¿El inicio de una nueva era? Falta construir la alternativa

Con estas palabras «ahora empieza todo» resumía el ya eurodiputado de ICV, Ernest Urtasun, su reflexión el día después de las elecciones europeas.

Es cierto, estos comicios han provocado una serie de cambios en profundidad en Europa y en España que puede significar un punto y aparte dentro del mundo político.

En el ámbito del Estado español, las elecciones europeas han supuesto un verdadero terremoto político que puede ser la señal del cambio de modelo del actual esquema de partidos hegemónico. La pérdida de más de cinco millones de votos por parte del PP y el PSOE puede ser una señal de la muerte del bipartidismo. Quizás el bipartidismo está herido de muerte, pero todavía hay que construir la alternativa. Vemos por los resultados que sólo entre la Izquierda Plural y Podemos sumarían 11 diputados, muy cerca del resultado del PSOE. Y no hay duda de que la suma muchas veces significa multiplicación. Habría que aprender de Syriza que se constituyó como fruto de la unidad de grupos diversos, que costó realizar, pero que a pesar de las dificultades ha sido una historia de éxito, donde la izquierda plural y alternativa se ha constituido en alternativa real al histórico bipartidismo y a la alternancia de conservadores y socio-liberales.

¿Por qué si en Grecia ha sido posible en España no puede serlo? No hay duda de que la Izquierda Plural ha significado un esfuerzo de aglutinar a varios partidos a la izquierda de la opción socio-liberal que representa el PSOE. La coalición electoral entre Izquierda Unida, ICV, Anova, y otros grupos menores como Baztarre, es un paso interesante e importante. De la misma manera, la sorprendente aparición de Podemos, es una novedad importante a tener en cuenta, de cómo una organización que parte de la nada consigue aglutinar un volumen importante de electores, que por razones diversas la han visto como referencia. Aparte quedan organizaciones como Espacio Plural o Equo, las cuales también deben tener la oportunidad de participar en un frente amplio político y social de izquierdas y ecologistas.

No hay duda de la importancia y la dificultad del reto. Pero nadie responsable puede obviar que ahora se dan más que nunca las condiciones para articular y construir la alternativa. Una alternativa que vaya más allá de lo que ha sido hasta ahora la simple alternancia bipartidista. La situación actual del Estado, económica, social, territorial e institucional lo precisa. Es hora de construir una opción por el cambio. Hoy, una gran parte de los votantes de estas opciones que hemos citado y otros que están instalados en el abstencionismo o en la resignación lo piden y podrían ilusionarse.

Para conseguirlo no hay que obviar las dificultades. La necesidad de renovación de algunos, en el caso de Izquierda Unida, de sus formas organizativas y del deseo de controlar siempre todo por parte de algunos. Por parte de otros, como Podemos, evitando posiciones o manifestaciones dogmáticas, personalismos y derivas propias de izquierdismo infantilista que impidan su consolidación como formación política con futuro de alternativa.

En todo caso es evidente que se precisaría, por parte de todas las partes que pudieran estar teóricamente interesadas, un esfuerzo de generosidad y de capacidad de diálogo para lograr el frente amplio que la gente de izquierdas de nuestro país plurinacional necesita. Y que incluso podría influir en la difícil evolución de sectores, tradicionalmente vinculados a la socialdemocracia, hoy huérfanos de referencias.

En el ámbito europeo podríamos destacar como resultado de las elecciones al Parlamento Europeo: la caída en eurodiputados de los tres grupos que han controlado la Comisión Europea –las dos derechas hegemónicas como son el Partido Popular Europeo y los Liberal-Demócratas y los Socialdemócratas–; o que los partidos alternativos de los Verdes y la Izquierda Unitaria tendrán un conjunto de más de 100 parlamentarios. Y por último, que irrumpen con una fuerte presencia los partidos xenófobos de ultraderecha y eurófobos.

Es evidente que la política del austericidio económico y social ha castigado a sus impulsores de derechas y la aceptación y complicidad de los socialdemócratas. Y estas mismas políticas han hecho alejarse del ideal de la Europa unida a la ciudadanía, dando alas a fuerzas radicalmente contrarias a la UE. Así se han convertido en principales referentes políticos, en países de la importancia de Francia o Gran Bretaña, la ultra-derecha del Frente Nacional o la euroescéptica UKIP, respectivamente. Y no han sido casos aislados. En la propia Alemania el partido euroescéptico Alternativa por Alemania ha conseguido siete escaños en el Parlamento europeo, e incluso uno el partido nazi alemán. La excepción, con un cambio hacia la izquierda anti-austericida, ha sido la victoria de Syriza en Grecia, y en menor medida las victorias socialdemócratas en Italia o Portugal.

Frente al retroceso de partidos responsables del sufrimiento ciudadano y el avance de la extrema derecha y los anti-europeos, los partidarios del europeísmo crítico –es decir de otra Europa que tenga como prioridad los intereses de la ciudadanía por delante de los poderes económicos y financieros– que quieran potenciar la unidad social, económica y política, tienen sin duda mucho trabajo por hacer. También aquí, para la gente de izquierdas y progresista «ahora empieza todo».

Lo primero que habría que construir sería un polo político fuerte y alternativo al actualmente dominante en la UE. Para conseguirlo y tratar de conquistar primero la hegemonía social y después la política, habría que ir hacia una unificación de todos los que se reivindiquen del ecosocialismo y de la izquierda. Es decir, potenciar los planteamientos conjuntos de los grupos Verde y de la Izquierda Unitaria. Es un planteamiento que hay que hacerlo de forma meticulosa y conociendo las dificultades que comportan. Pero a la vez, sabiendo que por ejemplo, en el caso de Catalunya, la candidatura de ICV-EUiA recibió el apoyo de los cabezas de lista tanto de los Verdes europeos como de la Izquierda Unitaria, Ska Keller y Alexis Tsipras, respectivamente. Una alternativa política fuerte a nivel europeo frente a las actuales políticas de la derecha neo-liberal es necesaria. Difícil de conseguir, pero sin duda posible.

Al decir «ahora empieza todo» en el ámbito europeo se quiere decir esto. Se ha dado un paso en el Parlamento Europeo con el mantenimiento de los Verdes y la subida de la Izquierda Unitaria. Después de este paso, el siguiente sin duda alguna debe ser ayudar a que en las próximas elecciones generales en Grecia, Syriza y Alexis Tsipras, den el relevo al gobierno actual de ND y el Pasok. Es importante que haya una voz de la Europa alternativa y también en el Consejo Europeo. Y éste debe ser un objetivo de toda la gente que desea una Europa diferente que sea un modelo en cohesión social y en solidaridad.

*Manel García Biel es miembro de la comisión de control confederal de CCOO