La universidad privada acapara la formación en videojuegos

La proliferación de estudios en centros privados, refleja la falta de estrategia sobre cómo abastecer de profesionales a una industria más potente que el cine o la música

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Hace tiempo que las consolas dejaron de ser un simple juego. El dinero que mueve la industria del videojuego, tanto a nivel español como internacional, supera al de otras opciones de ocio, como la música y el cine. Y no se trata sólo de productos extranjeros. Según los últimos datos aportados por la patronal del sector, en 2013 las empresas españolas facturaron 313,7 millones de euros. Las mismas fuentes preveían entonces que, para el 2016, esta cifra superará los 720 millones.

A pesar del continuado crecimiento de empresas en los últimos años, éstas no lo tienen fácil a la hora de contratar –el 63% declara tener dificultades para encontrar personal cualificado. La formación en el ámbito de los videojuegos está todavía tomando forma en España. Aunque desde hace años existen cursos –específicos o adicionales a otros estudios— y másters de especialización, la oferta académica para educar a profesionales integrales es muy reciente.

Centros privados

La Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología (EUDIT), centro adscrito a la Universidad Camilo José Cela, fue pionera en ofrecer una carrera de diseño y desarrollo de videojuegos. Detrás de ella han venido otros centros con programas de cuatro años, tiempo suficiente para conocer al detalle las dos patas sobre las que se sustenta esta profesión: la vertiente artística o de diseño del producto; y el perfil técnico que permite llevarlo a cabo.

En las opciones que los futuros estudiantes encuentran llama la atención la escasa presencia de universidades públicas –con la excepción de la castellonense Jaume I, que ofrece un grado con una nota de corte cercana al 8,5, y la madrileña Rey Juan Carlos. En la capital de España, además del EUDIT, la Universidad Europea y el U-Tad (escuela especializada en tecnología y arte digital) ofrecen estudios de este tipo.

Si viajamos a Barcelona, el panorama es similar. En 2013, la Escuela de Nuevas Tecnologías Interactivas (ENTI) abrió un grado sobre videojuegos y serious games (juegos aplicados a otros sectores diferentes al del ocio, como educación, sanidad o investigación científica). A este centro, vinculado a la Universitat de Barcelona (UB), le siguieron el Tecnocampus (ligado a la UPF) y el Centro de la Imagen y la Tecnología Multimedia (UPC). Todos ellos centros adscritos.

Falta de estrategia

Óscar García Pañella es profesor en el ENTI barcelonés y conoce bien el sector. «No existe una planificación» en torno a cómo abastecer la alta demanda de profesionales cualificados existente, comenta. Según este docente, la falta de iniciativa por parte de los centros públicos está siendo aprovechada por escuelas privadas, favorecidas por el creciente interés de muchos jóvenes en dedicarse, de un modo profesional, al desarrollo de videojuegos.

A este factor, se une la falta de experiencia, profesorado e infraestructuras por parte de las grandes universidades para ofrecer una formación en este campo. Para Pañella, lo ideal sería «definir una estrategia que hiciese coherente la oferta y la demanda» de una industria en la que el 45% de los trabajadores tiene menos de 30 años. Y evitar así la creación de una burbuja de escuelas dedicadas al ocio interactivo, que no responda ni a las necesidades ni a la cualificación que exigen las empresas españolas.

Economía Digital

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