Censura o resignación

El proceso de degradación democrática ya no se puede camuflar, por mucho que desde la Moncloa nos canten las nanas de la democracia

Al presidente del PP le asusta pensar hasta dónde puede llegar Pedro Sánchez en un final de año en el que todo vale. Así se lamentaba Núñez Feijóo en su cuenta de Twiter después de observar el ‘viernes negro’ parlamentario en el que se consumaba un vuelco constitucional sin precedentes. Con la derogación del delito de sedición, la reforma a la baja de la malversación y la colonización del Tribunal Constitucional, el líder de los populares anunciaba que piensan presentar todos los recursos de inconstitucionalidad que procedan. ¿Y? ¿Afectará eso, en algún grado, el comportamiento del presidente del gobierno de la Moncloa?

El Alto Tribunal ya le tumbó dos estados de alarma durante la pandemia y ahí sigue Pedro Sánchez, impasible el ademán, poniendo las instituciones boca abajo con toda naturalidad porque sus socios de ERC y EH Bildu se lo exigen y luego le aplauden. Y porque la oposición asiste entre atónita e indignada a este espectáculo de deconstrucción de nuestra normas constitucionales, consciente de su escaso margen de maniobra cuando aún queda más de un año para que se celebren las próximas elecciones generales. 

El líder del PP se está dando cuenta de que la situación es tan grave que no puede quedarse absorto en el laboratorio de la inflación

Tanto el PP como Vox necesitan visibilizar su hartazgo pero hasta ahora no están pudiendo canalizarlo más allá de una protesta continuada y una promesa de devolver el Código Penal y la Constitución al sendero del sentido común, si algún día llegan a gobernar, que eso está por ver, en el caso de Feijóo. O presentar una moción de censura, en el caso de Santiago Abascal.

El líder del PP se está dando cuenta de que la situación es tan grave que no puede quedarse absorto en el laboratorio de la inflación. Se trata de la economía, desde luego, pero sobre todo de la deconstrucción de los pilares básicos de la convivencia de la que hemos disfrutado  durante un paréntesis de 42 años gracias al espíritu del consenso forjado en la Transición. Y Feijóo ya ha empezado a utilizar mensajes más propios de Isabel Diaz Ayuso. Directos y sin rodeos al mencionar la “deriva autoritaria” de Pedro Sánchez.  

Emergencia nacional

Estamos en una situación de emergencia nacional provocada por un gobierno secuestrado por los secesionistas que delinquieron dando un golpe a la Constitución y a los que el presidente del gobierno sólo se le ocurre premiarlos con los indultos, liberarlos del delito de sedición por el que fueron condenados y rebajar el delito de malversación impropia. Con su reforma, Sánchez les está concediendo una amnistía, de hecho. Les está poniendo una alfombra para que los que delinquieron puedan volver a hacerlo y, esta vez sí, con total impunidad.

Quienes tengan tentaciones de sublevarse contra la unidad territorial, saben que les va a salir prácticamente gratis

No es que el presidente del gobierno esté preparando un golpe de Estado, al estilo del presidente peruano depuesto, Pedro Castillo, como dice Vox. Pero con su manoseo del Código Penal, está permitiendo que otros puedan darlo. Independentistas, de derechas o de ultraizquierda. El caso es que quienes tengan tentaciones de sublevarse contra la unidad territorial, saben que les va a salir prácticamente gratis. Que nos está quedando un país lo más diferenciado de los de nuestro entorno europeo. Justamente lo contrario de los que nos está diciendo el presidente y los ministros del coro. Que el proceso de degradación democrática ya no se puede camuflar por mucho que desde la Moncloa nos canten las nanas de la democracia.  

Pedro Sánchez está manejando las leyes de forma instrumental

Además de dejar vía libre a sediciosos y corruptos sin lucro personal, el asalto al Poder Judicial para lograr un Tribunal Constitucional a su medida supone un escándalo mayúsculo por el que nadie de los discrepantes socialistas se atreve a levantar la voz. Algunos barones, con más miedo que convicción, han puesto el grito en el cielo pensando en sus electores en los próximos comicios municipales. Pero un humillado Lambán, presidente de Aragón, ya ha podido comprobar cómo se las gasta Sánchez cuando se discrepa de sus ordenanzas. Llegó el comandante y mandó callar.  

El gobierno tiene a los deconstructores del Estado en casa y sin embargo, Patxi López, con su verbo divino, califica al PP de “antisistema”.

El último cambio para poder colocar a sus peones en el Tribunal Constitucional, alterando las mayorías (de los 3/5 necesarios a la mayoría simple) para la elección de los vocales en el Consejo general del Poder Judicial volverá a dar que hablar. Bruselas ya le paró en su momento cuando quiso alterar las mayorías en el Parlamento. Y por la misma razón, Polonia fue sancionada por la UE. El gobierno tiene a los deconstructores del Estado en casa y sin embargo, Patxi López, con su verbo divino, califica al PP de “antisistema”.  

El debate en la oposición pivota en torno a la presentación de una moción de censura o resignarse a dejar pasar todo lo que queda de legislatura. Largo se lo fían. En todo este tiempo no quedará ninguna estructura en su sitio. Es el momento de pedir ayuda a Europa.