Badalona es una nación y tiene derecho a la autodeterminación

Los argumentos que el soberanismo utiliza para justificar el referéndum respecto a Cataluña se pueden utilizar también para una ciudad como Badalona

En la enciclopedia se puede leer que Badalona es una ciudad y municipio español de la comarca del Barcelonés, en la provincia de Barcelona, comunidad autónoma de Cataluña.

Pero, Badalona es mucho más: una nación milenaria que, por el hecho de serlo, tiene derecho a la autodeterminación.

Conviene proceder de forma ordenada y de acuerdo a los cánones marcados por la doctrina nacionalista.

Para empezar, conviene aclarar de qué hablamos cuando hablamos de nación. Si una nación –según indica la doctrina nacionalista- es aquella realidad propia dotada de elementos objetivos como el territorio propio, la historia propia, la economía propia, la cultura propia y la lengua propia; si una nación es eso, Badalona es –sin duda- una nación. Vayamos por partes.

Badalona tiene su 1714 particular, posee una economía propia, y tiene un club como La Penya

Badalona tiene un territorio propio (limitado por las poblaciones de Montgat, Tiana, Sant Fost de Capsentelles, Montcada i Reixac, Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià de Besòs y el Mediterráneo), una vegetación propia (encinas, robles y gramíneas), una fauna marina propia (una variedad autóctona del caballo de mar que vive en los pilares del Pont del Petroli situado en la playa), una hidrografía propia formada por 58 rieras y torrentes y una vexilología propia (escudo y bandera).

Badalona es también una nación, porque tiene una historia propia desde sus orígenes: la población neolítica, los poblados íberos o la Baetulo romana de la cual Plinio el Viejo dijo “oppida civium Romanorum Baetulo”. Vale decir que el término “oppida” remite a un asentamiento fortificado y dotado de personalidad jurídica propia.

El detalle: Badalona tendrá su 1714 particular –incruento- en 1430 cuando Alfonso el Magnánimo, falto de dinero, vende el término municipal a Barcelona con la consiguiente desaparición del Consejo que administraba la ciudad. Y a partir de ahí, es víctima de un prepotente Consell de Cent barcelonés que limitará cualquier veleidad autonomista.

Más. Badalona es una nación, porque posee una economía propia (la existencia de una industria variada distinta a la de su entorno), una cultura propia (la fiesta de la quema del dimoni o la Venus romana de Badalona que fue secuestrada durante décadas por el imperialismo barcelonés) y una lengua propia (ahí están los términos “micaco” y “badiu” que lo corroboran).

¿Se puede decir que Badalona ha sido secuestrada por el imperialismo barcelonés?, claro

Puestos a señalar elementos propios de la nación badalonesa, añado que Badalona también tiene un club que es más que un club: el Club Joventut de Badalona – popularmente, La Penya-, resumen y compendio del carácter, del el ser y el estar, de los badaloneses.

Siendo Badalona una nación, reclamo, como demócrata y badalonés, que a la ciudad se le reconozca la condición de nación y el consiguiente derecho a la autodeterminación que le corresponde en virtud del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales aprobados por la ONU (1960, 1966 y 1970, reafirmados con la resolución 50/6 de 24 de octubre de 1995). ¿Qué la ONU habla de pueblos colonizados? La culpa es de la ONU y no de Badalona. Más: ¿quizá Badalona no ha sido colonizada por España y la Comunidad Autónoma de Cataluña?

También reclamo la autodeterminación de Badalona en virtud del dictamen del Tribunal Supremo de Canadá de 1998 sobre Quebec y la Opinión Consultiva del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya sobre la declaración unilateral de independencia de Kosovo. ¿Qué el primero habla de la “conformidad con la Constitución” y la segunda del “consentimiento del Estado? La culpa es del Tribunal Supremo de Canadá y del Tribunal de la Haya.

Y si el Estado español y la Generalitat de Cataluña –antidemócratas y urnofóbicos- son incapaces de dialogar y pactar, reclamo la celebración inmediata de un referéndum unilateral –vinculante, efectivo y reconocido internacionalmente por The New York Times de autodeterminación en el que el pueblo de Badalona, soberano, responda a la siguiente pregunta: “¿Quiere que Badalona sea un Estado independiente en forma de república?”

Por cierto, Badalona tampoco tiene la culpa de que la Comisión de Venecia –que define las buenas prácticas de los referendos- hable del “consentimiento constitucional”.

La legalidad no es un argumento válido para impedir que el pueblo de Badalona pueda votar

Y si el pueblo de Badalona vota a favor de la República Badalonesa, el nuevo Estado proclamará la independencia de Badalona –dentro de la Unión Europea, evidentemente-y mantendrá los lazos fraternales con el Reino de España y con la Comunidad Autónoma del Reino de España que es Cataluña. Unos lazos que nadie ni nada podrán seccionar.

Las presiones políticas y las intoxicaciones mediáticas no paralizarán el derecho a la autodeterminación de una Badalona que, si lo considera oportuno, apelará al derecho internacional en defensa de sus legítimos derechos.

La legalidad no es un argumento válido para impedir que el pueblo de Badalona acuda libremente a las urnas para expresar su voluntad.

La democracia es imparable.

Dignidad o imposición.

O referéndum o referéndum.   

Licenciado en Filosofía y Letras. Ensayista, articulista, columnista, comentarista y crítico de libros
Miquel Porta Perales