El mete saca de Blesa

El ingreso en el penal de Soto del Real del expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, por orden del juez Silva, acusado de delito societario, falsedad en documento público y apropiación indebida, aunque esperada y deseada por muchos, no ha dejado de sorprender al mundo económico y financiero español al considerar que se ha puesto el listón muy bajo y que si todo el asunto que obra en poder del magistrado es lo señalado en el auto relacionado con la adquisición del City National Bank de Florida, el 90% de los empresarios del Ibex y la desde luego totalidad de los editores de prensa españolas, deberán ir preparando el petate para emprender la marcha a la penitenciaria.

Los socios de los grandes bufetes de abogados, por lo general, se han llevado las manos a la cabeza, alarmados, no solo por la decisión del juez, sino por el auto que ha permitido a Blesa gozar de las comodidades del módulo de ingreso de la cárcel madrileña, en el que no se prueba, en ningún momento, que Blesa se enriqueciera con la operación. Otra cosa es que la operación de compra fuera el resultado de una delirante operación similar a la que en España puede haber habido no solo cientos sino miles en la época de bonanza que precedió al estallido de la burbuja.

En opinión de respetables miembros de los grandes bufetes de abogados, son necesarias más pruebas que las que refleja el magistrado en la literaria acta para meter a Blesa y otros cajeros en la trena.

La resolución judicial, mezcla tantos o más deseos que realidades, al calificar de “aberrante” la adquisición, que se realizó en pleno “tsunami” económico, afirmando que provocó la “tormenta perfecta” en la entidad, por lo que el magistrado entiende que concurren “muy relevantes” indicios de criminalidad.

Elpidio José Silva ha tenido en cuenta un informe del Banco de España que le ha permitido redactar un acta en el que se afirma que “bajo una apreciación causal, la conducta del imputado ha podido ocasionar directamente daños y perjuicios económicos severos a la entidad que presidía (…) no parece que nos hallemos ante eventos fortuitos o cursos causales de todo punto inesperables, sino ante una pérdida plenamente previsible y anticipable, de no ser –en la hipótesis más favorable al imputado– por la ausencia total de la mínima diligencia en la gestión y destino proyectado para los fondos de Caja Madrid, máxime ante una cuantía tan elevada”. Y después de todo esto, le dice que con 2,5 millones de euros, resolvemos el asunto. Desde luego, no hay relación causa efecto con el monto del posible delito de apropiación indebida.

Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid entre 1996 y 2010 por obra y gracia de Aznar, desplazando a Jaime Terceiro de trayectoria y gestión impecable, fue reelegido posteriormente con el apoyo prestado por Ruiz-Gallardón, pese a la oposición de Esperanza Aguirre que tenía otro candidato.

Hoy Blesa es considerado como el máximo responsable de la desastrosa gestión que llevó a la entidad a una situación financiera calificada de deplorable y a un agujero ciertamente reseñable, lo que está siendo investigada por la Audiencia Nacional –caso Bankia- y que en su momento determinará el grado de responsabilidad de los miembros de la larga lista de imputados encausados. Ese parece ser que sería el momento, en el que pueden ingresar en prisión más de un responsable de la “quiebra” no solo de Caja Madrid, sino del resto de entidades que se fusionaron para constituir Bankia.

Mientras tanto, lo de Blesa no parece que sea más que un precipitado acto fallido.