Corrupciones ajenas

La sentencia de los ERE sonrojaría a cualquier político honrado, pero Pedro Sánchez no se verá en los apuros de Mariano Rajoy

Entre los muchos peajes que tendrá que pagar Pedro Sánchez a los independentistas (si finalmente le dejan gobernar en la Moncloa) no está, precisamente, el reconocimiento de la corrupción propia. Una anomalía que él achacaba a todo el PP y que su partido en Andalucía ha venido practicando durante años desde las instituciones.

A pesar de los burdos intentos de algunos dirigentes socialistas por desmarcarse de la trama de los falsos ERE, el PSOE no puede desentenderse de semejante escándalo. Porque la mayor trama de corrupción de la democracia española (por los 680 millones de euros desviados y por haber sido organizada desde las instituciones) es el caso del saqueo público desde el PSOE andaluz.

A la espera de la resolución del Tribunal Supremo de los recursos que presentarán las defensas, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, de momento, tienen que cargar con el lastre de la condena. No fueron dos empresarios desalmados los golfos que quisieron hacer fortuna utilizando al partido, como le ocurrió al PP. No.

Fueron, según la sentencia, los consentidores de la trama que desviaba fondos públicos para engordar la red clientelar que le garantizaba el riego de los votos cautivos. Dos presidentes socialistas –de la Junta de Andalucía y, en el caso de Chaves, del propio PSOE– que no se llevaron a casa el dinero desviado sino que lo repartieron como prebendas dejando a los verdaderos parados de Andalucía sin la ayuda necesaria.

Conoceremos los detalles en las próximas piezas separadas de esta trama. Con las prácticas más groseras de quienes se gastaban el dinero desviado en prostitución y droga o se guardaban los billetes bajo el colchón en donde dormían sin ningún cargo de conciencia. Porque creyeron que la impunidad con la que actuaban no les iba a pasar factura con la Justicia.

Pero Sanchez se mantiene en el escapismo. Silencio sobre los ERE. Prefiere hablar de Pau Gasol. De la corrupción del PSOE andaluz –¿qué corrupción?– prefiere pasar de largo. Y sus ministros en funciones, con más torpeza que convicción, van tejiendo un discurso exculpatorio estableciendo paralelismo entre la Gürtel y los ERE. No es lo mismo. Claro que no lo es.

Ahora es el momento de pedir perdón por haber comprado votos con dinero destinado a las necesidades de los parados

En tiempos de la Gürtel, la propaganda y agitación socialista resultaron fructíferas. Sanchez logró desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa gracias a una moción de censura justificada por una sentencia que había condenado al PP como “partícipe a título lucrativo” de una financiación irregular en un municipio.

Pero ha habido muchos casos de corrupción en este pais. Muchos. La corrupción no tiene ideología. Suele estar relacionada con la ostentación del poder. Con el manejo de influencias y dinero. Desde Filesa a las «tarjetas black». Escándalos que han salpicado a la mayoría de partidos. Y algunos sindicatos. Banesto, el caso Millet, Nóos o el caso ‘De Miguel’ (que afectó al PNV).

Pero Gürtel fue la pieza más codiciada. Y Sánchez, con la ayuda de populistas de extrema izquierda y nacionalistas de todo cuño, se la cobró. Ahora es su turno. El momento de admitir el delito de sus compañeros de partido. Y pedir perdón. En este caso, por haber comprado votos con dinero destinado a las necesidades de los parados.

La sentencia sobre los falsos ERE sonrojaría a cualquier político honrado. Pero Sanchez no se verá en los apuros de Rajoy. No le ocurrirá lo mismo. Por dos razones fundamentales: no tiene enfrente una oposición agitadora y estructurada y, además, su socio Pablo Iglesias aparcará su fingida dignidad. Todo sea por blindar el pacto del abrazo.

El socio podemita no puede reconocer que va a gobernar con la «casta» (socialista, en este caso) porque está amarrado a su ambición de poder. El gobierno a cambio del silencio. Sanchez tiene que vencer aún muchos obstáculos.

Pero, a juzgar por la reacción de algunos de sus socios potenciales (la del PNV no ha podido ser más benevolente diferenciando los delitos cometidos a titulo personal de los adjudicados a un partido) la corrupción va a dejar de existir como argumento electoral.

La Gürtel acabó con Rajoy, pero los ERE pasarán de largo por los dominios de Sanchez

A la extrema izquierda y a los nacionalistas no les interesa que el PSOE vaya a pasar ahora un calvario similar al que tuvo que recorrer Rajoy. Si tuviesen que rodar cabezas, sería la de Susana Diaz. Y así Sanchez se podría presentar como el líder del nuevo socialismo regenerado.

Total, esta corrupción andaluza corresponde a la época de los clásicos que más distanciados están del sanchismo. Felipe González dice sentir orfandad política. Y Alfonso Guerra preconiza tiempos malos para la democracia en España si Podemos acaba gobernando con el consentimiento de independentistas.

La Gürtel acabó con Rajoy. Pero los falsos ERE pasarán de largo por los dominios de Sanchez. Como si hubiera sido un accidente. Ajeno, por supuesto.