Como ir a ningún sitio

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Pareciera que tras las noticias sobre los supuestos casos de corrupción iba a haber finalmente en este país un punto y aparte, un alto en el camino que abriera un serio debate sobre las causas por las que la fiscalía anticorrupción ha abierto en España más de 250 expedientes que afectan a diversos niveles de la administración pública. Por qué en Catalunya, presuntamente, esa gangrena ha acabado afectando asimismo a elementos tan representativos de la sociedad política autonómica.

Lo llegamos a pensar tras ver al presidente del Parlament, Ernest Benach, dar una rueda de prensa pidiendo precisamente eso: una profunda reflexión que impulsara cambios, que a su vez permitieran invertir la tendencia creciente a la “desafección”. Teníamos un punto de escepticismo, pero queríamos creer que podía ocurrir. Hoy, tras esa especie de abrazo de Vergara que se dieron el miércoles Montilla y Mas, ya no tenemos excesivas esperanzas. Les vemos más preocupados por los efectos que por las causas y eso, en el mejor de los casos, es el camino a ninguna parte.

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