Bildu lo peta, el PNV y Feijóo víctimas 

En la Diputación foral de Guipúzcoa la lucha por la victoria entre Bildu y el PNV es voto a voto

En campaña lo peor que puede sucederle a cualquier candidato es pasar inadvertido. Si no hablan de ti, no sales en los medios y nadie viraliza un vídeo tuyo en redes, estás acabado. En Bildu no tienen ese problema, colocaron a una ristra de asesinos en sus listas electorales conscientes de que así no se hablaría de otra cosa y les ha salido redondo.  

ETA ya no mata, pero Bildu sigue dejando una lista de víctimas políticas por el camino. El primero es el PNV, los jertzales siempre tan timoratos frente a sus “chicos de la gasolina” como les denomino Arzalluz se apresuraron, de forma inédita, a denunciar la presencia de etarras en las listas de sus adversarios. El motivo no es otro que está en juego la importantísima Junta General de Guipúzcoa.

Para los no residente en el País Vasco es difícil de valorar la importancia de unas diputaciones provinciales que, a diferencia de las del resto de España, se eligen por voto popular y que además tienen competencias en materias tan sensibles como la recaudación fiscal.

Lucha de Bildu y el PNV

En la Diputación foral de Guipúzcoa la lucha por la victoria entre Bildu y el PNV es voto a voto, puerta a puerta y muy ajustada, la presencia de Bildu en todos los titulares a todas horas ha provocado que la leve ventaja que llevaba el PNV se haya esfumado. Las malas noticias para el PNV no terminan ahí, la división del constitucionalismo en Navarra aprobada por la ruptura del PP con UPN abre la puerta a que Bildu exija al PSOE la alcaldía de Pamplona, que ya ostento entre 2015 y 2019, a cambio de mantener a Maria Chivite al frente del gobierno foral. Esta jugada restaría fuerza a Geroa Bai, la marca del PNV en Navarra.  

Bildu y ERC son clave para el mantenimiento de Sánchez en La Moncloa

Pero lo de Bildu no solo es un tema vasco. Todo lo que afecta a la política vasca y catalana, dado que Bildu y ERC son clave para el mantenimiento de Sánchez en Moncloa se ha convertido en política nacional. Sánchez entrega trocitos de España a cambio de Moncloa y en el PP se han enredado en mantener dos discursos distintos sobre el tema.

El líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi. EFE/Javier Etxezarreta

Por un lado, Díaz Ayuso ha abonado el relato de la ilegalización de Bildu y ataca a Sánchez directamente por blanqueamiento de Bildu a cambio de apoyo. Ayuso no se corta y lo tiene claro sus adversarios en la papeleta electoral no son sus enemigos electorales, lo suyo es política con mayúsculas y va al cuerpo a cuerpo con Sánchez. En cambio, en Génova temen la polarización y Feijóo pretende bajar el tono y que los últimos días de campaña no sean monopolizados por el tema Bildu-ETA-Sánchez, temen que un exceso de decibelios electorales provoque una movilización de la izquierda que anule les leves ventajas que las encuestas les dan en sitios clave para los populares como Valencia, Aragón o Baleares.  

En el equipo de Feijóo tienen muy presente que la mayoría absoluta de Moreno Bonilla en Andalucía se sustentó en una gestión eficaz, pero también en una desmovilización de la izquierda, que no vieron en el candidato popular un peligroso ultraliberal al que combatir, sino a un socialdemócrata asumible en las filas del PP.  

La izquierda huele la sangre de las diferencias en el seno del PP y Mónica Garcia, la candidata médico y madre de Más Madrid a la presidencia de la Comunidad de Madrid presenta a Ayuso como una devoradora de líderes de su partido y afirma que para la presidenta de la Comunidad las elecciones del próximo domingo no son más que la primera vuelta de las elecciones de diciembre y que tras Casado, con la mayoría absoluta en el bolsillo ira a por Feijóo. Lo peor de todo es que parece que en el entorno de presidente del PP algunos dan credibilidad a la maldad de Mónica García.  

Sánchez se frota las manos, su socio bilduetarra sale reforzado, el PP se enreda en la estrategia de campaña y él moviliza a su electorado.