Claves de la respuesta europea al COVID-19

El impacto de la recesión en Europa es de una magnitud y dimensión históricas, por lo que la recuperación requiere del esfuerzo y trabajo conjunto de todos los países que formamos parte de la Unión Europea.

La crisis sanitaria provocada por el COVID-19 ha cambiado las perspectivas económicas, no solo de España y Europa, sino a nivel global. A principios de año, todas las previsiones económicas confirmaban el mantenimiento del crecimiento económico mundial; sin embargo, la situación actual refleja un descenso generalizado, con caídas del PIB en todos los países.

La respuesta sea conjunta para que la recuperación sea inclusiva y las oportunidades de crecimiento y transformación de la economía lleguen a todos los países. Es el momento de hacer frente a los retos de futuro, de actuar de forma ágil y efectiva, y, en última instancia, sentar las bases para conseguir un crecimiento sólido y sostenible en el tiempo

El impacto de la recesión en Europa es de una magnitud y dimensión históricas, por lo que la recuperación requiere del esfuerzo y trabajo conjunto de todos los países que formamos parte de la Unión Europea. En este contexto, el Gobierno español se ha implicado intensamente desde el primer día para contribuir a que la respuesta de las instituciones europeas sea adecuada a las necesidades, ágil y coordinada. Se trata de que la recuperación llegue a todos los países, sin incrementar las divergencias económicas.

Cuando el pasado mes de marzo se extendió la pandemia en Europa, España reaccionó de forma inmediata con la aprobación de un plan de choque dirigido a hacer frente a la emergencia sanitaria, a mantener el tejido productivo, proveyendo de liquidez a las empresas, así como a proteger el empleo, a trabajadores y a ciudadanos, especialmente de los colectivos más vulnerables.

A nivel europeo la respuesta también fue rápida y contundente, actuando en varios frentes. En un primer momento, se estableció un marco jurídico adecuado para facilitar la implementación de las medidas necesarias por parte de los países. Concretamente, la activación de la cláusula de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y la publicación del nuevo marco temporal de ayudas de Estado han permitido que los Estados hayan podido impulsar las iniciativas de apoyo más urgentes con una interpretación flexible de las reglas comunes. Adicionalmente, la respuesta del Banco Central Europeo ha sido fundamental. Los programas de compras de activos, de apoyo a la liquidez y de modificación de los requisitos de colateral o de las operaciones de refinanciación han permitido proporcionar un entorno de estabilidad, así como garantizar una financiación en condiciones favorables

Adicionalmente, a principios de abril se acordó la puesta en marcha de tres mecanismos esenciales para dar respuesta a las necesidades inmediatas de la crisis. En primer lugar, se aprobó la Iniciativa SURE, que permitirá a los Estados miembros financiar en condiciones homogéneas los esquemas de protección del empleo. Esta iniciativa constituye una primera red de seguridad para los trabajadores. Se trata de una medida de gran relevancia no sólo en términos cuantitativos, con un importe máximo de 100.000 millones de euros, sino también en términos cualitativos: permite solventar en parte el problema de la fragmentación financiera, está en línea con la propuesta impulsada por nuestro Gobierno desde hace meses y se adecúa al mecanismo español de apoyo público de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo.

En segundo lugar, se puso en marcha una línea de crédito del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) por importe de hasta 240.000 millones de euros, sin exigencias de condicionalidad para los países prestatarios. A través de esta línea los países podrán solicitar financiación para hacer frente a los gastos relacionados directa o indirectamente con la respuesta a la crisis sanitaria.  

En tercer lugar, se creó el fondo paneuropeo de garantías gestionado por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que proporcionará financiación a empresas que sean viables a largo plazo, pero que se hayan visto afectadas por la crisis actual. Al menos el 65% de la financiación se destinará a PYMEs.

Con estos instrumentos, la Unión Europea ha reaccionado de forma rápida y contundente para dar una respuesta inmediata a la crisis con una triple red de seguridad dotada con 540.000 millones de euros.

Junto a estas actuaciones más inmediatas, dirigidas a contener esta crisis y a minimizar su impacto negativo, se están desarrollando las medidas destinadas a promover la reactivación económica. Se trata de sentar las bases para impulsar la recuperación.

A nivel europeo, el pasado mes de mayo la Comisión presentó un nuevo instrumento denominado Next Generation UE, en el que se está trabajando. Mediante este instrumento la Comisión obtendría 750.000 millones de euros en el mercado, a partir de la emisión de bonos a largo plazo. Estos fondos se destinarán, en gran medida, al apoyo de la recuperación de los Estados miembros. En particular, se financiarán proyectos en ámbitos como la transición ecológica, la digitalización, la formación profesional y la educación, entre otros.

Adicionalmente, parte de los fondos se centrarán en la inversión privada para, por un lado, atender a las necesidades de capitalización de las empresas provocadas por la crisis sanitaria y, por otro lado, reforzar las inversiones estratégicas en la Unión Europea.

Todas estas actuaciones están plenamente alineadas con las medidas en las que está trabajando el Gobierno español. Junto al plan de choque anteriormente mencionado, se está actuando en dos niveles: la implementación de un plan de reactivación económica, con medidas destinadas a potenciar la reconstrucción económica y social, apoyar a los sectores más afectados y fomentar el crecimiento económico; y el diseño de un plan de relanzamiento económico con inversiones y reformas para impulsar sectores y proyectos tractores que refuercen la productividad y el crecimiento potencial de nuestra economía.

Tanto el Gobierno español como la Comisión irán perfilando estas iniciativas, siendo indispensable que la respuesta sea conjunta para que la recuperación sea inclusiva y las oportunidades de crecimiento y transformación de la economía lleguen a todos los países. Es el momento de hacer frente a los retos de futuro, de actuar de forma ágil y efectiva, y, en última instancia, sentar las bases para conseguir un crecimiento sólido y sostenible en el tiempo.