El Banco de España lanza un aviso sobre los impuestos verdes

El organismo cree que "no es el momento adecuado" de aplicar fiscalidad para la transición ecológica teniendo precios energéticos disparados

El Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. EFE/Jorge Zapata

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El Banco de España considera que, dada la actual crisis energética y económica, no es el momento más adecuado para comenzar a aplicar la anunciada fiscalidad verde, aunque reconoce que los impuestos y las subvenciones son dos de las herramientas más potentes para luchar contra el cambio climático.

«Las reformas hay que hacerlas cuando la economía va bien y hay recursos suficientes para compensar a los perjudicados», argumenta el director de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución del Banco de España, Ángel Estrada, según recoge Efe. Por ello, aplicar fiscalidad cuando los precios de la energía están disparados «quizá no sea el momento adecuado aunque, desde luego, es algo que habrá que hacer», añade.

Liderazgo de los gobiernos

En opinión de Estrada, quienes tienen las herramientas más potentes para mitigar el cambio climático en el contexto actual y la legitimidad para hacerlo son los gobiernos y no se puede usar al sistema financiero para hacer «política industrial».

Son los gobiernos los que deben tomar las decisiones adecuadas para avanzar en la transición y la lucha contra el cambio climático, mientras que los reguladores y supervisores financieros «debemos centrarnos exclusivamente en que los bancos tengan bien contabilizados todos los riesgos y los incorporen en sus procesos de toma de decisiones».

Entre las herramientas más potentes están, en su opinión, los impuestos, aplicados bajo el criterio de que quien contamina paga; combinados con la concesión de subvenciones para compensar a los ciudadanos y a los sectores «perjudicados» e impulsar la investigación en nuevas tecnologías.

Banco de España.

Financiación de la transición ecológica

Según Estrada, el problema fundamental de las emisiones es que ahora estamos asumiendo su coste todos, cuando deberían asumirlo solo quienes producen y consumen los productos o servicios que las generan. «La transición pasa por esa asignación», ha afirmado.

Al asumir esos costes, habrá empresas que serán menos rentables y, como consecuencia, recibirán menos financiación, «pero no creo que esto sean malas noticias porque es precisamente lo que tiene que ocurrir para hacer la transición. El reto está en hacerlo de forma ordenada».

En este sentido, ha advertido de que cuanto más «fricciones» haya a la hora de reasignar los recursos financieros o capital humano, más elevados serán los costes, por lo que es vital dinamizar el sistema, compensando, al mismo tiempo, a hogares y determinados sectores.

Nueva taxonomía europea

«Habrá actividades marrones que jamás podrán ser verdes, pero hay muchas otras que ahora emiten, pero que pueden desarrollar tecnologías para reducir sus emisiones. El reto está en conseguir que estas puedan transaccionar y para eso necesitan financiación«, algo para lo que sin duda ayudará la nueva taxonomía europea.

«Se están dando pasos en generar esa taxonomía y tener clara la financiación necesaria para mitigar el cambio climático, en eso vamos por delante del resto del mundo», asegura Estrada, que ha destacado que a partir del año que viene los bancos europeos deberán publicar métricas que mostrarán su exposición a los riesgos del cambio climático.

Entre esos riesgos están los físicos, aquellos derivados de no hacer nada, y los de transición, costes en los que se incurren para evitar el cambio climático. En 2021, el Banco de España analizó la exposición de la banca española a los costes de transición, como por ejemplo, una subida de los precios del CO2 en determinados sectores. También examinará el impacto en los balances de la banca de riesgos físicos, como sequías, inundaciones o aumento de las temperaturas.

Estos test revelaron que, aunque la transición tiene implicaciones en la rentabilidad de las entidades, estas son «asumibles», mientras que los riesgos físicos son los que suponen un verdadero peligro, aunque se materializarán a largo plazo.

Análisis de riesgos climáticos

El ejercicio será parecido al que hicieron en relación con el deterioro del Mar Menor y que reveló que las viviendas ubicadas a su orilla perdieron un 40 % de su valor frente a aquellas junto al Mediterráneo y situadas a solo 10 kilómetros.

La conclusión es que si no se toman medidas, a los bancos les iría mejor a corto y medio plazo porque no asumirían los costes de transición, pero a largo plazo los costes serían mucho mayores y tendrían un impacto muy significativo.

«Muchas veces se trata de elegir entre lo malo y lo peor. La transición genera costes, pero si no hacemos nada, los costes serán mucho mayores«, ha advertido Estrada, quien ha insistido en que el objetivo del Banco de España es que los bancos estén «correctamente protegidos» ante los riesgos asociados al cambio climático.

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