Market, el reino del low cost

Passatge Sant Antoni, 10 www.grupandilana.com 93-289-01-30

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En una crónica anterior, califiqué al restaurante Grill Room como el Zara de la restauración. Me refería a la cadena Andilana de la que forma parte y que, efectivamente, hace una restauración de low cost muy eficaz.

Hace unos días entré en el Market, que está en los bajos del hotel barcelonés del mismo nombre, sin caer en la cuenta de que formaba parte del grupo de los Camós. Es imposible no recordarlo cuando estás dentro porque la presencia de Lázaro Rosa Violán, el decorador de la casa, es evidentísima. Pero aquel día fui a parar allí de forma casual; estaba en la zona y no había hecho una elección previa.

Techos altos, mucha madera de color blanco, excepto la del suelo. Armarios, celosías, lámparas y falsos altillos imitando el ambiente de Marraquesh, tan querido por Violán, dan un aire mundano al local. Las mesas están bastante próximas, pero nadie parece reparar en el vecino. Abundan los comensales solitarios, grupos de trabajo, compañeros de oficina y algunos turistas, no muchos.

Éxito

El barrio de Sant Antoni tiene una oferta de restauración amplísima. Pero el Market es el único donde se forman colas y, como sucede en otros de la cadena, las mesas rotan con frecuencia. El secreto es la excelente relación calidad precio en establecimientos bien decorados con un servicio amable y mantelería de tela. Muchos de los empleados de las empresas de la zona van a comer allí, y sus jefes también. El menú diario es de 10,30 euros. Y la carta sale por algo más de 20 euros de media.

El día de mi visita estaba allí el conseller de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, acompañado, entre otros, por Peret. Hacían la presentación oficial de la participación del rumbero –que es del barrio, aunque nacido en Mataró– en la Fira Mediterrània de Manresa.

Precios contenidos

La carta es amplia con precios sorprendentemente contenidos. Por ejemplo, tomar un arroz negro para empezar cuesta 8,8 y unos macarrones a la boloñesa 6,05. Utilizan mucho la parrilla, donde hacen el atún (8,75), la pechuga de pollo (6,75) y el entrecot (11,5). Me decanté por un carpaccio de calabacín con parmesano, tomate seco, piñones y salsa pesto. Lo pedí para ver si lo hacían mejor que el de casa, y efectivamente era mejor, aunque para mi gusto le sobraba ajo. Las croquetas que pidió mi acompañante eran buenas, aunque no extraordinarias.

De segundo, optamos por el bacalao. Uno cortado a láminas, como el calabacín, y sazonado con tomate, olivada y aceite. El otro con sanfaina, hecho como a la llauna, frito y pasado por el horno, lo que le daba un crujiente riquísimo a la piel.

Compartimos una mediana Damm de aperitivo porque no tienen barril, y luego Mont Marçal, un blanco muy correcto a 8,95 euros, lo que supone un recargo del 50% de su precio en bodega. En general, no cargan más de ese porcentaje, lo que en una carta donde los vinos son de gama modesta contribuye a que la cuenta sea muy llevadera. Después de tomar un buen café Tupinamba, pagamos 22 euros por cabeza, lo que nos pareció más que razonable.

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