Una fuerte protesta contra Inditex reabre el problema de las condiciones laborales de sus tiendas

La CIG reúne a centenares de trabajadoras en A Coruña tras el atasco en la negociación con Inditex para mejorar el convenio provincial, que establece unas condiciones muy inferiores a las que tiene el personal de los almacenes

Protesta de las trabajadores de las tiendas de Inditex en A Coruña / CIG

Protesta de las trabajadores de las tiendas de Inditex en A Coruña / CIG

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Centenares de trabajadoras de las tiendas de Inditex de A Coruña, cerca de un millar según la CIG, se manifestaron este domingo para reclamar mejoras en las condiciones laborales. En los establecimientos de las cadenas de la multinacional gallega está el grueso de sus empleados, con un rango salarial más bajo y menores derechos que el personal de oficina y de centros logísticos. La movilización de este domingo ha sido la más concurrida desde que hace seis años, en 2016, se llegara a un acuerdo para establecer mejoras sobre el convenio provincial del comercio, que es el que rige las condiciones laborales. Esta es también una diferencia respecto a los almacenes del gigante de Amancio Ortega.

La protesta partió de la Praza de Lugo de la ciudad herculina bajo el lema: «Las dependientas de Inditex no llegamos a fin de mes». Los salarios de una trabajadora con antigüedad de hasta dos décadas puede situarse cerca de los 1.300 euros mensuales, pero en el personal sin estos bonus apenas llega a los 1.000, según fuentes sindicales. En el centro logístico de Zara en Arteixo, los trabajadores cobran «el doble o más», según las mismas fuentes. El traslado de personal que formaba parte de los establecimientos que cerró Inditex durante la reestructuración de la red que comenzó en 2020 a los almacenes evidenció estas diferencias y sirvió para avivar el clima de protesta.

El detonante para la manifestación de este domingo fue, en realidad, el atasco en las negociaciones con la dirección para mejorar las condiciones laborales fijadas en 2016. Aquel año y tras una cascada de protestas, Inditex accedió a establecer algunas mejores salariales y de horarios sobre el convenio provincial. Las trabajadoras, por ejemplo, tienen limitados los horarios de tarde y también el derecho a librar al menos un sábado al mes. La pretensión de la CIG era, una vez superado el paréntesis del Covid, negociar nuevas mejoras.

La multinacional de Amancio Ortega prefiere otros escenarios, lo que también ha sido motivo de queja durante la protesta. Normalmente, que la negociación se produzca en el marco del convenio provincial o bien entablarla a nivel general desde Madrid, lo que diluye la presencia de centrales como la propia CIG o la vasca ELA. Esta es otra diferencia respecto a los centros logísticos, donde cada almacén negocia su acuerdo regulador.

En las actuales negociaciones, explican fuentes sindicales, la dirección centraba las mejoras en el plus de sede, una manera de aumentar la retribución. Los trabajadores pretendían negociar también bonus de tarde y fin de semana, además de otros derechos sociales que no adquirieron en los establecimientos, aunque sí que están vigentes en otras áreas laborales de la compañía textil.

La protesta que no llegó a la calle de Amancio Ortega

«En la provincia en la que está la sede de la mayor multinacional textil y donde reside su principal accionista, que es el hombre más rico del Estado español, las trabajadoras de las tiendas tenemos serios problemas para llegar a fin de mes», decían las trabajadoras durante la movilización. El recorrido de la marcha debía pasar por la calle donde vive Amancio Ortega, pero la Policía Nacional impidió que llegara hasta allí «a pesar de contar con el permiso necesario», lamentaron en la CIG, donde valoran si denunciar el caso.

Trabajadoras de Tempe, Oysho, Zara Home, Bershka, Stradivarius, Lefties, Pull&Bear, Massimo Dutti y Zara intervinieron al finalizar la manifestación, reivindicando su labor y reclamando salarios y condiciones «dignas». En las tiendas no hay una diferencia salarial relevante entre cadenas como sucede en los centros logísticos, donde los que trabajan para Zara tienen unas condiciones superiores al resto.

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