Sánchez cierra legislatura con uno de cada cinco españoles en riesgo de pobreza

La última Encuesta de Condiciones de Vida arroja que el 20,4% de los españoles viven en riesgo de pobreza, a pesar de medidas como el IMV

El presidente del Gobierno y candidato socialista Pedro Sánchez (c) durante un acto electoral del PSOE este jueves en Lugo. EFE/ Eliseo Trigo

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Uno de cada cinco españoles siguen viviendo en riesgo de pobreza, de acuerdo con los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida, y a pesar de los esfuerzos desplegados por el Ejecutivo de Pedro Sánchez para erradicar estas situaciones de necesidad.

El 20,4% de los españoles viven en riesgos de pobreza, cuatro puntos por encima de la media de la Unión Europea (16,5%), aunque es cierto que el porcentaje disminuyó el año pasado en más de un punto en comparación con 2021 (21,7%). Lo que sí empeoró, de acuerdo con la citada encuesta del INE, fue la cantidad de hogares que no pudieron permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada: pasó del 14,3% en 2021 a 17,1%, coincidiendo con la crisis de los precios energéticos tanto en verano como en invierno.

Cuando Pedro Sánchez llegó a La Moncloa en 2018 la tasa de españoles en riesgo de pobreza era del 21,5%, por lo que apenas ha caído en un punto en cinco años desde entonces. Entre medias ha habido una pandemia y una guerra que han distorsionado la situación económica, pero a pesar de las múltiples ayudas desplegadas, este porcentaje de familias en necesidad parece enquistado.

De hecho, en plena pandemia el Gobierno sacó adelante una de sus principales propuestas: el Ingreso Mínimo Vital, una ayuda destinada a prevenir el riesgo de pobreza y exclusión social. Sin embargo, como publicó la Airef recientemente, esta ayuda está estancada: a diciembre de 2022 solo 284.000 hogares, de los 800.000 potenciales, recibían la prestación. La misma cifra que un año antes, lo que supone un 35% del total que podría solicitarlo.

Si bien la inflación en nuestro país está en descenso y de las menores de Europa (del 1,6%, en términos comparables con el resto de nuestros vecinos), entre enero de 2020 y junio de 2023 los precios del índice general han experimentado una subida del 15,7%, de acuerdo con el INE. Los efectos de la inflación han deprimido la demanda interna en el último año, lo que se ha traducido en un menor crecimiento del producto interior bruto (PIB).

Pero, sobre todo, la cesta de la compra ha experimentado subidas de más de dos dígitos, haciendo un verdadero roto en los bolsillos en tanto que los salarios no están creciendo al mismo ritmo. La parte buena es que los sueldos ya están volviendo a ganarle la batalla a los precios y a recuperar poder adquisitivo. Los salarios por convenio que se están firmando a lo largo de este 2023 ya contemplan subidas del 4,21% hasta junio, muy por encima de las pactadas el año anterior y superiores a la media de 3,26% de revalorización de los acuerdos colectivos con efectos este año. Pero eso aún no permite recuperar lo perdido en 2022.

En relación con el empleo, y a falta de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre que se publicarán la semana que viene, uno de los principales indicadores de la precariedad de los trabajadores es el de aquellos ocupados con una jornada a tiempo parcial. Hay más de 40.000 trabajadores menos con una jornada parcial entre el primer trimestre de 2020 (2,84 millones) y el de 2023 (2,80 millones). Aquí el dato relevante es de todos aquellos que trabajan a tiempo parcial, pero esta parcialidad es indeseada: también han descendido. En el primer trimestre de 2023 eran 1,38 millones, por 1,44 millones en 2020.

Por otro lado, la subida de los tipos de interés también está afectando directamente a la desigualdad. No solo por la subida de las cuotas en el caso de las hipotecas variables o del endurecimiento de las condiciones para la concesión de un crédito. También porque, como avanzó el Banco de España en su último informe anual, se está convirtiendo en el principal motor de las diferencias en nuestro país, particularmente entre los más jóvenes, forzados a recurrir al alquiler: «El incremento de la demanda de alquiler se habría concentrado en este colectivo, en los hogares de menor renta y en determinadas áreas geográficas», apunta el documento. Si en 2011 el 69,3% de los menores de 35 años eran propietarios de su vivienda principal, este porcentaje se ha reducido hasta el 36,1% en 2020.

Además, el incremento de los precios del alquiler por encima de las subidas en las rentas del trabajo ha profundizado en la proporción de hogares en riesgo de exclusión social. De acuerdo con los datos en poder del Banco de España, aproximadamente la mitad de la población española en alquiler a precios de mercado estaba en riesgo de pobreza en 2021, en tanto que el 40% de los hogares dedicaban más del 40% de su renta a los gastos asociados a la vivienda.

Álvaro Celorio

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