Ejecuciones hipotecarias

En los seis primeros meses de este año, el incremento de los embargos ha sido de un 200%, y la peor parte la llevan las familias que sufren las durísimas consecuencias de haber perdido sus empleos. Pero también sufren estas consecuencias autónomos y empresarios que en un momento dado decidieron hipotecar o avalar sus operaciones de obtención de liquidez con su propio patrimonio, perdiendo así no sólo su negocio o empresa, sino también sus bienes.

Aun así, el colectivo más perjudicado corresponde al del tramo de edad que se mueve entre los 30 y 45 años, con una media de dos hijos a cargo. Pero, por desgracia, también se ha cebado en los mayores de 60 años, al actuar estos (padres o abuelos) como avalistas de préstamos que sus solicitantes no han podido pagar, originando verdaderos dramas familiares en personas de ya avanzada edad. Estas son las terribles consecuencias que la crisis económica y el desempleo provocan en nuestra sociedad. Y aquí hay que recordar, por duro que sea, que en los últimos cinco años, cerca de 400.000 familias han perdido su vivienda, y las previsiones apuntan a que 200.000 familias más la pierdan en los próximos tres

Expuesta de esta forma la realidad a la que nos enfrentamos, me gustaría poder orientar a las personas que están a punto de vivir esa compleja etapa aconsejándoles lo siguiente: Primero, que actúen con agilidad cuando prevean que van a entrar en mora y que intenten evitar dejar de pagar las cuotas. Eso solo aumentara considerablemente la deuda con su banco.

La recomendación es que se intente negociar con la entidad financiera en la línea de alargar el plazo de amortización del préstamo para intentar abaratar las cuotas mensuales. También podemos solicitar un período de carencia, aunque ello aumente el coste total del préstamo o intentar solicitar un préstamo personal con garantías adicionales para cubrir las posiciones deudoras.

Y simultáneamente, intentar vender o alquilar la vivienda aunque sea en condiciones desfavorables; cualquier fórmula es válida para evitar un procedimiento judicial que solo acarrea cuantiosos gastos y que nos conduce irremediablemente a la pérdida de la propiedad.

Dicho esto, es importante que los hipotecados sepan que el embargo comienza cuando se tiene tres o más cuotas pendientes, siendo a partir de esa situación cuando el banco inicia el tramite judicial presentando la demanda correspondiente. Reclamación que no solo es de las cuotas impagadas, sino de la totalidad de la deuda crediticia más unos gastos que suben como mínimo del 20% del total. Si al final se produce el embargo, el bien subastado casi nunca cubre el préstamo, por lo que el cliente se quedará sin su vivienda y, a mayores, con una deuda a su banco.

Por estos motivos soy un firme defensor de la dación en pago, y que si una familia tiene que pasar por este triste calvario, que su vivienda baste para pagar su deuda y ni un euro más a unos bancos cuyas malas prácticas nos han conducido a la situación económica actual. Por todo esto espero que la dación en pago se incluya en la Ley Hipotecaria con trámite de modificación de urgencia ante el deterioro de las economías familiares. Estos, y no otros, son los problemas reales de nuestra sociedad y son los que demandan una solución urgente.