3 M de autónomos, 8 M de planes de pensiones y 10 M de seguros

Sánchez le monta un tornado al bolsillo de la clase media porque sabe que eso agrada a sus socios y le acerca a su objetivo de aprobar el presupuesto

España cuenta con 3 millones de autónomos, 8 millones de personas con un plan de pensiones, 10 millones de españoles con un seguro médico privado y el 30% de las familias, con hijos en edad escolar, eligen centros privados y concertados. 

Sin duda muchos de ellos reúnen dos, tres o cuatro de esos requisitos, así que la última semana el trio Sánchez-Iglesias-Independentistas se ha convertido en una amenaza directa para millones de españoles. Quiero reconocer que yo reúno los cuatro requisitos.

Los últimos días una cascada de anuncios económicos tiene por objetivo convencer a las izquierdas radicales autodenominadas estatales (como Podemos) o nacionales (como Bildu o ERC, dado que para ellos no hay más nación que su tierra) de que deben votar si, y sin más dilación, los presupuestos que Sánchez debe enviar a Bruselas para que esta le mande los 140.000 millones prometidos.

Desgracias económicas

Al igual que en Bienvenido, Mister Marshall con este dinero hemos puesto en marcha un cuento de la lechera de dimensiones estratosféricas: Sánchez nos anunció que lo que debe gastarse en 5 años lo hará en 3, y siendo socialista no tengo ninguna duda de ello porque —como ya dijo Tatcher— “el socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero… de los demás”.

Las grandes consultoras españolas han creado divisiones para captar fondos europeos. Las Comunidades Autónomas, siempre atentas a que rapiñar al Estado, piden a Sánchez que les dé a ellas el dinero europeo para que se lo gasten.

Los ayuntamientos han recibido una autorización de incrementar su gasto a cuenta del dinero que vendrá de Europa. El Tesoro ha anunciado una reducción de la emisión de deuda pública por valor de 15.000 millones porque espera la llegada de fondos europeos.

Mientras, en España los ministros Escrivá, Díaz, Celaá, Montero -la socialista- y Calviño se han lanzado a anunciar un conjunto de desgracias económicas que no supondrán un euro más de ingresos, pero sí un castigo a diversos sectores económicos y a una cada vez más difusa clase media poco afecta a la izquierda más radical y a la que los socios de Sánchez, y por lo visto él mismo, tienen muchas ganas de castigar severamente.

Un autónomo que, como ha anunciado Escrivá, se vea obligado a pagar por sus ingresos es equivalente a dos opciones: cerrar el negocio o trabajar en la economía sumergida. El incremento de cotización del autónomo irá o bien contra una perdida de ingresos en su casa o contra un incremento de precios del producto que vende, imposible en la actual coyuntura económica.

Un cóctel explosivo para autónomos

Además ese autónomo que deberá pagar más cuota a la SS.SS, a cambio de nada, porque no hay autónomo en España que quiera la baja laboral o cobrar del paro, perderá, según también ha anunciado Escrivá, las deducciones en el IRPF del plan de pensiones que tiene contratado.

Ese plan de pensiones el autónomo lo tiene contratado porque es consciente que los 286 € que paga al mes son para recibir en el mejor de los casos poco más de 600 €, el 50% de la pensión media de un trabajador en el régimen general de la Seguridad Social. ¡Y eso siempre que haya cotizado mínimo 35 años!

El cóctel de más cotización de autónomos y fuera las deducciones de los planes de pensiones son un ataque directo a 4 millones de hogares en España y la caída de ingresos de un sector bancario tocado y un sector asegurador también tambaleante.

Pero la cosa no termina ahí, el Gobierno ha anunciado un incremento fiscal en los seguros médicos privados. La mayoría de contratantes de un seguro médico privado son también autónomos dado que al depender de su trabajo no pueden ni caer enfermos, ni atender los horarios ni demoras del servicio médico público.

El control de la sociedad

En realidad el Gobierno debería ofrecer fuertes desgravaciones por contratar seguros médicos privados dado que si todos los mutualistas acudieran a la sanidad pública esta colapsaría. Si esta medida se aplica junto a las dos anteriores el sector sanitario perderá millones de ingresos y miles de médicos con bajos salarios en la sanidad pública deberán buscarse la vida en el extranjero así como miles de auxiliares perderán su empleo.

España es de los países de Europa con mayor porcentaje de familias con hijos en la educación privada y concertada. Esa educación cubre las deficiencias en cobertura y equipamientos del sector público pero para Sánchez-Iglesias y los Independentistas es más importante controlar la sociedad que meter a miles de niños en barracones.

Sánchez: «Yo no quería, me obligaron»

Sánchez salió en apoyo de Iglesias frente a su posible imputación en el caso Dina por parte del Tribunal Supremo porque lo necesita para aprobar los presupuestos y porque el propietario del moño más zarapastroso de España es más dócil dentro que fuera del Gobierno.

Sánchez confinó al Rey y no le dejó ir a Barcelona a entregar despachos judiciales para agradar a los independentistas a los que necesita para aprobar el presupuesto.

Sánchez ataca a Ayuso porque lo único que une a Iglesias y a Errejón es lo mal que llevan haber perdido el Ayuntamiento de Madrid a las primeras de cambio y no haber podido conquistar la Comunidad por muy mal que la anterior legislatura lo hiciera el PP con dimisiones, corrupción y peleas internas de por medio.

Sánchez le monta un tornado al bolsillo de la clase media porque sabe que eso agrada a sus socios y le acerca a su objetivo de aprobar el presupuesto.

Sánchez vive al día, cada semana es un capitulo de una serie presidencial en la que él es el protagonista. Cuando tenga el presupuesto, en el siguiente capitulo dirá que “yo no quería, me obligaron mis socios”. Y los dejará caer, sin más o quizás les siga usando de coartada según le convenga.

Solo falta saber cuantas de sus amenazas se consumarán y cuánto nos costará mantenerle en el cargo. Los sectores afectados: sanidad, educación, seguros, banca, están atemorizados.