Damm invierte 3 millones de euros en tres años en su fábrica de Lleida

La empresa propiedad de Demetrio Carceller destinará 600.000 euros a modernizar la maltería leridana y 1,2 millones más a la instalación de placas fotovoltaicas este año

La maltería de Damm en Lleida. Foto: Rut Font

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Damm no solo se dedica a elaborar y embotellar cerveza, también genera su propia materia prima. La compañía presidida por Demetrio Carceller tiene dos fábricas en España dedicadas a la producción de malta, un derivado de la cebada esencial para elaborar cerveza. Una de ellas, bautizada como La Moràvia, se ubica en Bell-lloc (Lleida) y es el principal proveedor de este material de la planta de El Prat (Barcelona), el principal centro de operaciones de la cervecera en Cataluña.

En los últimos años, la empresa se ha esforzado en impulsar el mantenimiento y la modernización de La Moràvia, cuyas estructuras e instalaciones padecen las consecuencias de los procesos térmicos necesarios para transformar este cereal en malta. Concretamente, el grupo cervecero prevé invertir 3,1 millones de euros entre 2022 y 2024 en el centro, mientras busca convertirla en una fábrica autosuficiente a nivel energético.

Según ha explicado el gerente de la factoría leridana, Juan Antonio Álvarez, durante una visita a La Moràvia, la compañía ya invirtió 406.357 euros el año pasado, destinados a la modernización de los espacios. Este 2023, la cifra de inversión prevista para la pequeña planta de 22 trabajadores roza los 1,9 millones de euros, impulsada por la instalación de un parque fotovoltaico.

De los casi 2 millones de euros estimados este año, la cervecera con sede en Barcelona dirigirá más de 1,2 millones a la instalación de placas fotovoltaicas con una potencia de 14 MW, de forma que la fábrica pasaría a generar el 100% de su consumo eléctrico. Los más de 600.000 restantes, así como los 862.250 euros adicionales previstos para el año que viene, también servirán para mejorar las instalaciones. Por ejemplo, se busca mantener los equipos en las mejores condiciones o perfeccionar en el sistema de traslado de la cebada.

72.000 toneladas anuales

Para Álvarez, estas inversiones «aseguran la continuidad del centro» y abren la puerta a un posible incremento de producción, que alcanza las 72.000 toneladas de malta anuales. La Moràvia funciona las 24 horas del día, los siete días de la semana desde 1977, lo que genera un desgaste constante en los equipos, expuestos a los cambios de temperatura y humedad necesarios para elaborar la malta.

En este sentido, la factoría transforma más de 100.000 toneladas de cebada anuales, procedentes de los campos cultivados por la compañía local de servicios agrarios Cupasa. Dedicada al conreo de regadíos como los guisantes o el maíz para terceros, tiene alrededor de 2.500 hectáreas para suministrar la materia prima de la cerveza a Damm en Esplús, un municipio de la frontera entre Lleida y Huesca.

En condiciones normales, la leridana habría iniciado la cosecha a finales de mayo y sus camiones ya trasladarían grano fresco a la Moràvia, pero la sequía y la lluvia tardía de mayo han retrasado la cosecha 17 días. Por ahora, Damm tiene el suministro de este cereal garantizado, ya que todavía tienen grano antiguo de la campaña del año pasado, con stock de sobras para gastar antes de que llegue el nuevo.

La cebada durante el proceso de germinación. Foto: Rut Font

Una vez llega a la Moràvia, la cebada pasa por un primer proceso de lavado, para eliminar polvo, piedrecitas y cascarillas. Más tarde, es seleccionado de forma automática con el objetivo de categorizar los granos por humedad, calibre y proteína y así encontrar el producto que genera la malta de “mayor la calidad».

Tras esta selección, se inicia el proceso de transformación de la cebada en malta. El grano se transporta hasta unos tanques que se llenan de agua con el objetivo de simular un riego y favorecer su germinación. Álvarez asegura que, por ahora, las restricciones del uso de agua por al sequía no ha afectado a la producción, pero cuentan con un plan de contingencia si la reserva de agua en la zona sigue disminuyendo.

Una vez humidificada, la cebada se traslada hasta unas salas donde permanecen durante seis días, el periodo que tarda en finalizar la germinación, cuando aparecen las primeras raíces, y que requiere de un control milimétrico de la temperatura y la humedad. Más tarde, se expone al proceso de tostado en la misma sala, que puede necesitar más de 70 ºC, dando lugar al producto base para la elaboración de cerveza. La malta tostada se traslada directamente a la fábrica de El Prat, donde se utiliza para elaborar las cervezas de la marca Estrella.

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