Alemania: tras las urnas, más de lo mismo
El domingo 22 de septiembre Alemania celebrará elecciones a la Cámara Baja (Bundestag) y la CDU de Merkel volverá a ganar aunque, previsiblemente, sin mayoría absoluta y con la duda de con quién gobernará en coalición, aunque es previsible un cierto continuismo que tiene su origen en un proceso histórico basado en el estancamiento que siguió a la reunificación.
En efecto, a partir de 2002 el gobierno del SPD introdujo rigurosas reformas, a veces contradictorias con su orientación ideológica, proceso que continuó con el gobierno de la Gran Coalición entre la CDU y la CDS-SPD. Desde entonces, los estándares de vida alemana han mejorado de forma moderada y ha mantenido una baja tasa de desempleo, pero el estado de bienestar se ha recortado y la desigualdad ha aumentado como viene demostrado por el hecho de que dos tercios de los trabajos generados desde 2001 sean mini-empleos. La población alemana siente que ha pagado un precio por su actual fortaleza económica.
La escena política se ha fragmentado en dos polos: el centro-derecha, conformado por el CDU/CDS y el FDP y el centro izquierda con el SPD y los Verdes. Pero existe una asimetría entre ambos, ya que en la izquierda el partido Die Linke (más cercano al comunismo) ha ganado la suficiente importancia como para debilitar al SPD.
En los últimos años Merkel se ha mostrado más sensible hacia las inquietudes e incertidumbres (algunas domésticas y otras relacionadas con Europa) de la población alemana, ha conseguido una reputación económica y ha usurpado a la izquierda algunas de sus banderas (energía, salario mínimo…). Se estima que Merkel ha sabido entender que los alemanes sienten la presión de los rescates a otros países y ha adoptado una posición pragmática respecto a la velocidad a la que se puede empujar la integración.
Las opciones de coalición dependen en buena medida del resultado del FDP:
- El CDU/CDS de Merkel es el partido que cuenta con un mayor apoyo, un 41% de intención de voto, mientras el FDP, el actual socio de gobierno del CDU parece haber caído por debajo del 5% (14% en 2009), umbral mínimo para entrar en el Parlamento. Así pues, la coalición CDU FDP no alcanzaría el 50% de los escaños y por tanto no podría repetir la fórmula de gobierno.
- Los Verdes cuentan con el 13%, posicionándose como un socio potencial (si falla el FDP). Aunque a priori CDU verdes no es una coalición natural, no se puede descartar, ya que Merkel ha ganado credenciales verdes con su política nuclear.
- El SPD cuenta con un apoyo del 25%, insuficiente para formar una coalición con los Verdes. Una coalición triple con Die Linke (demasiado a la izquierda) no parece viable.
Por lo tanto, el escenario actual deja como opción posible una nueva Gran Coalición entre CDU/CDS y SPD. El líder del SDP, Steinbrück, ha descartado esta opción, pero su partido (y el electorado) parecen pensar de otra forma.
Una coalición CDU FDP probablemente sería el resultado mejor acogido por los mercados, ya que la formación de gobierno sería rápida. Las otras alternativas CDU/SPD/Verdes podrían generar más nerviosismo ya que las negociaciones serían más arduas.
En cualquiera de los resultados no cabe esperar un giro pronunciado en la política europea.
El compromiso de la élite política con el proyecto europeo es claro, pero también es cierto que el ánimo sobre Europa en Alemania no ha evolucionado de forma positiva. Además, se mantienen las dudas sobre las bases legales de aspectos importantes sobre cómo se configura el mecanismo único de resolución bancaria, de la mutualización de deuda y de los activos heredados de las crisis bancarias.
Probablemente el enfoque de Berlín sobre la política europea seguirá siendo gradual y tal vez más flexible en caso de estrés.
En otros ámbitos, en función de la composición de gobierno, se esperan pequeños cambios impositivos, salarios mínimos o energía. La orientación de la política fiscal tampoco cambiará significativamente, ya que todos los partidos están comprometidos con los objetivos de déficit y deuda.