Nueva fiscalidad europea: ¿no hemos aprendido nada? 

Europa debería enfocar sus esfuerzos en incentivar la innovación, la digitalización y la formación de verdaderos “campeones europeos” que puedan competir a nivel global

En los primeros borradores que circulan de los nuevos presupuestos de la Unión Europea se observa una apuesta decida de la Comisión Europea para incrementar sus ingresos, creando nuevos impuestos de ámbito comunitario

El primero consiste en un nuevo impuesto para las empresas que facturen más de 50 millones de euros netos y que estén presentes en el mercado único para que “contribuyan al presupuesto de la UE”, según figura en el borrador de las cuentas plurianuales 2028-2034.

Este impuesto se denominaría el recurso corporativo para Europa (CORE, en sus siglas en inglés). El texto necesita la aprobación unánime del Consejo y ratificación nacional. Aun así, podría entrar en vigor en 2027 o 2028 si todos los gobiernos lo aceptan. 

La medida, enmarcada dentro de un esfuerzo creciente por aumentar las fuentes de financiación para el presupuesto comunitario, ha levantado interrogantes sobre su efectividad y sus posibles consecuencias para la competitividad del continente. Más allá de los detalles técnicos, lo que está en juego es la capacidad de Europa para adaptarse a un mundo económico cada vez más globalizado y exigente. 

«Lo que está en juego es la capacidad de Europa para adaptarse a un mundo económico cada vez más globalizado y exigente»

Europa necesita diversificar sus fuentes de ingresos para financiar sus crecientes necesidades presupuestarias, como por ejemplo en el ámbito de la defensa, transición ecológica, inmigración y digitalización. Sin embargo, el umbral propuesto resulta ser una definición poco ambiciosa de lo que constituye una “gran empresa”.

Este criterio, que podría parecer razonable dentro de las fronteras de algunos países europeos, coloca a Europa a la zaga de otras grandes economías, donde el tamaño empresarial y las capacidades de expansión son considerablemente mayores.  

Mientras que las compañías europeas ya soportan una carga fiscal efectiva media del 19,6% (según datos de la OCDE), sus equivalentes en EE. UU. enfrentan una tasa del 15,6%, en Japón del 16,1%, en Canadá del 15,2%, y en Corea del Sur del 17,4%. China, por su parte, aplica una tasa nominal del 25 %, pero con exenciones y deducciones estratégicas que reducen significativamente la carga efectiva para empresas tecnológicas y manufactureras.  

La aplicación del CORE, que se sumaría a los impuestos nacionales ya existentes, podría elevar la presión fiscal efectiva en la UE por encima del 21%. Mientras Europa se concentra en gravar a empresas de tamaño medio, el resto del mundo sigue adelante, construyendo empresas globales con capacidades mucho más amplias. Además, el impuesto sería una contribución fija anual en función del volumen de ingresos, lo que implicaría que empresas con márgenes mínimos o incluso pérdidas seguirían obligadas a pagar. 

La bandera de Europa
Una bandera de la Unión Europea. Foto: Freepik

De acuerdo con los documentos filtrados, la Comisión Europea también tiene en mente otros mecanismos para aumentar los ingresos del bloque, como los derechos de aduana, el sistema de comercio de emisiones de carbono y nuevos impuestos sobre la importación de productos con alta huella de carbono o residuos plásticos no reciclados.

Sin embargo, lo que parecía ser un intento por modernizar las fuentes de ingresos de la UE se convierte, a su vez, en una estrategia fiscal que, al centrarse en una mayor presión tributaria, podría minar las capacidades de crecimiento de las empresas dentro de la región. 

La clave del problema radica en que estas medidas no están pensadas para fomentar la competitividad, sino que parecen ser respuestas cortoplacistas ante una crisis fiscal que, si no se aborda con reformas estructurales profundas, terminará por convertirse en un lastre para el crecimiento.  

Aumentar los impuestos no es, por sí solo, una solución a los problemas de financiación. De hecho, puede generar un círculo vicioso en el que las empresas, especialmente las de tamaño medio y grande, se vean obligadas a reducir sus márgenes de inversión y, en última instancia, sus capacidades de innovación y expansión.

Esto podría hacer que muchas opten por trasladar sus operaciones fuera de la Unión Europea, buscando entornos más competitivos y con una fiscalidad más atractiva. 

«Europa parece estar atrapada en una especie de parálisis, incapaz de encontrar una salida para sus problemas estructurales»

Es cierto que la UE enfrenta un reto complejo en la búsqueda de recursos para un presupuesto que supera el billón de euros. Sin embargo, la solución no pasa por imponer más cargas fiscales a las empresas, sino por crear un entorno institucional y regulatorio más favorable a la inversión y la creación de empleo.

En lugar de seguir con políticas que castigan la prosperidad, Europa debería enfocar sus esfuerzos en incentivar la innovación, la digitalización y la formación de verdaderos “campeones europeos” que puedan competir a nivel global. 

El contexto de esta propuesta es especialmente relevante. Con el trasfondo de las tensiones comerciales globales, incluidos los aranceles impuestos por Estados Unidos y la reciente guerra comercial, Europa parece estar atrapada en una especie de parálisis, incapaz de encontrar una salida para sus problemas estructurales.

Y aunque se había hablado de un «despertar» europeo en el marco de la era Trump y la creciente competencia global, este tipo de medidas solo refuerzan la sensación de que la UE sigue atrapada en su propia inercia. 

Parecía que con la desquiciada política económica de Trump y los contundentes informes Draghi y Letta, Europa tenía su oportunidad de despertar de su largo letargo. Solo a través de reformas estructurales y una visión a largo plazo podrá la Unión Europea escapar de la espiral de decadencia en la que parece haber caído. Las propuestas actuales solo parecen reflejar un sistema que no ha entendido el dinamismo necesario para afrontar los desafíos de este siglo. 

Deja una respuesta