Valls: “Estamos preocupados con la política”

El presidente de la Cámara de Comercio de BCN recuerda a los partidos que la prioridad de esta legislatura debe ser la crisis de la economía

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Era una felicitación de Navidad, pero que se producía apenas unas horas después de que los principales líderes empresariales del país regresaran de la constitución del nuevo Parlament. Seguro que esa sensibilidad, todavía a flor de piel, fue el detonante del discurso de Miquel Valls, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, quien con su tono amable habitual llamó la atención de la clase política. Fue al referirse a la formación del nuevo Govern de Catalunya, sin especular sobre posibles pactos y alianzas, pero con contundencia: “Los empresarios estamos muy preocupados”.

A Valls se le entendió todo en esta ocasión. En nombre de las empresas que forman parte de la corporación de derecho público defendió que la economía se sitúe como la “primera prioridad” de esta legislatura que comienza. No habló de independencia, al menos ante los micrófonos, ni de otros elementos identitarios que flotan en el ambiente, sino de la necesidad de situar la superación de la crisis como primer y único objetivo de sus representados.

Negociar con Madrid

Tras los resultados de las elecciones, el conjunto del empresariado ha abandonado alguna veleidad soberanista y reclama que el nuevo Ejecutivo que se conforme en el Parlament de Catalunya vuelva a negociar con Madrid. Sin medias tintas, de manera abierta. Se ha producido un cambio incuestionable de rumbo. Si después del 11-S habían tomado distancia sobre lo político o, incluso, abrazaban con ilusión escéptica la vía independentista, ahora han vuelto a su discurso originario. Hay que ser sensibles con las empresas y eso significa dejar para otro momento el resto de debates.

El propio Valls explicó a un grupo reducido de periodistas que la Cámara no rehúye ningún debate social o político. Incluso, que estaría en disposición de preparar estudios serios sobre las consecuencias reales que una eventual independencia fuera del marco de la Unión Europea tendría para la economía y las finanzas de las familias y las empresas catalanas. Sólo, eso sí, cuando llegue el momento del debate, sin anticiparse artificialmente.

Déficit de inversión en Catalunya

Que su discurso incorporara esas nuevas cautelas no impidió que el presidente de la entidad cameral le diera un pequeño rapapolvo al Gobierno de Madrid. Lo hizo al referirse al déficit de inversión del Estado en Catalunya, que según dijo acumula una deuda de 2.658 millones de euros en cinco años y que en 2013 se acrecentará en 728 millones adicionales. Esa cifra se desprende del siguiente cálculo: la inversión regionalizable en Catalunya debiera ser de 1.990 millones de euros, equivalente al 18,7% de peso económico (en términos de PIB), frente a los 1.262 millones presupuestados.

Valls se quejó de que, además de los compromisos de inversión que se incluyen en la disposición adicional tercera del Estatut, se produce una clara diferenciación entre lo que presupuesta el Estado, la inversión que licita y lo que, finalmente, se ejecuta. Esa diferencia, de la que ha discutido con la ministra de Fomento, Ana Pastor, es el gran problema en estos momentos. Se cumple el presupuesto, pero no la licitación y, mucho menos, la ejecución. Resultado: una triquiñuela que sustrae recursos de inversión para Catalunya que han sido previamente consensuados.

La importancia de esas cifras radica en que si no se corrige ese déficit “tendrá impacto a corto plazo sobre la actividad económica de Catalunya y, a medio plazo, en la competitividad de nuestras empresas y el crecimiento potencial de nuestra economía”.

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