A vueltas con el endeudamiento público

La deuda española casi duplica el límite del 60% establecido en el procedimiento de déficit excesivo de la Unión Europea

La pasada semana se publicaron los datos provisionales del endeudamiento público al finalizar 2020. Las cifras son inquietantes, el ratio de deuda pública sobre el PIB se ha situado en el 117%, es decir, casi el doble del límite del 60%  establecido en el procedimiento de déficit excesivo regulado por el artículo 126 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.

En el contexto actual caracterizado por bajos tipos de interés cercanos a cero, existe un debate sobre el endeudamiento público y su sostenibilidad. En el  marco actual,  los efectos perniciosos del déficit público sobre la inflación, los tipos de interés y  el efecto crowding out o expulsión del sector privado para su financiación son insignificantes.

Por otra parte, indudablemente, la carga financiera de un endeudamiento público del 60% del PIB es muy superior con unos tipos del 5% que el actual endeudamiento cercano al 120% del PIB con unos tipos de financiación inferiores al 1%..

Llagados a este punto, parece que los partidarios de impulsar el gasto y el endeudamiento público han ganado a los que defienden el rigor y el control de las finanzas públicas. Pero una cosa es el corto plazo y otra muy diferente son los efectos a largo plazo.  

Si los impulsos de la política monetaria del BCE, España tendría serias dificultades para conseguir financiación

La política monetaria expansiva, que se ha implementado en los últimos años, basada en tipos de interés cero, e incluso negativos, y en ambiciosos programas de compra de activos se ha materializado en una monetarización indirecta de los déficits públicos. El Banco Central Europeo ha ido incrementando la compra de deuda pública española hasta alcanzar un porcentaje del 25% del total de nuestro endeudamiento.

Sin los impulsos expansivos de la política monetaria del Banco Central Europeo ( BCE), nuestro país tendría serias dificultades para conseguir financiación y, por supuesto, los tipos de interés serían muy superiores a los actuales. Estaríamos en la situación del año 2012 con una elevada prima de riesgo, dificultades de financiación y cierre del crédito al sector privado. 

La política monetaria expansiva tiene fecha de caducidad

La sostenibilidad de las finanzas públicas españolas está ligada al mantenimiento de la actual política monetaria. Sin embargo, cuando la inflación aumente, la política monetaria se volverá restrictiva con subidas de tipos de interés y concluirán los programas de compra de activos. En otras palabras, la política monetaria expansiva tiene carácter temporal y fecha de caducidad.

Por otra parte, superada la pandemia y sus efectos económicos, la laxitud de los compromisos fiscales dejarán paso al rigor y a la exigencia de implementar mecanismos de consolidación fiscal, es decir, de reducciones del déficit público.

El cumplimiento de nuestros compromisos requiere afrontar sin dilación aquellas políticas de gastos que hacen insostenible las finanzas públicas españolas. Aumentar los tipos de gravamen o crear nuevas figuras impositivas se traducirían en menores ingresos y lastrar el crecimiento.

En estos momentos, es necesario reducir los impuestos para impulsar la actividad y los ingresos públicos. Un camino que se está imponiendo en las economías avanzadas, el último en sumarse ha sido el nuevo gobierno Italiano liderado por Mario Draghi.

Es necesario reducir los impuestos para impulsar la actividad y los ingresos públicos

El cumplimiento de nuestros compromisos con Europa debe venir por afrontar con valentía y sin dilación las siguientes reformas: las pensiones, el empleo público, la Administración para eliminar duplicidades administrativas y el despilfarro y, la inversión pública. Si no lo hacemos lo harán por nosotros y las consecuencias serán más duras.  

No existen soluciones mágicas como la inviable, ilegal y extemporánea propuesta de condonación de la deuda en manos del BCE. Tampoco lo sería la salida de España del euro, que nos situarían en el abismo y llevaría a un proceso de devaluaciones constantes de nuestra moneda, una espiral inflacionista, altos tipos de interés y la imposibilidad de obtener financiación internacional.