Aeropuerto: de 2007 a 2021 pasó un siglo

La Cataluña de hoy que sustenta el Gobierno, junto con la izquierda revestida de un falso ecologismo, boicotea cualquier cosa que huela a progreso

De IESE a ESADE hay mucho más que cruzar la Cruz de Pedralbes y la Carretera de Esplugues. La Cataluña que en 2007 reclamaba unida inversión y capacidad de gestión en el Aeropuerto de El Prat, podía ser nacionalista o no, podía estar equivocada o no, pero tenía vocación de liderazgo en España y en el Sur de Europa. Era una Cataluña que aspiraba a ser mejor, hoy va por una pendiente sin fin hacia la irrelevancia víctima de un cóctel de populismo a ambos lados de la Plaza de Sant Jaume, de izquierdas en el Ayuntamiento y nacionalista en la Generalitat.

Hace catorce años Cataluña y sus elites soñaban con rutas internacionales, con terminales, con cargo, con pasajeros y mercancías, con empleo, con hubs. Hoy en disuadir a los turistas para que no vengan a Barcelona, a los inversores de que no inviertan y a las empresas que hagan negocio en otras partes. A Colau todo lo que suene a empresa le molesta y a los independentistas todo lo que no sea descendencia directa de Wifredo también.

Solo un milagro permitiría que la ampliación de El Prat se lleve a cabo. Quien propone la inversión es AENA, una empresa del Estado dirigida por un alto cargo del PSC, Maurici Lucena, al que Illa propuso como Vicepresidente de la Generalitat. Pero la decisión de AENA es como la victoria electoral de Illa, pírrica. El Partido de Lucena se sostiene en el gobierno en dos puntales, ERC y Podemos.

Los primeros no pueden aceptar la ampliación del aeropuerto porque si no la CUP se enfada, los segundos sencillamente son turistofóbicos y contrarios a todo signo de progreso. ¡Habrase visto, que se ha creído la gente aspirando a tener uno de los miles de empleos que generaría la ampliación del Prat cuando pueden sobrevivir con el Ingreso Mínimo Vital!

Es sorprendente escuchar a gente inteligente afirmar que Barcelona es un aeropuerto low cost porque Madrid, así en general, o AENA no quieren que haya vuelos internacionales. Es alucinante el argumento que IAG, dueña de British, Iberia, Level y Vueling, potencia Barajas frente al Prat olvidando que durante años el grupo propietario de Vueling ha estado comandado por gente tan vinculada a Barcelona como Alex Cruz.

Los argumentos contra la ampliación son un montón de excusas de índole ambiental y económica. Según los contrarios a la ampliación a más aviones más calentamiento global ¡Como si los vuelos que no tomen tierra en Barcelona no fueran a hacerlo en Marsella, Tolouse o Niza! La realidad es que a menos vuelos menos cruceros y eso es precisamente lo que quieren la CUP y Colau.

A menos vuelos, menos trabajo

A menos vuelos y menos cruceros menos comercio, menos servicios de transporte de viajeros, menos compañías de servicios que trabajan para el sector turístico: limpieza, seguros, comunicación, seguridad, mantenimiento, mecánica….. en definitiva la Barcelona que quiere Colau: languideciente, gris.

Lo del Aeropuerto de Barcelona es la síntesis perfecta de lo que será la legislatura en Cataluña y lo que es el Gobierno en España: ceder frente a los radicales para mantenerse en el poder, pero debemos preguntarnos ¿Para que mantenerse en el poder si lo único que puede hacerse es arrodillarse frente a socios indeseables?

Hay tres tipos de gobernantes: los que saben que deben hacer a costa de su cargo, Suárez fue un ejemplo de ello. Otros, como los actuales moradores de Moncloa y la Casa del Canonjes, tienen como único fin sobrevivir y dejarse llevar por la ola de nadería. Finalmente están los dirigentes como Colau que ocupan un cargo con el único fin de acabar con cualquier tipo de iniciativa en nombre de esa nueva religión que es el progresisimo-calvinista: antitodo, falsamente animalista, falsamente ecologista y aún más falsamente feminista. Tsipras-Varoufakis fue el último ejemplo, en Grecia se vacunaron de por vida, aquí aún no.

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