El imperio Carceller, bajo la lupa de la justicia
Las peripecias judiciales y administrativas de la acaudalada familia Carceller parecen no tener fin. En pleno mes de agosto, el patriarca Demetrio Carceller Coll sufrió un ataque de sinceridad. Confesó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que posee un 10,5% de la cervecera catalana Damm, frente al escuálido 0,083% que hasta ahora tenía declarado.
El lote está valorado en la fruslería de 130 millones de euros. Nunca constó en los registros del supervisor bursátil. Más grave aún, tampoco figuraba en las liquidaciones anuales del empresario a la Agencia Tributaria.
Por su olvido en la CNMV, se expone a una sanción pecuniaria, cuya cuantía será poco menos que calderilla para el opulento empresario. En cambio, por sus ocultaciones al fisco en Damm y otras inversiones en el extranjero, la Audiencia Nacional ya lo tiene imputado.
Petición de cárcel
Tras varios lances procesales, el fiscal le pide finalmente 48 años de cárcel, amén de otros 14 para su hijo Demetrio Carceller Arce, actual presidente de Damm y administrador de los negocios familiares.
El caso encierra algunas similitudes con el de otro plutócrata, Jaime Botín, principal accionista de Bankinter, cuyo hermano Emilio falleció el miércoles pasado. A ambos y sus respectivos hijos, les pillaron hace pocos años con 2.000 millones de euros en Suiza, expatriados desde tiempos de la guerra civil española.
Sus nombres aparecieron en la lista que el suizo Hervé Falciani entregó a las autoridades francesas y éstas hicieron llegar a las españolas. Hacienda se limitó a recordar a la saga de banqueros sus obligaciones tributarias pendientes. Los Botín presentaron entonces las oportunas declaraciones complementarias, pagaron una multa de 200 millones, y santas pascuas.
Entre otros activos, Jaime Botín afloró a la sazón, por arte de birlibirloque, un 8% de Bankinter, que mantenía oculto en la Confederación Helvética. Su valor alcanzaba los 400 millones. La CNMV le abrió expediente y más de tres años después le impuso una sanción de 700.000 euros.
El caso Petroria
A diferencia de los financieros cántabros, a Carceller lo sorprendieron como consecuencia de un registro del bufete barcelonés Pretus, practicado en el curso de la operación Pretoria. La fiscalía se querelló contra Carceller y le cerró el paso a la regularización.
Los dineros que esta dinastía ha escabullido a los tentáculos del fisco andan lejos de las cifras botinianas. “Sólo” suman unos pocos centenares de millones, incluido el lote de acciones de Damm. Pese a lo aparatoso de este escándalo, en el foro madrileño pocos creen que el asunto termine con condena a pena de cárcel.
Como solía pregonar un plumífero de prosa vitriólica, el presunto fraude es de tan grueso calibre, que no cabría en una minúscula celda. Sustancia el sumario el juez Pablo Ruz, el mismo que entiende en los embrollos Gürtel y Jordi Pujol Ferrusola, entre otros muchos.
Un gigante empresarial
Otro accionista relevante de Damm es la sociedad Disa Corporación Petrolífera, con el 27,88%. Disa es un potente conglomerado empresarial con sede en Tenerife, mediante el cual los Carceller articulan sus participaciones en múltiples negocios.
La firma cuenta con varios socios minoritarios, pero quienes cortan el bacalao de antiguo son los Carceller. Por tanto, la participación de dicho linaje en Damm supera con creces el 30%, límite a partir del cual es preceptivo que todo accionista lance una opa por el 100% del capital. Pero eso no ha ocurrido de momento, porque la familia sostiene tozudamente que ni Disa es suya, ni la controla efectivamente.
Las dimensiones de ese consorcio canario son espectaculares. Es el quinto grupo de España en venta de carburantes al por menor, con más de 500 gasolineras, 200 de ellas en el archipiélago. Domina asimismo el transporte marítimo de crudo de las islas. Además, rebasa ampliamente los ámbitos de su título social y posee filiales dedicadas a inversión inmobiliaria, logística, energías renovables, gas y negocios turísticos.
Diversificaciones
Demetrio Carceller hijo se ha servido de Disa para tomar participaciones en empresas cotizadas. Figura entre ellas la constructora Sacyr, de la que tiene el 13%, valorado en unos 280 millones.
Oficialmente, el principal accionista de Disa, con el 30%, resulta ser otra sociedad holandesa, Padlock Holding, teledirigida por los Carceller. Disa movió el año pasado un volumen de negocio de 2.415 millones y dobló su beneficio hasta los 94 millones. Cuenta con un patrimonio neto de 1.200 millones.
El consejo de administración de Disa, bajo la presidencia de Demetrio Carceller Arce, está trufado de apellidos catalanes. De consejero delegado ejerce Raimundo Baroja Rieu; y son vocales José y María Carceller Arce, José Oriol Recasens Carreras, Carlos Ribas Vila, Ana Figueras-Dotti Blasco, Javier Adroher Biosca y Juan José Lliso.
También en Cacaolat
Los negocios de los Carceller no se limitan a Disa, Damm y Sacyr. También abarcan lotes accionariales en Ebro Foods, productora de arroz, pasta y salsas; la pesquera Pescanova; el fabricante de batidos Cacaolat; y la cadena de bocadillerías Rodilla, entre otras muchas. Demetrio Carceller hijo es asimismo miembro del consejo de Gas Natural.
Probablemente nos encontramos ante un caso único en los anales mercantiles nacionales. La multiplicidad de los negocios de esta saga corre pareja con la abundancia de avatares procesales en que se hallan envueltos sus miembros. Pese a lo aparatoso de las acusaciones, Demetrio Carceller hijo no ha renunciado a ninguno de sus cargos.