La plantilla de Caixabank vuelve a las calles: “Somos la cara del banco ante el malestar de los mayores”

Los trabajadores se movilizarán frente a las Torres Kio por la elevada "tensión social" que hay en el banco después de los cierres de oficina, la presión comercial que tienen para vender y el enfado de los clientes por no atenderles

Logotipo de Caixabank en una de las Torres Kio en Madrid. EFE/J.J. Guillén

Logotipo de Caixabank en una de las Torres Kio en Madrid. EFE/J.J. Guillén

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Los trabajadores de Caixabank no pueden más. Argumentan que son la cara del banco ante los mayores y los miles de clientes descontentos con la atención que están recibiendo en las oficinas desde la fusión con Bankia, pero que solo acatan órdenes y están obligados a cumplir con los objetivos comerciales.

«Estamos desbordados, la integración está siendo un desastre y se han incrementado las amenazas y agresiones», explican desde el sindicato SECB a Economía Digital. Por ello, han decidido que se movilizarán el próximo 22 de febrero frente a las Torres Kio de Madrid, donde se encuentra la sede del banco. CCOO y UGT, los sindicatos mayoritarios, también lo harán.

La plantilla volverá a las calles como hicieron con el ERE, si bien «esto funcionó para evitar despidos forzosos» y esperan que ahora ocurra lo mismo y el banco «cambie de actitud». En este sentido, recuerdan que ya advirtieron en febrero del año pasado de lo que iba a ocurrir con los más mayores ante el cierre de oficinas, la reducción de personal y los limitados horarios de atención al público.

Enviaron una carta a la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) mostrando su preocupación ante los efectos que podía tener la fusión entre Caixabank y Bankia en el acceso de los servicios financieros a todos los segmentos de la población. «Se pueden llegar a producir situaciones que perjudiquen al interés general, a la competencia, y muy particularmente, la exclusión financiera de determinados colectivos», indicaron.

Y esto es precisamente lo que ha ocurrido, tal y como se ha visto con el movimiento de Carlos San Juan, de 78 años, quien ha pedido a la banca un trato «más justo y humano» con los más mayores, que no han podido o sabido adaptarse a los canales digitales a la misma velocidad que lo han hecho otros más jóvenes.

Su denuncia ha llevado a la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, a poner en marcha un plan de choque. En concreto ha pedido a todos los bancos del país que presenten en unos días un plan de acción, con soluciones que eviten la exclusión financiera, en las zonas rurales, de los mayores y en general de todas las personas que se están viendo afectadas por esta situación.

Los presidentes y consejeros delegados de la banca, han asegurado en los últimos días que han recibido el mensaje y pondrán en marcha nuevas medidas que permitan la inclusión financiera, aunque aún no han desvelado cuales serán y además, el daño ya está hecho.

Según explica la representación laboral de Caixabank, entre las bajas por Covid-19, las personas que se han ido con el ERE, las que proceden de Bankia y se están adaptando, y la presión comercial, «hay mucha tensión social» y los episodios de estrés y ansiedad se han disparado.

Precisamente este jueves tuvieron una reunión de salud laboral y los empleados denunciaban «que la situación se ha ido de las manos», porque ahora hasta les agreden. Entienden el malestar de los clientes pero creen que no depende de ellos. «Nos han limitado el horario de atención al público hasta las 11 y después tenemos que cumplir los objetivos comerciales que nos fija el banco».

El sindicato añade que «tras meses pidiendo al banco que tome cartas en el asunto y tras no haber recibido respuesta, se movilizarán en Madrid y donde haga falta», ya que este parece ser «en único lenguaje que entienden».

Cristina Hidalgo

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