¡Ocupa la silla! Ellos no se van a levantar

Perdura en las instituciones empresariales una inexistente voluntad de renovación generacional, lo que aleja de ellas a los representantes de la nueva economía

Es muy mal síntoma que los representantes de los sectores económicos emergentes, como es la industria digital, se sientan alejados mentalmente de las instituciones económicas y empresariales de nuestro país y, por ello, no estén presentes en las patronales, cámaras de comercio o en la mayoría de nuestros foros económicos.

Diría que es bastante probable que no les resulte especialmente atractivo que estos organismos estén presididos por señores de más de 65 años, que en algunos casos, llevan desempeñando el mismo cargo durante más de dos décadas.

Algo está pasando en las instituciones empresariales de nuestro país, que no logran seducir a los nuevos actores económicos. Y es preocupante, pues para bien o para mal, estos organismos siguen influyendo en la cultura de nuestro tejido empresarial y en los valores que rigen nuestra sociedad.

Muchas patronales y organizaciones están presididas por señores de más de 65 años que llevan allí décadas

De la clase empresarial espero que persiga la excelencia, que busque mejorar la productividad y, por supuesto, que se rija por criterios de ética y responsabilidad.

Pero por encima de todo, le presupongo afán de innovación y modernidad, lo que implica, necesariamente, programar los relevos generacionales y fomentar la diversidad de aportaciones.

No obstante, la observación de la realidad me lleva a lamentar la inexistente voluntad de renovación generacional y por supuesto, la nula sensibilidad de género que aprecio, mire donde mire.

Cuando nos dicen lo jóvenes que somos es una trampa; lo que quieren decir es que todavía no nos toca

En este sentido, quisiera advertir a mi generación de la trampa en la que aún caemos, bondadosamente, cuando algunos gerifaltes nos hablan de «lo jóvenes que sois».

No nos llevemos a engaño, no se trata de una alabanza. Lo que en realidad nos están diciendo es que «todavía no os toca». Para ellos, aún no es el momento de que nuestro criterio sea determinante.

La generación perdida

Por favor, digámoslo sin ambages: por fortuna, no somos jóvenes, hace mucho tiempo que dejamos de serlo. De hecho, con la descomunal disrupción tecnológica que tenemos delante, ni siquiera podemos considerar jóvenes a los que ahora tienen 30 años.

A este paso, nuestra generación pasará de reportar a señores de más de 65 años (hombres, se entiende), a reportar a señores menores de 24 (también hombres, faltaba más), que serán los que nos mirarán desde la gigantesca ola tecnológica en la que estarán surfeando cómodamente.

A este paso, nuestra generación pasará de reportar a señores de más de 65 años a señores de 24

Si no nos movilizamos, vamos camino de ser la generación que, salvo contadas excepciones, jamás habremos tenido el control del cuadro de mando. No es necesario aclarar que el objetivo no es tener el poder porque sí. Simplemente, queremos tener la oportunidad de aportar y de hacer las cosas de un modo diferente.

No lo dudes, muévete, es la hora de ocupar la silla. Está claro que ellos no se quieren levantar.