Conjuros y maldiciones en la política española

Ante el pacto PSOE-ERC se promueven conspiraciones y se lanzan maldiciones con el propósito de que la situación se tuerza un poco más

Cuentan que un importante político catalán, con un alto cargo institucional, se desplazaba hasta Andorra para que una pitonisa le tirara las cartas del Tarot. Imagino al político pidiendo a su chofer que se apresurara para llegar antes de que cayera la noche y así evitar que alterara con su poderoso influjo la baraja de cartas.

En la antigua Roma, no era extraño ver a Cicerón cerca del senado comprando algún ave para sacrificarla. Lo hacía, no tanto porque creyera que era posible predecir el futuro observando las entrañas del animal, sino como parte de una tradición que el pueblo valoraba más que la retórica de los políticos romanos para afrontar el futuro.

Ahora, mientras avanza la negociación entre el PSOE y ERC, empiezan a aflorar las voces sobre los grandes males que azotarán a España si llega a consolidarse un acuerdo de gobierno. Los profetas de la derecha unidos a los del independentismo intransigente anuncian a sus acólitos que hay que estar preparado para lo peor.

Hay, incluso, los que han lanzado sobre la negociación la maldición de Carles Puigdemont.

Una maldición que consiste en extender la idea de que el 19 de diciembre se hará pública la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que podría fallar a favor del recurso presentado por Oriol Junqueras y que podría favorecer a Puigdemont habilitándole la posibilidad, incluso, de regresar a España sin poder ser detenido.

Otros promueven una conspiración, como lo hiciera Cicerón contra su amigo César, para hacer caer a Pedro Sánchez. Los confabuladores han cambiado las dagas por los medios de comunicación.

ERC ya no forma parte del relato construido desde Bruselas

Cuando nadie sabe lo que va a suceder, cuando se instala en una sociedad la idea de que nadie controla la situación, suele suceder que ésta se inclina por escuchar a los brujos de la tribu; unos brujos, por otra parte, más preparados en convertir un elefante en ratón que al revés. Son brujos negativos que no aspiran a que la situación se enderece con sus sortilegios sino que se tuerza un poco más.

ERC debería contrarrestar esta circunstancia evitando escuchar a aquellos que le aconsejan abstenerse de pactar con el PSOE para presionar más al Estado español. Cuanto más tiempo pase, más difícil será para ERC no dejarse influir por las maldiciones lanzadas contra su partido.

La decisión estratégica de ERC de cambiar la deriva política de Puigdemont por el sólido camino de la estabilidad institucional ha puesto en marcha una dura campaña basada en predecir los más sombríos males a la formación republicana.

Si los mayores males que puede traer el pacto con el PSOE son la ruptura con Puigdemont o el adelanto electoral en Cataluña, padecerlos no parece una mala opción.

Hasta que se celebre el congreso de ERC el 21 de diciembre no dejaremos de ver a videntes, brujos y oportunistas lanzar todo tipo de conjuros y zancadillas para evitar lo inevitable: que ERC ya no forma parte del relato construido desde Bruselas.

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