El presente de la inteligencia artificial  

"Resulta paradójico ver a los políticos en Bruselas deliberar sobre la inteligencia artificial, abandonando la inteligencia natural. [...] Nos encontramos ante un presente donde la inmensa mayoría de las personas vive en una realidad suburbana, periférica, mientras pasean por los bulevares del lujo de la realidad virtual”

La Unión Europea será el primer continente que reglamentará el uso de la inteligencia artificial y, en concreto, el desarrollo impulsado de ChatGPT. La reglamentación busca controlar una IA que vulnera la intimidad de los ciudadanos, que engaña, vigila y controla a los usuarios, y poner freno a la discriminación que se genera para ciertas solicitudes, como conseguir trabajo o acceder a un crédito, al cruzar datos que desvelan aspectos de la vida de las personas y que son utilizados para rechazarlas.

Fotografía fechada el 26 de abril de 2023 de una pantalla con el sitio web del ChatGPT de OpenAI. EFE/ Rayner Peña R.

Para lograr el objetivo, algunos países, como Alemania o Francia, intentan que la Unión Europea active normas que promuevan la autorregulación para evitar obstáculos a la innovación y competitividad. La cuestión principal que preocupa a todos los países de la Unión Europea, no se centra tanto en la defensa de los derechos individuales que la IA pueda poner en riesgo, como en el imperativo de los Estados de garantizar la seguridad nacional y tener el control y dominio de la tecnología para no perder su poder; un poder que está siendo socavado, no tanto como consecuencia de los cambios tecnológicos, sino por la certeza que tienen muchas personas, que ya no ven ninguna ventaja en ser ciudadanos, de que el futuro no traerá nada bueno.   

El escritor de utopías negativas J.G. Ballard, en una entrevista concedida en 2003, se interroga sobre el futuro:  

“Recuerdo que hace años alguien me preguntó: ¿Cómo definiría usted el futuro? Yo contesté: Muy fácil, el futuro será aburrido. Estaremos todos aburridos y cuando la gente está aburrida, como los niños cuando se aburren, empieza a romper los juguetes. Veo suburbios que se extienden por todo el planeta, la suburbanización del alma, vidas sin sentido, aburrimiento absoluto. Una especie de mundo de la TV de la tarde, cuando estás medio dormido… Y, de vez en cuando, ¡bum! Un acontecimiento de una violencia absoluta, del todo imprevisible: como un loco que dispara en un supermercado, una bomba que estalla”.  

Un acontecimiento de una violencia absoluta, del todo imprevisible: como un loco que dispara en un supermercado, una bomba que estalla

La Unión Europea, que sea afanado en legislar el desarrollo y la utilización de la inteligencia artificial para evitar sus efectos negativos, al mismo tiempo no acaba de admitir que muchas personas, sobre todo los jóvenes, no encuentren ya ningún sentido a la política y a oponerse a una realidad que sobrepasa la capacidad de acción de las instituciones.

Resulta paradójico ver a los políticos en Bruselas deliberar sobre la inteligencia artificial, abandonando la inteligencia natural, lo humano, para mejorar las condiciones de los ciudadanos a los que representan. Nos encontramos ante un presente donde la inmensa mayoría de las personas vive en una realidad suburbana, periférica, mientras pasean por los bulevares del lujo de la realidad virtual.  

Resulta paradójico ver a los políticos en Bruselas deliberar sobre la inteligencia artificial, abandonando la inteligencia natural

La realidad aumentada, las experiencias inmersivas, el metaverso, las gafas de realidad virtual, la neuro tecnología, el cuerpo modificado que se acerca al ideal del cyborg, los cantos de sirenas intelectuales que buscan seducir al hombre para que abandone el humanismo y abrace el post humanismo, ya son una realidad al que los Estados Europeos no saben dar respuesta.

El esfuerzo de la Unión Europea por legislar el desarrollo y uso de la IA poco o nada tiene que ver con la defensa de los derechos de las personas; su propósito es evitar el hundimiento de los Estados, que no solo ya no están a tiempo de dominar el territorio de la realidad virtual, sino que no tienen la fuerza suficiente para gobernar la realidad.