Argentina, EEUU y otras causas del montón se comen la revalorización del Ibex

La bolsa española reduce las ganancias acumuladas al 1% por el fuerte castigo a Mapfre, BBVA, el Santander y DIA; la recogida de beneficios, China y Estados Unidos agravan la caída

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La exposición de España a Argentina ha jugado otra mala pasada, esta vez en bolsa. Después de la confiscación de YPF a Repsol, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha tomado otra decisión arbitraria de magnitud que ha hundido la cotización de las empresas con intereses en la zona.

La corrección ha sido tan severa como para que en el Ibex 35 se diluyan las ganancias acumuladas en lo que va de año. Han pasado del 5% al 1% en apenas ocho horas de sesión. El retroceso medio del índice de referencia ha superado el 3%.

Los valores que más han caído son BBVA, el Santander, Mapfre y DIA. Han perdido un 4%. Telefónica también se ha resentido al dejarse el 4,17%. El origen del castigo bursátil entronca con la decisión del gobierno argentino de levantar las restricciones a la compra de dólares para corregir los problemas de la moneda local.

Dos factores más

Además, la recogida de beneficios en el Ibex y el mejor comportamiento de Estados Unidos (EEUU) han sido otros dos factores que han animado las ventas. Una de las analistas más influyentes en las redes sociales, María Muñoz, advertía en Twitter de que la situación es más poliédrica de lo que parece. No ha sido la única voz en respaldar la tesis.

Empecemos por Argentina, donde el peso vale tan poco como en la crisis del corralito (2002). Y esta realidad ha hecho reaccionar a la desesperada al Ejecutivo de Kirchner. Bankinter asegura que los albicelestes han optado por dar la espalda a su propia moneda. El país mantiene el peso intervenido desde hace tres años. El Gobierno impuso fuertes restricciones al comercio exterior para tratar de conservar el valor de la divisa argentina.

El regreso de Kicillof

La cantidad de dólares requerida a estos menesteres ha sido excesiva y su banco central se ha visto obligado a dejar de dedicar reservas en ello. Y como un viejo fantasma, Axel Kicillof, el actual ministro de Economía e ideólogo de la expropiación a la petrolera que preside Antoni Brufau, anunció que a partir del lunes los ciudadanos podrán comprar dólares en el mercado oficial, opción que se había vuelto casi imposible desde octubre de 2011.

De forma sorpresiva, el Gobierno también decidió rebajar del 35 al 20% el impuesto que hay que abonar por adquirir divisas con fines turísticos o en las compras en el exterior con tarjeta de crédito. El riesgo a que el peso siga cayendo es ahora aún mayor.

EEUU, como siempre

Como se remarca, Argentina no es el único pero sí el principal motivo del último susto en el Ibex. De hecho, las dudas sobre el conjunto de divisas latinoamericanas y el fortalecimiento del dólar han generado un flujo favorable a los EEUU. El bono a diez años ofrece ya mejores rendimientos y menores riesgos.

La crisis del peso se suma al mayor conservadurismo de los mercados globales, que empezó con la retirada de los estímulos que el banco central de EEUU aprobó en primavera. La última decisión de calado de su jefe, Ben Bernanke, se interpretó como una correcta evolución de la economía del país. Los inversores confían otra vez en la cuna del capitalismo.

Inversores frustrados

Finalmente, observemos nuestro ombligo. Los analistas llevan semanas avisando que el Ibex 35 está sobrevalorado. El rally empezó en noviembre y hay referencias que atesoraban beneficios de hasta el 30%. Ante el escenario, la reacción lógica ha sido pasar por caja. La tendencia a largo plazo es aún alcista. A pesar del susto de este viernes, el consenso del mercado es que 2014 cerrará con niveles de 12.000 puntos, aunque por el camino la bolsa española podría descender hasta los 9.800.

El castigo de la última sesión de la semana se completa con la ausencia de datos macroeconómicos. De este modo, los ojos sólo miran los resultados empresariales. Por ahora se han presentado beneficios correctos, pero las expectativas eran que los desfases fueran grandiosos y ello, claro, frustra. De todos modos, los analistas llaman a la calma. Estos ajustes son «incluso sanos».

Ismael García Villarejo

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