CDC: el futuro poco claro del partido de Pujol

La caída de Pujol y su familia, en especial de su hijo Oriol han coincidido en el tiempo. La dimisión del hijo del President, de su cargo de secretario general de CDC, ha sido forzada, al parecer, por Artur Mas, en conflicto con el propio Jordi Pujol, para quien Mas no era más que el «masover» de su finca.

El propio Jordi Pujol es responsable de la deriva soberanista tomada en los últimos tiempos por CDC. Pujol dejó hacer a los jóvenes leones de CDC, el denominado «pinyol» encabezados por «el hereu» Oriol y sus compañeros, David Madi, Felip Puig y Germà Gordó entre otros, que rodeaban a un más ejecutivo que político Artur Mas. Y esto ha conducido a la situación de actual.

No hay duda de que la situación actual con el «affaire» de Jordi Pujol, aun complica más el futuro de un partido fundado para ser el «eje» del catalanismo de derecha por el «patriarca». CDC se encuentra gobernando Catalunya sin poder dirigir el rumbo de su política, lanzada por un movimiento social independentista que no controla y que lo empuja continuamente hacia la confrontación del «choque de trenes».

El partido fundado por Pujol se encuentra actualmente en un callejón sin salida, sin posibilidad de maniobra, en una tenaza infernal entre ERC y el Gobierno del PP. Si se quiere detener el movimiento soberanista, se lo haría pagar muy caro. Cada día que pasa es un día que gana ERC y pierde CiU, que aún conserva una base importante y perpleja de electorado moderado. Mientras, coincidiendo en el tiempo, Duran i Lleida, se aleja de la federación que forma su partido Unió con CDC, y ya parece trabajar por un futuro sin CDC, donde pueda aglutinar el centro-derecha catalanista moderado, y representar como ha hecho hasta ahora los intereses empresariales.

Asimismo la única política real que ha llevado a cabo el Govern de CiU, envuelta en la «senyera», es llevar a cabo un derribo y privatización de los servicios públicos esenciales de Cataluña. La política de recortes de CiU, avalada en la anterior legislatura por el PPC y actualmente por ERC no tiene nada que envidiar a la del PP de Rajoy. Nuevamente se constata la doble moral que demostró Pujol: se habla de construir estructuras de Estado mientras se pone en venta un país que se privatiza a marchas forzadas, liquidando su «estado del bienestar».

En fin, el impacto de la nueva imagen real de quien ha sido realmente Jordi Pujol llega en un momento delicado de la sociedad catalana, donde es difícil de establecer un discurso racional, donde “las tripas domina sobre el cerebro». Hoy sólo hay una realidad que está muy asumida por la mayoría de la ciudadanía catalana: la necesidad de una consulta que legitime la salida a la situación actual. Todo ello teniendo en cuenta la realidad actual de la sociedad catalana con peligros y riesgos de división según sea la salida, y agravada por la pérdida de su cohesión social, consecuencia de las políticas socialmente regresivas llevadas a cabo por los gobiernos de la derecha catalana y española.

La imagen del «oasis catalán» presentado por el imaginario pujolista, y su política, basada en un discurso teóricamente nacionalista y una práctica del «pájaro en mano», hoy ya son historia.