios a futuros se han mantenido excesivamente altos en todas las simulaciones de escenarios posibles. Tanto, que en algunos casos rozan los 200€ para tramos de 2023. 

Esta situación es compartida por empresas energéticas del Ibex 35 como Endesa o Solaria, que en recientes intervenciones de sus máximos responsables en conferencias con analistas estiman un escenario de precios por encima de los 100 €/MWh durante, al menos, los próximos dos años. En el caso de la eléctrica azul, por ejemplo, su última revisión de los planes de negocio los ha ejecutado con esas expectativas de precio

Precios altos, sí o sí 

La justificación de lo que ha sucedido en la subasta de potencia renovable lleva incluida esa reflexión sobre los precios. Por ejemplo, desde la patronal eólica AEE, estiman que los mayores precios de las materias primas y de la logística de la cadena de valor del sector, así como la inflación acumulada, han impulsado el aumento de los valores de las ofertas hechas en la subasta.  

Como afirman algunos de los principales fabricantes de aerogeneradores, la industria eólica no puede ser ajena a la subida de los costes de las materias primas y de la logística de transportar los componentes de esta tecnología. Como cualquier otro sector productivo no puede funcionar en números rojos.  

Junto con el aumento de los costes de las tecnologías, otro aspecto importante es la falta de proyectos con permisos para su rápida puesta en marcha. El bajo ritmo en la tramitación de proyectos y la perspectiva de perder casi 20 GW en proyectos eólicos, porque las administraciones no los han tramitado en tiempo y forma, es otro problema que hay que solucionar para que en futuras convocatorias haya más proyectos compitiendo. 

La traducción de todo esto es que no había ningún interés en pujar por precios baratos durante más de una década, cuando al menos todavía quedan años donde las renovables, debido a los sistemas marginalistas de casación de precios, todavía pueden verse beneficiados de los altos precios. Y no solo eso. 

La firma de los PPA, contratos a largo plazo, también se ven afectados por los precios a futuro, y saber que se pueden firmar por un importe más algo, solo muestra el reflejo de que, efectivamente, los precios seguirán por encima de lo esperado, al menos, hasta 2025.

Raúl Masa

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