El libro de texto como intelectual orgánico del progresismo español  

El progresismo y lo progresista, sin abandonar la teoría del fraile censor encapuchado, se encuentra en los libros de texto de educación secundaria

No es fácil caracterizar el progresismo. Muchas cavilaciones y definiciones y pocas conclusiones. Durante un tiempo pensé que la figura del progresista de nuestros días cuadraba con la del fraile medieval que, desde el púlpito, todo lo censuraba. Ambos -el fraile y al progresista- están obsesionados por la revelación y el afán de redención del género humano.  

Con el tiempo he llegado a la conclusión –provisional, por supuesto- de que el progresismo y lo progresista, sin abandonar la teoría del fraile censor encapuchado, se encuentra en los libros de texto de educación secundaria. Un nuevo “sujeto” progresista que igualmente sigue obsesionado por la revelación y el afán de redención del género humano.  

Un nuevo sujeto –el libro de texto como intelectual orgánico del progresismo español- que, propiamente hablando, aparece en los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.   

La primera generación  

La primera generación –mandato de José Luis Rodríguez Zapatero– remite al progresismo socialista o de izquierdas y tiene su importancia al establecer las ideas fundamentales -lo substantivo- de dicho movimiento. Hay que decir que las ideas aparecen en la materia Educación para la ciudadanía.     

Cuatro preguntas y cuatro textos:  

¿Cuál de los dos sistemas –liberalismo o socialismo– es el mejor? El texto: “en 1917 otra revolución, en Rusia, derrocó a los zares, devolvió al pueblo el poder e instauró un régimen de igualdad y libertades colectivas que se llamó socialismo”. Un socialismo que, a diferencia de un liberalismo que “devolvió a la gente el poder e instauró un régimen de igualdad y libertades individuales”, “devolvió [el socialismo] al pueblo el poder e instauró un régimen de igualdad y libertades colectivas” (Ediciones del Serbal).  

Las oposiciones gente/pueblo e individual/colectivo dan por vencedor a un socialismo y comunismo “democrático”.

¿Quién es el culpable de la miseria del Tercer Mundo? El texto: “A nivel de planeta, la globalización del mercado ha incidido de forma negativa en la distribución de las riquezas, y, en la actualidad, mientras en Europa, América del Norte, Japón y Australia sobra casi de todo, en diferentes países del Tercer Mundo se vive en plena miseria y cerca de 2.000 millones de personas sufren hambre y desnutrición” (Editorial McGraw-Hill). 

La oposición entre opulencia de los países globalizados y miseria del Tercer Mundo señala quién es el responsable del segundo elemento de la dicotomía: una globalización del mercado capitalista que –contradiciendo el propio texto- va más allá de la “incidencia negativa”.  

Hoy, en la España de nuestros días, los libros de texto han devenido los intelectuales orgánicos del progresismo

¿Cuál es la verdadera democracia? El texto: “Educar en democracia es iniciar en los valores de la participación… porque el hombre es social y comunitario y no puede quedar reducido al ámbito de lo individual” (Editorial Bruño). 

La doble oposición social/individual y comunitario/individual señala que la verdadera democracia no es la liberal, sino la social o socialista. 

¿Cómo debemos combatir el terrorismo internacional? El texto: “Coexistencia de civilizaciones, ¿choque o alianza? Parece que solo quede resignarse a repetir la historia. Pero se puede intentar cambiarla. Desde finales del siglo XX, una serie de propuestas canalizadas a través de las Naciones Unidas defiende una alianza entre Occidente y el mundo musulmán con el fin de combatir el terrorismo internacional por otro camino que no sea el militar: especialmente mediante el diálogo cultural y la corrección de las desigualdades económicas” (Ediciones del Serbal). 

De la doble oposición militar/diálogo cultural y militar/corrección de las desigualdades económicas se deduce que la solución está en la Alianza de Civilizaciones progresista.  

La segunda generación  

La segunda generación –mandato de Pedro Sánchez- es una adenda a los textos de la primera generación que se explica por las presiones de Unidas Podemos y el feminismo integrista que le rodea. Unos libros de texto que -en sintonía con la Ley Celaá- frecuentan temas de raíz podemita como las políticas de identidad, la eutanasia, el posfeminismo, el feminismo postcolonial, la transexualidad, la teoría queer, el ciberfeminismo, el transfeminismo, la interseccionalidad, la biopolítica, Franco, la Monarquía o Venezuela.   

Textos en que se habla de la perspectiva femenina en las matemáticas, de la ciudadanía resiliente de los mecanismos de sumisión y subordinación, del cambio de sexo, de la eutanasia y la teoría del doble efecto, de la resignificación del Valle de los Caídos, la democracia plena o de Greta Thunberg. Unos textos con una indudable carga ideológica de parte que invitan al activismo. Vale decir que de estos libros solo conocemos el borrador, cosa que dificulta el análisis de los mimos.     

Adoctrinando, que es gerundio 

En cualquier caso, en los libros de texto del progresismo español -ya sean los de primera o de segunda generación- se percibe el afán de adoctrinar a unos escolares sin conocimientos suficientes para valorar lo que se afirma. No debemos olvidar que, para el escolar, el libro de texto es sinónimo de autoridad. Autoridad: “crédito y fe que se da a una persona en determinada materia”, reza el diccionario.  

Se dirá que, después de la derrota electoral del PSOE en noviembre de 2011, desaparece la materia Educación para la ciudadanía. Cierto. Pero no es menos cierto que los contenidos de la misma se van incorporando –en diversas materias o asignaturas del currículum escolar actual- a los libros de texto de la segunda generación que corresponde al mandato de Pedro Sánchez.  

Revisitando a Gramsci  

Antonio Gramsci concibió el partido político –especialmente, el de izquierdas- como un “intelectual colectivo” en el seno del cual toman cuerpo unos “intelectuales orgánicos” que desarrollan una “función educativa, intelectual” con el objetivo de formar “personal político especializado” que estuviera “bien articulado” para “moverse como un hombre colectivo”.  (Cuadernos desde la cárcel, 1947). Hoy, en la España de nuestros días, los libros de texto han devenido los intelectuales orgánicos del progresismo.  

El progresismo se queda sin intelectuales 

Lo que llama la atención es que los libros de texto de secundaria ocupen el lugar de un intelectual orgánico de izquierdas que hoy destaca por su ausencia. Quizá, porque no hay ningún intelectual dispuesto –no es eso, no es eso- a brindar una superestructura ideológica al progresismo español. Quizá, porque se avergüence de un progresismo aluminoso en riesgo de colapso.

Licenciado en Filosofía y Letras. Ensayista, articulista, columnista, comentarista y crítico de libros
Miquel Porta Perales